CONMEMORACIÓN
Luján, una localidad con historia, cultura, turismo e identidad propia
Su fundación fue fijada simbólicamente el 10 de septiembre de 1816 por el Honorable Concejo Deliberante, tras una ordenanza aprobada el 6 de septiembre de 2025. Esta fecha se eligió porque en ella los vecinos de Río Seco (nombre anterior del lugar) juraron la independencia en un acta que se conserva en el Archivo Histórico Provincial.

La localidad de Luján, situada en el departamento Ayacucho, al noreste de la provincia de San Luis, tiene sus raíces en la segunda mitad del siglo XIX. El asentamiento original estuvo vinculado a pobladores rurales y familias criollas que eligieron este valle por sus tierras fértiles y su ubicación estratégica, en cercanía con las sierras y los cursos de agua de la región.
Con el tiempo, la localidad se consolidó como un núcleo agro-ganadero, conservando tradiciones, fiestas religiosas y un fuerte sentido comunitario.


La parroquia en honor a la Virgen de Luján, advocación mariana que le dio nombre y que aún hoy concentra la fe de sus habitantes, fue fundada oficialmente el 18 de octubre de 1877.
Luján mantiene una fuerte identidad cultural, sostenida en la devoción a la Virgen y en la celebración de las fiestas patronales de octubre, que reúnen a pobladores locales y visitantes en misas, procesiones, música y danzas folclóricas.
Además, la localidad conserva pinturas rupestres en la zona de Piedra Blanca, que revelan la presencia ancestral de pueblos originarios, con figuras geométricas y zoomorfas pintadas en cuevas y aleros. Este patrimonio arqueológico enriquece la oferta cultural, al combinar historia prehispánica con tradiciones criollas y religiosas.
Con el paso del tiempo, Luján se ha posicionado como un destino con gran potencial para el turismo alternativo:
Turismo cultural y religioso: gracias a su iglesia histórica y las fiestas patronales.
Turismo arqueológico: con la posibilidad de visitar sitios con arte rupestre como Piedra Blanca.
Turismo rural y de naturaleza: la zona ofrece escenarios serranos ideales para caminatas, cabalgatas, avistaje de flora y fauna, y el contacto con comunidades rurales que mantienen vivas sus costumbres.
Turismo gastronómico: la producción artesanal, desde quesos hasta dulces y comidas típicas, forma parte de la experiencia local.




