UNA PALABRA
“Apunto a que todo chico que entre a mi gimnasio no vuelva más a los malos hábitos de la calle”
Sergio Medina es entrenador de boxeo y gestiona su propio gimnasio en la capital puntana. El profesor se adentró en la vocación que lo llama a cumplir un rol esencial tanto dentro del ring como en lo extradeportivo. La preparación mental del pugilista, el legado familiar que deja y la figura indispensable de su esposa en su vida, algunos de los tantos ítems sobresalientes en un capítulo más del ciclo de entrevistas de ANSL.
‘Una Palabra’, la propuesta de Agencia de Noticias San Luis (ANSL) que pretende alternar la vorágine informativa del día a día con entrevistas profundas a personalidades destacadas de la provincia, sumó un capítulo más con el entrenador de boxeo, Sergio Medina, quien utiliza su casa en el barrio Eva Perón de la capital como un gimnasio para recibir a decenas de chicos todos los días.
En su testimonio, el profesor recapituló sobre sus días como boxeador profesional y su posterior incursión al mundo del entrenador. Lo que arrancó hace una década como un sueño disperso hoy se convirtió en ‘El Luchador’, un gimnasio de referencia en el deporte de los puños al que asisten más de 200 jóvenes y adultos. “Empecé entrenando a mi sobrino y dos o tres chicos más en el comedor de mi casa. Tuve dudas y decidí dejarlo por el trabajo pero hubo padres que vinieron y me pidieron que siga, porque habían muchos más que querían venir. Así me inicié y me di cuenta que podía hacerlo”, recordó.
Al margen de las enseñanzas concretas que puede aportar Medina sobre aspectos tácticos, técnicos y físicos del boxeo, su mayor meta es influir en el ámbito personal de sus ‘pupilos’, como él mismo los denomina. “Lo primero que hago es conocer a la persona, quiero que utilicen esto para salir de los problemas que puedan tener. Apunto a que los chicos que lleguen al gimnasio no vuelvan a los malos hábitos de la calle. A muchos los llevo a mi casa unos días antes de alguna pelea, que estén conmigo y me cuenten sus problemas. Veo que todo lo que les hace falta es un poco de alegría, de salir del trajín del día a día que por ahí les cuesta”, explicó el entrenador.
Uno de los orgullos más grandes de Medina es haber sido el primer integrante de su árbol genealógico en practicar el boxeo y poder observar cómo sus hijos y sobrinos optaron por seguir sus pasos. “Me genera mucho porque no hubo nadie antes que yo. Ver que la familia sigue la misma cadena es impresionante, me pone muy contento. Vengo de una infancia complicada y reflexionar sobre todo lo que estoy logrando es una caricia a la autoestima, te dan ganas de seguir”, expresó.
Por último, el entrevistado se refirió a su esposa, a quien describió como un pilar fundamental en su proyecto de vida. Medina recordó como, en su preparación para recibir la licencia nacional de la Federación Argentina de Box (FAB), fue ella quien lo instaba constantemente a estudiar. “Yo creía que me las sabía todas por haber peleado, fue ella quien me puso en línea. Es la que pone todo en regla, la que endereza lo que está torcido”, destacó.