FILOSOFÍA
¿Qué es el tiempo?
Detener el tiempo ha sido y sigue siendo el gran sueño de todas las personas que saben que su tiempo ya está pasando.
Todo sigue marchando, nada para, nada se detiene. Vamos por el tiempo como si fuera un espacio, como si no lo pudiéramos parar. Podemos pensar si va para adelante o para atrás, si es circular o lineal, pero lo que todos sabemos es que el tiempo siempre continúa. Todo muere, todo se acaba, pero el tiempo sigue.
San Agustín decía que lo primero que se puede decir del tiempo es que hay un pasado, un presente y un futuro. El pasado es el tiempo que ya no es y el futuro, el tiempo que aún no ha sido, es decir que el pasado y el futuro no son nada, son dos momentos que no existen.
El presente, por otro lado, es indefinible. Resulta imposible definir el ahora porque el hoy ya está pasando. El presente está siempre yéndose. Es el punto de encuentro entre el pasado y el futuro, es decir, entre lo que ya no es y lo que aún no ha sido, entre una y otra nada.
Según San Agustín, el presente no es nada. El tiempo es lo que siempre está cambiando. Por eso, preguntarse por el sentido del tiempo es querer darle estabilidad a lo inestable, a lo que siempre muta.
En la antigüedad, los griegos sostenían una concepción del tiempo circular porque tomaban como modelo el retorno permanente de las cosas, la repetición de los ciclos naturales, como el paso de las estaciones que se repiten año a año, o el día y la noche que se suceden diariamente.
Todo se repite, aunque nada sea siempre igual a nada, todo retorna siempre con cierta regularidad. En la concepción circular del tiempo no hay principio ni final, ya que lo circular ni comienza ni termina.
Por otro lado, en la modernidad se planteaba la linealidad del tiempo como un proceso al que hay que ir dándole sentido. El tiempo y la vida valen en la medida en que nos realizamos. El sentido de la vida es que la vida tenga sentido.
Aprovechar el tiempo se convierte en un valor principal, ganar tiempo y volverlo cada vez más productivo, pero, ¿aprovecharlo para qué? ¿Y si en vez de ganar tiempo lo perdiéramos?
Sólo cuando podemos interrumpir la linealidad del tiempo tomamos conciencia de lo que realmente es y entendemos que el tiempo nos trasciende, el tiempo sigue más allá de nuestra existencia.
Tomarnos un rato, salir a caminar, leer un libro, salir con amigos, conectar con el momento, con la naturaleza, es una buena manera de interrumpir la linealidad del tiempo y vivir el instante, que como muchos otros, también será pasajero.
Fuente: Confesiones, San Agustín
Nota: María Helena Montiel