VILLA DE MERLO

Mogote Bayo: un paseo que conecta con la naturaleza y la vida


La reserva natural es mucho más que un paseo: es una experiencia que conecta con lo esencial, que invita a cuidar lo que se tiene, a disfrutarla sin agotarla y a entender que los ecosistemas serranos tienen un valor inmenso, ambiental, estético y turístico para San Luis.

Aire, verdor y pureza. La reserva ofrece a los sanluiseños y visitantes increíbles paisajes serranos.

Cerca del centro de Villa de Merlo, en la Sierra de los Comechingones, se abre un refugio de paz y biodiversidad que invita a caminar despacio, respirar profundo y mirar el mundo desde otra dimensión: la Reserva Natural Mogote Bayo. Se trata de un espacio protegido que combina paisajes serranos, flora y fauna autóctona y una oferta para quienes buscan turismo verde, educación ambiental y experiencias al aire libre.

Esta reserva ocupa unas 330 hectáreas, a aproximadamente 1.180 metros sobre el nivel del mar. Fue donada por la Fundación Espacios Verdes con el fin de promover la conservación, la educación ambiental y el turismo sostenible.

Formalmente establecida como Área Natural Protegida en el año 2000. Uno de sus roles más vitales es el abastecimiento de agua: los manantiales que se encuentran allí cubren cerca del 60 % del consumo de agua de Villa de Merlo. Además, Mogote Bayo protege ecosistemas del bosque del Chaco Serrano, con especies que se encuentran en peligro o tienen distribución imitada, como el tabaquillo, el cóndor andino, pumas y corzuelas.

Mogote Bayo no es solo contemplación, también es acción, aprendizaje y aventura. Algunas de las actividades más destacadas:

Senderismo: hay recorridos de baja, media y alta dificultad. Entre los más populares, el camino hacia la Cruz de Mogote Bayo (estación XIV del Vía Crucis) y senderos que recorren la diversidad del ecosistema como el sendero de biodiversidad y el histórico-cultural.

Miradores naturales: en los recorridos se abren vistas panorámicas del Valle del Conlara y de las Sierras de los Comechingones.

Observación de flora y fauna: para quienes disfrutan avistar aves (como el cóndor), observar plantas aromáticas o medicinales y entender la ecología serrana.

Educación ambiental: charlas dictadas por guardaparques, recorridos guiados para sensibilizar sobre conservación, biodiversidad y uso responsable del entorno.

Accesibilidad: personas con movilidad reducida pueden participar de excursiones y senderos adaptados, con acompañamiento.



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