“Comencé a vivir cuando me enfermé de esclerosis múltiple”

Marcelo Scrimaglia, uno de los corredores de la 15ª edición, llegó a la meta impulsado por sus deseos de vencer la adversidad.

Marcelo Scrimaglia, uno de los corredores de la 15ª edición del maratón “Calle Angosta”.

Este domingo se celebró en Villa Mercedes la 15ª edición de la maratón “Calle Angosta”, organizada por la Agrupación Atletas Villamercedinos, con el apoyo de la Intendencia y del Gobierno de la Provincia, que no sólo convocó a profesionales y amateurs de la ciudad, sino también a corredores de otras regiones del país.

Poco antes de las 19:00, hora fijada para la largada, entre los 300 participantes se encontraba Marcelo Scrimaglia, un villamercedino radicado desde hace varios años en Catamarca, que volvió no sólo para visitar a familiares y amigos, sino también para ser parte del pelotón y cumplir el circuito de 10 kilómetros. Sucede que correr se ha convertido en un sinónimo de vivir para este hombre de 48 años, a quien en 2011 le diagnosticaron esclerosis múltiple.

“Hace un año atrás arrastraba los pies, no podía mantener el equilibrio y me caía en mi casa, en el colectivo, en la calle, sentía mucha impotencia y prácticamente no podía caminar”, rememoró el atleta, que a pesar de sentirse cautivo de semejantes limitaciones no perdió la esperanza de poder alcanzar una mejor calidad de vida.

Un revolucionario tratamiento alternativo, que prometía sanarlo, lo mantuvo durante varios meses viviendo una falsa ilusión, “porque lamentablemente la esclerosis múltiple no se cura, pero sí se le puede hacer frente con voluntad, fe y amor”, recalcó.

Amén de obedecer a los especialistas que lo asisten en Catamarca, Marcelo decidió buscar una ayuda extra, que encontró en el deporte y la actividad física; un estilo de vida que practicaba durante su adolescencia y juventud, que le inculcó su padre, el reconocido ciclista villamercedino Lorenzo Scrimaglia.

“Un día, cuando pasaba por un club donde jugaban básquet, decidí entrar y pregunté si podía sumarme. Así me hice habitué del lugar, y aunque primero ni siquiera veía la pelota, al poco tiempo ya estaba jugando. Luego sumé a eso la natación y caminar. Un día descubrí que podía correr de nuevo, fue cuando redoblé la apuesta”.

Las maratones de Tucumán, Catamarca y Buenos Aires lo tuvieron como corredor, logrando cumplir con todos los recorridos, “pero hacerlo en mi provincia, en mi ciudad, era algo que me daba mucha ilusión, ya que soy de aquí, donde tengo a mi familia, a mis amigos, a mis afectos; necesitaba correr en Villa Mercedes. Hoy soy más local que nunca”, acotó emocionado. Pocas horas después, Scrimaglia lograría llegar a la meta de la maratón “Calle Angosta”.