NEUROCIENCIA
Déficits en el lenguaje podrían ser signos tempranos del Parkinson
El Instituto de Neourología Cognitiva (INECO) estudia cómo los verbos de acción ponen en juego circuitos motores del cerebro. El descubrimiento ayudaría a caracterizar el impacto cognitivo de la enfermedad neurodegenerativa.
Los científicos argentinos, Agustín Ibáñez, director del Laboratorio de Psicología Experimental y Neurociencias (LPEN) del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO, CONICET, NUFIN), y Adolfo García, investigador del LPEN, becario posdoctoral del CONICET y profesor adjunto de Neurolingüística de la Universidad Nacional de Cuyo, lograron un avance en el estudio del Parkinson que, después del mal de Alzheimer, es la segunda patología neurodegenerativa más frecuente en el mundo. Este trastorno crónico de movimiento causa temblor en reposo y rigidez muscular, entre otros síntomas, como consecuencia de la destrucción progresiva de neuronas dopaminérgicas. Su diagnóstico es complejo.
“Es un hallazgo muy robusto que el lenguaje de acción pone en juego circuitos motores del cerebro. Tenemos estudios que muestran que en pacientes con Parkinson el procesamiento de esos verbos se ve afectado diferencialmente y en etapas tempranas de la enfermedad”, subraya García.
“Lo que estamos viendo es que el sistema motor, o sea las redes cerebrales que se encargan del procesamiento de movimientos corporales, parecen cumplir un papel clave en el significado lingüístico, no en la articulación sino en un nivel más alto, como la semántica. Hay muchas investigaciones que indican que cuando escuchás una palabra como caminar, saltar o correr parte de los circuitos cerebrales que se activan y contribuyen a que comprendás el significado de la palabra son los mismos que se activan cuando caminás, saltás, o corrés”, señala para esbozar una conjetura que posibilitaría la detección temprana de la enfermedad: “Dado que estás palabras que remiten a la acción corporal ponen en juego circuitos motores, a lo mejor podemos generar pruebas lingüísticas que apunten a esas palabras en general para observar el estado o la integridad dichos circuitos”.
Los investigadores realizaron cinco estudios (algunos con muestras de 40 pacientes) mediante test neuropsicológicos, pruebas conductuales y registros electroencefalográficos, entre otras cosas, comprobaron que “este déficit es independiente del estatus cognitivo del paciente”.
_ ¿Se puede decir que desde el análisis del lenguaje es posible predecir la enfermedad?
_ Es una gran apuesta y una hipótesis. Hoy por hoy tenemos indicios indirectos. Estamos completando un estudio con un software de análisis automático de texto para clasificar si ciertos textos fueron producidos por una persona normal o una con patología.
Con este programa, en Estados Unidos se ha logrado un nivel mayor al 90% para clasificar solamente en función de un monólogo corto a pacientes esquizofrénicos, maniacos y personas con abuso de drogas. Nosotros estamos haciendo lo mismo con pacientes parkinsonianos. Con muestras de habla muy breves, llegamos a clasificar pacientes con un 75% de precisión. Este porcentaje todavía no es satisfactorio y tenemos que seguir trabajando al respecto.
Los investigadores argentinos además han estudiado la enfermedad de Huntington que se transmite genéticamente y tiene sintomatología parecida al Parkinson.
“Evaluamos a los hijos de esos pacientes, que todavía no tenían ninguna manifestación clínica y tenían en promedio diez años menos que los pacientes. De modo muy alentador encontramos que en ellos se presentan los mismos déficits en el procesamiento en el lenguaje de acción que en los pacientes. Ahora estamos haciendo más investigaciones”, adelanta García.
“Ambas enfermedades son incurables pero lo que sí sabemos es que cuando más tempranamente se inicia un tratamiento, mayores son las chances de disminuir el impacto que tendrá en la vida cotidiana”, afirma.
“Neuroboom”
En busca de mecanismos de detección temprana para el Parkinson, los investigadores piden moderación en la difusión de los resultados. “Estamos atravesando un ‘neuroboom’. Las neurociencias han calado tan hondo en el público que parecería que son la respuesta última a problemas que otras disciplinas no habían logrado resolver. En ese sentido creo que las neurociencias son útiles pero no hay que pensar que darán la respuesta definitiva o la verdad última; son herramientas”, sostiene García, quien junto a Ibáñez publicaron el libro “Qué son las neurociencias”, donde condensan información de vanguardia, ejemplos cotidianos y cuotas de humor.
“En el libro cubrimos distintas ramas de las neurociencias cognitivas. Tenemos un capítulo dedicado a los procesos de plasticidad y aprendizaje, otro dedicado a la percepción, la atención, la memoria, la acción, otro dedicado al lenguaje, otro sobre los procesos de cognición social, y otro que abarca las enfermedades neurológicas y psiquiátricas”, explica el investigador.
Adolfo García (33) se especializa en Neurociencias del Lenguaje. Es investigador del Instituto de Neurología Cognitiva (Argentina) y del NUFIN (Chile). Ha realizado estancias de formación e investigación en la Universidad Rice y en la Universidad de Nueva York (Estados Unidos) y completó sus estudios posdoctorales en el CONICET (Argentina). Como docente, ha dictado cursos de grado, posgrado y formación profesional en Argentina, Chile y Estados Unidos. Sus más de setenta publicaciones, que incluyen libros, capítulos de libro y artículos, versan principalmente sobre neurolingüística y bilingüismo. Se desempeña, además, como editor asociado del Journal of World Languages y como revisor de Frontiers in Human Neuroscience y Frontiers in Aging Neuroscience. Ha recibido múltiples galardones y subsidios de prestigiosas instituciones internacionales.
Nota: Matías Gómez.
Foto: Gentileza.
Corrección: Berenice Tello.
Contenidista: Emilce Martínez.