PRIMER AÑO DE GESTIÓN
El tejido social, que estaba roto, comienza a dar signos de recuperación
Hay dos cuestiones indisolubles a solucionar para recuperar la calidad de vida en San Luis: la educación y la seguridad, que están entrelazadas por un denominador común que marcó el deterioro, el tejido social roto con el que se encontró el gobernador Claudio Poggi cuando asumió hace un año.
Por eso hubo que accionar rápidamente en ambos aspectos para comenzar a suturar esa degradación que afecta sobre todo a las capas más vulnerables de la sociedad. Con siete de cada 10 chicos sumidos en la pobreza, no había tiempo que perder. “El tejido social roto se reconstruye con más educación, con más salud, con acceso a la vivienda, con más deporte y cultura que permitan contener a nuestros chicos, con más políticas para la primera infancia, para nuestros mayores y para la discapacidad”, resaltó en su discurso ante la Legislatura.
La ‘tragedia social’ que vive la provincia tiene culpables directos. Uno de ellos es la carencia que penetra en las familias y, particularmente, en los más pequeños. La estadística que marca que el 70% de los chicos viven en hogares con severas carencias, económicas, educativas, sanitarias y culturales es alarmante. “Allí hay carencias de sueños, viven con la familia rota, sin trabajo o acceso a la vivienda, con mucha violencia intrafamiliar y una inseguridad que alteró nuestra tranquilidad como sociedad”, aseveró el Primer Mandatario.
La droga es otro aspecto al cual Poggi responsabilizó sobre la realidad social en San Luis. Aseguró que es un factor que “penetró como un colador, enfermando a nuestros chicos, convirtiéndolos luego en vendedores de droga y obligándolos a delinquir para la droga. Mientras tanto, los verdaderos delincuentes, los pescados gordos, circulan por nuestras calles en libertad y con impunidad. Cuando uno habla de impunidad, obviamente también está hablando de complicidad con el poder”, sentenció.
En cuanto a las formas de atacar el problema, el Gobernador reparó en la importancia de la educación, especialmente en los inicios formativos. Pero, para que el nivel educativo de los chicos sanluiseños sea adecuado para construir una provincia mejor, es necesario primero cumplir con los requisitos básicos de la vida, que lamentablemente no siempre están garantizados.
“El contexto social grave de hoy hizo que tuviéramos que priorizar políticas públicas de contención social. Priorizamos la alimentación nutricional escolar de nuestros niños, porque un niño con hambre no aprende, no comprende, lo condenamos a no tener la educación que necesita para su futuro”, describió. De este diagnóstico surgió el Plan Alimentario Nutricional Escolar (PANE), que ya llega al 100% de los chicos del nivel Inicial, Primario y Secundario de la escuela pública, en cuanto al desayuno y merienda. También el 50% de la matrícula escolar ya cuenta con el almuerzo.
Además, adelantó la escolarización de los más pequeños con la creación, en apenas un año, de 65 nuevas salas de nivel Inicial. La idea era hacer 40 por año, pero el plan va adelantado y en muchos pueblos fue la solución para familias que necesitaban dejar a sus niños en la escuela para poder concurrir al trabajo sin que eso les demande gastos extras en la casa. Con el mismo criterio, el Gobierno pobló de Centros de Desarrollo Infantil (CDI) la provincia, para que los menores de dos años tengan la contención necesaria.
Sobre la lucha frontal contra la inseguridad y la droga, se propuso “no llegar a ser Rosario o el conurbano bonaerense, en donde todos los días mueren ciudadanos inocentes, debemos recuperar la tranquilidad para nuestras familias”. Los primeros pasos fueron firmes. Volvió Gendarmería a San Luis para aportar a la seguridad vial y a los operativos con la Policía provincial; le dio un fuerte apoyo a las fuerzas de seguridad para que, en el marco de la ley, actúen con toda firmeza; y recuperó todas las funciones del Instituto de Seguridad Pública Provincial, que tenía su infraestructura destruida debido a la desidia de la gestión anterior.
