MALVINAS, EL LEGADO
miércoles, 03 abril de 2024 | 13:50

Ana Forino, la voz del héroe que ya no está

La mujer es viuda de Ricardo Jaime, el excombatiente que falleció hace seis años a causa de una enfermedad terminal y cuyos restos descansan en el Museo Malvinas de La Punta.

Durante la guerra de Malvinas, el rompehielos ‘Almirante Irízar’ sirvió como buque hospital, cuya misión era la recuperación y devolución de heridos o enfermos al continente. Entre los tripulantes a bordo de la nave estuvo Ricardo Jaime, quién actuó durante 60 días como enfermero auxiliar. Lamentablemente, Ricardo falleció hace seis años en la ciudad de La Punta, a causa de una enfermedad terminal. Hoy, sus restos descansan en el Museo Malvinas de la localidad.

Ana Forino conoció a Ricardo en 1996, más de una década después de la finalización del conflicto. Desde entonces, se enamoraron y fueron compañeros de vida durante más de 20 años. Ana todavía recuerda que a su esposo no le gustaba siquiera decir que era veterano de Malvinas, porque en aquél momento eran asociados al deterioro mental producto de las secuelas de guerra.

En un principio, era poco lo que Ricardo le confiaba a Ana sobre el episodio Malvinas. Entre esas escasas conversaciones, la mujer recuerda el sentimiento de incredulidad de su esposo en el viaje de regreso, tras la derrota. “Decía que miraba por la ventana del tren y no podía comprender cómo toda esa gente se trasladaba a sus trabajos como si nada, como si no hubiese sucedido una guerra”, expresa.

Sin embargo, con el acompañamiento fundamental de sus seres queridos, ese sentimiento casi de vergüenza fue mutando a uno de orgullo, honor y compromiso para difundir lo mejor y más seguido posible la causa de Malvinas. “Cambió cuando empezó a percibir ese reconocimiento de la gente. Él fue uno de los primeros en viajar a las islas después de la guerra, y la vuelta fue muy emotiva, ese día sintió el reconocimiento que no tuvo en aquel triste retorno en tren”, cuenta Ana, mientras finalmente ella misma sucumbe ante el sinfín de emociones que le provoca recordar el momento.

En sus últimos años, Ricardo se convirtió en una de las personas más abocadas al proceso de malvinización de la sociedad argentina. Particularmente mostró interés por difundirla en las escuelas, entre los más pequeños. “El legado que nos deja es el de no olvidar. Que todos los días son el 2 de abril”, subraya Ana.