MES DE SAN LUIS

La Carolina, centinela de la historia del oro y los mineros


Esta joya histórica, cultural y turística se encuentra enclavada al pie del majestuoso cerro Tomolasta, rodeada de sierras, arroyos y aire puro. La Carolina es mucho más que un pueblo, es un viaje en el tiempo que invita a descubrir la esencia de la historia y la cultura argentina.

La fiebre del oro dejó huellas profundas: túneles, bocaminas y relatos que susurra el viento serrano.

Fundado en 1792 por el virrey Marqués de Sobremonte en honor a la esposa de Carlos III de España, La Carolina emergió como villa minera tras el descubrimiento de oro en la zona. Con más de 3.000 mineros y decenas de asociaciones extractivas activas entre los siglos XVIII y XIX, la fiebre del oro dejó huellas profundas: túneles, bocaminas y relatos que susurra el viento serrano.

Hoy, aunque las vetas se agotaron, el pueblo no perdió su brillo; al contrario, se transformó para renacer con fuerza como destino turístico y cultural.

Patrimonio cultural: poesía, arquitectura y arqueología

La arquitectura barroca y las calles empedradas conservan el espíritu colonial, evocando un pasado minero lleno de esperanza y esfuerzo.

La rica herencia poética vive en el Museo de la Poesía, en la casa natal de Juan Crisóstomo Lafinur, poeta y filósofo puntano de profunda relevancia. El espacio alberga manuscritos, obras y un laberinto de sol de piedra, en homenaje a su legado y vínculo con Jorge Luis Borges.

A 20 kilómetros, la gruta de Inti Huasi, Casa del Sol, se alza como un yacimiento arqueológico prehistórico de gran envergadura, hoy patrimonio cultural de San Luis, y testimonio de civilizaciones ancestrales.

Gruta de Inti Huasi.

Turismo sostenible y experiencias vivenciales

En 2023, La Carolina fue distinguida como uno de los Best Tourism Villages por la Organización Mundial del Turismo, reconociendo su compromiso con la identidad cultural, la naturaleza y la sostenibilidad.

Con apenas 300 habitantes, el pueblo apostó por un modelo peatonal: durante la temporada alta y los fines de semana, el acceso vehicular se limita, incentivando el paseo a pie o en bici para cuidar su fisonomía y tranquilidad.

Actividades distintivas

Excursiones a la mina Buena Esperanza: equipados con casco y lámpara, los visitantes exploran túneles de hasta 300 metros, descubriendo estalactitas, fallas geológicas y minerales, mientras escuchan las historias mineras.

Búsqueda de oro artesanal en el río Amarillo: una experiencia vivencial en el arroyo teñido de tonos dorados donde aún se bate oro, como antaño.

Trekking, cabalgatas, rappel y arreo de llamas: el entorno natural ofrece senderos como el Camino de la Zorra y ascensos al Cerro Tomolasta, con vistas imponentes y aventura segura.

Museo de la Poesía y Museo Mineralógico: un enfoque dual entre cultura y geología que profundiza la experiencia local.

Sabores serranos

La oferta gastronómica local destaca el cordero a la estaca, guiso minero, empanadas regionales y dulces, acompañados por cervezas artesanales, una bebida tradicional. Un enclave que inspira y conserva

La Carolina representa un ejemplo de turismo responsable, donde la identidad local, el patrimonio y el entorno natural no solo se protegen, sino que se celebran. Su peatonalización y el reconocimiento global son señales de un futuro donde la memoria y la comunidad van de la mano.

La Carolina no es solo un destino, un rincón detenido en el tiempo, vibrante y acogedor que espera ser descubierto, es una experiencia única.



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