UNA PALABRA
La historia de Igor Joloidovsky, el basquetbolista sanluiseño que juega en las selecciones juveniles
En su testimonio con ANSL, el alero de 1.93 metros de altura se remontó a sus inicios en el deporte en Sociedad Española, su paso por GEPU y sus desafíos actualmente compitiendo en Instituto de Córdoba y la Selección U15. Su idolatría por Ginobili, el refugio en sus padres y los aprendizajes cotidianos, algunos de los temas que aborda la estrella local.
Igor Joloidovsky nació en San Luis en febrero del 2009 y desde muy temprana edad incursionó en diversos deportes. Probó fútbol, karate, pero ninguno terminaba de convencerlo, hasta que se encontró con la pelota anaranjada y no la soltó más. El joven desarrolló una pasión especial por el básquet, uno que lo depositó este año en el Sudamericano U15 con la Selección Argentina y que fue mutando de hobby a aspiración profesional con el paso del tiempo. La Agencia de Noticias San Luis (ANSL) lo invitó al ciclo de entrevistas ‘Una Palabra’ en pos de conocer en profundidad su historia.
Su trayectoria comenzó en Sociedad Española: “Jugué desde los siete u ocho años hasta los 12, cuando me cambié a GEPU. En ese club me di cuenta que me quería dedicar a esto”, señaló Igor, quien durante esa época empezó a competir en torneos de mayor jerarquía y fue observado por reclutadores de Instituto de Córdoba. En 2023 aprobó el periodo de prueba y desde el 2024 integra las filas de ‘La Gloria’.
Uno de los golpes de timón de su corta carrera deportiva sucedió también durante el año que acaba de finalizar, cuando lo convocaron por primera vez a la preselección nacional. “Yo estaba en el colegio cuando de repente me llama un amigo y me dice ‘¿viste que quedaste?’. Cuando vi mi apellido ahí dije ‘no, no puede ser’”, recordó el joven, quien además explicó que no lo esperaba porque “siempre los jugadores que están en carpeta participan de diferentes campus y yo no había ido a ninguno, entonces perdí la esperanza para este año. Cuando fui me sentía de otro mundo, el resto ya se conocían”.
Uno de los aspectos que el propio jugador destaca sobre su personalidad es su capacidad de adaptarse a lo que demanda cada situación de él. “Tengo que trabajar mucho todavía, pero siento que encuentro la forma de acostumbrarme a lo que necesita el equipo o el entrenador”, subrayó, y aseguró que a medida que acumula entrenamientos y partidos también empieza a soltar su mejor básquet.
Como todo deportista, Igor tiene un listado de referentes que considera modelos a seguir y de los que aprende observándolos jugar. “De Argentina me gusta mucho Ginobili y Campazzo, creo que si pudiera elegir jugar un partido con cualquier jugador sería Ginobili, porque sabe y entiende lo que es jugar en la Selección, algún consejo puede darme. De afuera, como en la NBA, me gusta Kobe Bryant”, explicó el joven.
Por último, Igor se refirió a sus padres, dos pilares que le sirven como cable a tierra ante todos los cambios que atraviesa en su vida. “En San Luis siempre iban a mis partidos y lo primero que hacía era hablar con ellos, no solo de lo que pasó en el juego sino para despejarme. Ahora hay muchos partidos que no los tengo por estar lejos, pero apenas puedo los llamo y les cuento lo que pasó. Si es bueno me emociono y les contagio esa alegría, pero si es malo me ayuda hablarlo también”, indicó.