“Este libro representa todo: es dolor, llanto y alegría; una conjunción de sentimientos”

La escritora Dolores Valentino participó del ciclo de entrevistas ‘Una Palabra’, donde brindó detalles de su más reciente libro: ‘Murmullos en la habitación 211’. Contó cómo es su proceso de escritura y sus tópicos literarios, como el amor y la familia, que ahondan en sus obras.  

En una nueva edición de ‘Una Palabra’, Dolores Valentino dialogó sobre su publicación literaria ‘Murmullos en la habitación 211’. El libro, es una recopilación de sentimientos y vivencias, narrados en días específicos, sobre la experiencia de la autora con el cáncer de mama. “El objetivo que me puse con este escrito es llegar a las mujeres que habíamos pasado por esta misma situación”, explicó.

La mañana que se enteró que padecía cáncer de mama, Dolores, escribió sobre su visita al médico: “Cuando llegó el momento, mientras miraba mis estudios, pude percibir en su rostro, que iba a decirme lo que nunca hubiese querido escuchar”.

En su dialogo con Agencia de Noticias San Luis, expresó que “fue difícil escuchar aquellas palabras”. Lo primero que se formó en su mente tras salir del consultorio fue el nombre de su hermana, quien sufrió la misma situación.

El 15 de mayo, por la mañana, Dolores ingresó a la clínica para someterse a una cirugía. “Verme así, envueltos mis senos por una faja, y el dolor latente que me ahuecaba el pecho, me produjo una sensación fuerte de tristeza, y lloré”, escribió rememorando el despertar de la anestesia en la habitación 211.

La autora, contó que eligió la portada del libro por la importancia que tuvo en su vida. “Quise tener como referencia la puerta, que para mí es muy significativa. Este libro representa todo: es dolor, llanto y alegría; una conjunción de sentimientos”.

Una parte importante del proceso que vivió Dolores, fue la presencia de su esposo e hijos en cada etapa. “La familia jugó un rol muy especial, fueron los que me hicieron el acompañamiento en la enfermedad. Yo siempre hago hincapié en eso, la familia es primordial para un enfermo”, contó. El 1° de julio escribió: “A las 15:00 llegó el camillero a buscarme, todo estuvo a horario. Casi no tuve tiempo de pensar en lo que llegaría después. Mi hija Cecilia estuvo en el momento que me llamaron y escuché que decía, en voz alta: ¡Todo saldrá bien!”.

Una experiencia de algunas mujeres que pasaron por el quirófano, es verse nuevamente en el espejo y no sentirse completa. Dolores, el 3 de junio, redactó: “Todo me retrotrae a otros junios, a otros otoños, donde no habitaba el insomnio, ni el dolor, ni siquiera la cicatriz. Hoy, debo convivir con ella, hacerme amiga, porque es parte de mí”. Aquella marca que decora su pecho, que curó ella misma, es un emblema que atesora. Enfrentarse al espejo, desnuda, es reivindicar el cuerpo de la mujer y de madre.

Tras finalizar tres sesiones de quimioterapia, la doctora la despidió con una sonrisa, los meses de incertidumbre finalizaron de una manera gratificante. Dolores, en febrero de 2025, escribió: “Para terminar la historia, o un pasaje de mi vida, quiero pedirles, mujeres, que nunca bajen los brazos, porque tenemos herramienta para salir a batallar y vencer la enfermedad ¡Se puede!”, concluyó en ‘Murmullos en la habitación 211’.

“La escritura significa todo para mí, porque me ha salvado muchas veces de sucesos de la vida”, expresó. El primer escrito de Dolores fue ‘Alitas Dormidas’, un cuento que surgió a raíz de la pérdida de su primera nieta.

Una de las características que resalta en la escritura de Dolores es su forma de reivindicar el papel de la mujer en la sociedad. En su novela, ‘Latidos en la huella’, donde nos presenta a Rosalba, una mujer de la ruralidad que “le presté un montón de vivencias mías del campo”. Además, el amor es un sentimiento que se entrelaza en todos sus escritos: ‘Cartas para el alma’, ‘Corazón de luna’ y ‘Yo niña. Yo mujer’.

Finalmente, Dolores expresó: “Quiero dejar correr este libro y que le llegue a un montón de mujeres. Después seguir escribiendo, por supuesto”.

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