martes, 14 febrero de 2017 | 12:39

En mula, un sacerdote de San Luis realizó el cruce de la cordillera de los Andes

Un grupo de 58 personas, entre ellos el párroco Alejandro Salinas, replicó el cruce que San Martín junto a su ejército realizara hace 200 años en el marco de la campaña libertadora.

El párroco tuvo la posibilidad de brindar un servicio en la cordillera.

El párroco tuvo la posibilidad de brindar un servicio en la cordillera.

La expedición fue por el paso de Los Patos, lugar por el que cruzó el grueso del ejército y el mismo San Martín.

La organización estuvo a cargo de la “Asociación Cultural Sanmartiniana Cuna de la Bandera”, cuyo presidente es el teniente coronel (RE) Víctor Hugo Rodríguez, éste lleva 20 años organizando esta actividad. Entre los días 29 de enero y el 5 de febrero de 2017, un grupo de 45 expedicionarios y 13 baqueanos, a lomo de mulas o caballos se internaron en el cordón montañoso más extenso de la tierra, para rendirle homenaje a todos los que participaron e hicieron posible esta gesta, que afianzo la libertad de la Argentina y se la dio a Chile y Perú.

Alejandro Salinas, sacerdote destinado en el Seminario Diocesano de San Luis, dio detalles de su experiencia: “Desde varios puntos de vista es una experiencia muy profunda e enriquecedora, debo decir que, el transitar 350 km contemplando el majestuoso e imponente cordón montañoso con sus cumbres de nieves eternas; con sus ríos de aguas cristalinas y torrentosos; sus extensos valles verdes; sus quebradas que dan vértigo al transitarlas por estrechos senderos de pendientes abruptas; su infinidad de montañas de colores y formas variados; abrasados por un solo intenso viento o fríos que llegaban hasta los -18°; bajo la escarchilla, la nieve o la lluvia; subiendo a alturas de 4500 metros con la consiguiente agitación y falta de oxígeno, con el riesgo de sufrir dolores de cabeza, apunamiento o soroche. Todo esto y mucho más elevan el alma a la contemplación y brota espontáneamente la alabanza a Dios pensando en su inmensidad y grandeza, en su poder y amor que por nosotros ha esculpido estas bellezas”.

“Al vivir en medio de estas realidades a uno le nace la admiración por el General San Martín, porque parece algo de película el que por tan accidentado y difícil terreno pudiera pasar, doscientos años atrás, un ejército de más de cinco mil hombres con todo el equipo necesario para la guerra, y con la precariedad de medios propios de la época. En estos días no sólo uno dimensiona algo de lo que fue la dantesca gesta del cruce, sino que a través de diversas charlas se va profundizando en la sublime personalidad del General”.

Por otra parte explicó: “Otra experiencia muy enriquecedora es la de convivir con un grupo humano tan variado y rico, desde una jovencita de 14 años hasta docentes de más de 60 años; desde médicos y abogados hasta excombatientes de la Guerra de Malvinas, todos unidos por un mismo ideal, rendir homenaje a una persona y a un hecho, el Gral. San Martín y el cruce de Los Andes por parte del Ejército Libertador, a quienes lo hicieron posible y a quienes perdieron su vida por este ideal. En estos días en que los bienes materiales y tecnológicos se reducen notablemente, afloran las relaciones humanas y uno disfruta de la conversación, del intercambio de pareceres y del conocer a la otra persona, y así comienza a germinar la amistad. Podríamos decir que fue una escuela de vínculos humanos, en la que nos vamos enriqueciendo unos a otros”.

Por último, el párroco concluyó: “Debo decir que el poder celebrar la Santa Misa, el asistir espiritualmente a los expedicionarios, elevar plegarias por los difuntos, y bendecir las distintas actividades realizadas en medio de Los Andes, en el marco del bicentenario del cruce del Ejercito Libertador, lo viví como una bendición de Dios, con profunda acción de gracias”.

Fuente: Jorge O. Sacchi- Prensa del Obispado.

Fotos: Párroco Alejandro Salinas.