La ansiada escrituración
“Es un sueño cumplido”
Para María Rosa Salinas, conseguir la escritura de su casa es además una alegría enorme que la deja sin palabras. Un logro que llegó mucho antes de lo esperado y un trámite sin complicaciones.
“Yo tengo mi casita desde 1999, pero la escrituración la comencé el año pasado. Nunca hubiera podido hacer realidad este sueño si no contaba con esta oportunidad de las facilidades del Plan Mi casa, mi Escritura. Casi que no lo puedo creer”.
María Rosa es una luchadora. No ha tenido nunca las cosas servidas en bandeja, siempre ha tenido que salir ‘a pelearla sola’, a fijarse sus metas y después trabajar incansablemente para alcanzarlas. Hoy siente que es un alivio y una tranquilidad enorme: “También, una hermosa sensación de seguridad. Ya le di las gracias al gobernador Poggi y a la ministra (de la Vivienda) cuando recibí la carpeta, pero lo digo otra vez: muchísimas gracias señor gobernador por hacer realidad este anhelo. Lo voy a compartir con mi hija Camila y mi nieta Valentina”.
Por la mañana, ellacumple funciones en la Escuela Puertas del Sol y para poder estar en el acto, pidió permiso en la ULP donde por la tarde enseña ajedrez a los más pequeños, sala de cinco y 1°, 2° y 3° año: “Me da pena dejar el acto antes de que termine todo, pero mis chiquitos me esperan”, dijo sonriendo y partió a toda prisa con su mochila cargada de actividades para ellos.
“Es por lo que he luchado toda la vida”
Andrea abraza feliz a su hijo Fernando y siente esa enorme satisfacción que aparece después de conseguir la tranquilidad de ser la propietaria de su hogar.
También participó feliz del acto que encabezó el gobernador Claudio Poggi junto a la ministra de la Vivienda, Cecilia Lucero, y su equipo de colaboradores.
“Cuando me convocaron no lo podía creer. Imaginate lo que se siente saber que lograba algo por lo que he luchado toda la vida, que mis hijos tenga el día de mañana la seguridad de vivir en su propio techo, de saber que le dejaré algo tan trascendente como una vivienda”, explica Andrea muy emocionada. En su casa, ella vive junto a su pareja José y a sus otras hijas, Samira de 9, Priscila de 6 y Candela de 4.
Sus padres trabajan en un campo de La Calera y no ha tenido aún oportunidad de comunicarles semejante novedad: “Van a llorar como locos, tanto como lloré yo”.
Antes de saludar al gobernador Poggi, ella pensaba para sí misma: ‘Aguantá Andrea, no te largues a llorar’, pero le fue imposible evitarlo, “son lágrimas de alegría pura”, dijo sonriente, con algo de apuro.
También continuó hablando de sus padres: “Imagino la cara de ellos cuando les muestre la carpeta” y la levanta orgullosa como si fuera el premio más esperado.
Las palabras de Andrea recrean las emociones de los otros adjudicatarios que volvieron a sus hogares con la escritura en sus manos.
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Nota y foto: María José Barroso – Prensa y Comunicación Ministerio de la Vivienda