Turismo San Luis

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INTERCOLEGIALES DEPORTIVOS
domingo, 30 junio de 2024 | 18:14

“Los recuerdos más hermosos de la escuela son los Intercolegiales”

Lo dijo Eugenio Kowaliszyn, el abuelo de Felipe, quien este viernes debutó con el colegio ‘Don Bosco’ en los Juegos Intercolegiales Deportivos.

Este viernes, en el salto inicial para el básquet en los Juegos Intercolegiales Deportivos, desde la platea del estadio de GEPU alentaba Eugenio Kowaliszyn a uno de los jugadores del colegio ‘Don Bosco’, representando de manera perfecta el espíritu del certamen deportivo más convocante para los estudiantes de toda la provincia.

 El corazón de don Eugenio latió al ritmo de la naranja durante la hora que duró el partido. Su nieto, Felipe, era para sus ojos la estrella del equipo en el debut en los Juegos Intercolegiales. Con manos temblorosas y vestido con elegancia para su mañana de gala, acomodó el cuello de su campera y se dispuso a disfrutar del “festival de su ‘Feli’”, quien cada vez que convertía un tanto o realizaba una buena jugada, instantáneamente giraba la mirada hacia su abuelo para dedicarle cada una de sus acciones.

En el ‘Emilio Perazzo’ que fue testigo de las mayores conquistas del básquet sanluiseño, Eugenio recordó su paso por los Intercolegiales de hace casi 60 años, cuando en ese mismo lugar también había una cancha de básquet, pero sin techo, con piso de baldosas y aros con tablero de madera. Allí, Eugenio tuvo su despertar en el básquet, gracias a los épicos clásicos escolares entre su escuela, la Normal de varones (hoy Normal Mixta) y el Colegio Nacional, a cancha llena, con partidos por la noche para que la gente pueda asistir a esa gran fiesta deportiva. “Los recuerdos más hermosos de la escuela son los Intercolegiales”, aseguró.

Contando sus anécdotas en el deporte, sobre todo con el básquet, Eugenio explicó que jugó más de 25 años, primero en el extinto club ‘Juvenil’ de San Luis, para luego mudar su talento a Sociedad Española. Pero entre anécdotas, el abuelo no quitó la vista de su nieto que brillaba en la cancha. Cada punto era un latido más fuerte en su pecho. Al final, don Eugenio, después de recibir el abrazo triunfal de Felipe, confesó entre risas: “Dicen que las personas que son buenas para los deportes heredan la habilidad de sus abuelos”.

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