LITERATURA PUNTANA
El entrerriano al que se le “suicidan” poemas
El poeta Juan Ponce de León vive desde 2009 en Anchorena, al sur de la provincia. Su premiada escritura pulsea con lo inédito y circula además en audiolibros.
_ En su diario, Kafka con su particular estilo describe una paradójica situación que cada tanto persigue a todo escritor: “Cuando estoy sin papel se me ocurren cosas buenas sólo en los momentos de exaltación, que temo más que anhelo, aunque también los anhelo, pero luego la abundancia es tan grande que he de empezar a renunciar, y de la corriente extraigo cosas a ciegas, al puro azar, a golpes, de modo que esos logros, al escribirlos reflexivamente, no son nada en comparación con la abundancia en que vivían, son incapaces de revivir esa abundancia y por ello son malos y perturbadores, porque seducen inútilmente.” ¿Qué hace usted en momentos así?
_ Pasa. A veces pensás un poema y luego te das cuenta que el lenguaje está equivocado, que los símbolos del lenguaje no alcanzan, que la poesía está ahí imposible de ser transcripta, su soporte es el aire y dura hasta que la matrix te lo advierte. Después, nada. Entonces buscás entre los fragmentos palabras, signos, expresiones, como si se tratase de un rompecabezas absurdo. Algo sale, se escribe algo que puede ser hermoso o no decir nada, pero aquello escrito no tiene nada que ver con esa idea que asomó primero. ¿Nunca te pasó que soñaste y que luego pensaste en ese sueño, lo reconstruiste, observaste sus detalles y destellos, sus aristas; pero que cuando quisiste volver a pensarlo era solo un hueco vacío? Eso pasa con la escritura y no sé si tiene remedio. Ojalá que no lo tenga. El mundo se llenaría de poesía y no sabríamos por donde explotaría tanta luz.
¿Qué hago yo en momentos así? Me río desde la furia. “Son cosas del cerebro”, te dicen; “cosas del inconsciente”, te dicen. Te acercás a una belleza sin forma ni lenguaje, una verdad que no tiene cara ni nombre. Un poema que existió y se suicidó adentro de un hombre.
Después de leer a Ponce de León (33), hay imágenes y sensaciones que quedan rebotando en la memoria. Algunas incluso ayudan a remover oscurecedoras capas, otras zarandean minúsculamente como salidas del entorno natural que lo conquista hoy.
_ ¿Qué lo atrae de Anchorena al momento de escribir?
_ Anchorena pertenece a esa zona que la literatura, desafiando a la geografía, bautizó como desierto. Acá el tiempo camina, ni trota ni corre: camina, y eso te da ciertas ventajas a la hora de escribir. Pero refiriéndome puntualmente a qué me atrae, debo confesar que su silencio, sus pequeñas luces en las dos avenidas del pueblo; me atrae la brevedad, el hecho de sentir que se puede captar cada sonido en cada esquina. Hay muchos mitos dando vueltas: brujas, pistoleros, fantasmas; y si bien no soy bueno para narrar, sí me da un trasfondo (que a veces me invento) para escribir algún poema. Además Anchorena me enseñó que la belleza le escapa a las revistas, hay una belleza desconocida y misteriosa. Esa belleza es el motor de la escritura.
El poeta llegó a la localidad en 2009. “Así que el proceso de sentirme puntano se inició en enero de ese año, y fue rapidito, para marzo ya era más puntano que las Lomas de las Carditas (unos médanos de acá). En dos meses me di cuenta que quería quedarme acá”, expresa el poeta nacido en una familia de escritores.
“Mi vocación literaria viene, creo, de algo muy sencillo: “yo quiero ser escritor”, así no más. “Viene de la intención de escribir”, subraya.
Ponce de León nació en Caseros, Entre Ríos, el 17 de mayo de 1982. Hizo la primaria y la secundaria en su ciudad natal. También cursó el Profesorado de Lengua y Literatura en la UADER. En Caseros vivió hasta los 27 años, cuando llegó a Anchorena.
Vinculado a la poesía desde joven, Juan publicó sus primeros siete poemas breves en una antología.
Luego, en 2002 obtuvo una mención en los Juegos Florales Provinciales “Luis Gonzaga Cerrudo”, organizados por la SADE – Seccional Río Uruguay. Al año siguiente, editó una edición corta y de autor titulada “Tinta como sangre”, prologada por “Tuky” Carboni. La portada fue ilustrada por Luis Alberto Salvarezza.
“Tres años después, Ricardo Maldonado (editor de la Revista ‘El tren zonal’) me invitó a participar de los ‘Cuadernos del señalero’, el cuarto volumen de esos cuadernos lleva poemas de mi autoría bajo el título ‘Los silencios y la palabra’, prologados por Eise Osman e ilustrado por Ricardo Maldonado.
En ese mismo 2006 la Municipalidad de Caseros se ofreció a editar un breve poemario de prosa poética, así apareció ‘Patio de infancia’, prologado por el escritor Carlos Massa, e ilustrado por Claudia Silvestri”, cuenta en su web el autor.
En el 2008, publicó “La finitud del vuelo”, a través de Ediciones de la Biblioteca Pública Municipal de Caseros. El diario UNO le otorgó el Premio “Escenario” por ese libro, que fue el primero editado netamente desde su pueblo.
En 2009 alumbró “Voces atrás”. En 2010, la Editorial Aries y el Instituto Cultural Latinoamericano editaron el libro “La siesta inesperada” porque obtuvo a fines de 2008 el primer premio en el V Certamen Internacional de Poesía y Narrativa organizado por ambas instituciones. La portada fue ilustrada con una fotografía artística de Luis Alberto Salvarezza y el libro está prologado por el escritor Carlos Sforza.
En 2013 apareció su tercer libro de poemas, “Final de la calle”, editado por Dunken, como premio editorial de 2012. El texto fue prologado por Irene Banegas y Luis Alberto Salvarezza, quien además aportó la fotografía intervenida de la portada. Marcelo José Vázquez escribió la contratapa.
_ ¿Tiene rutina de escritura?
_ Tengo… o tenía. No sé. A veces se recurre a herramientas de talleres literarios para buscar empezar algún trabajo. Me gusta pensar que escribir es un oficio. Muchas veces simplemente preparo el mate amargo, me quedo en mi biblioteca y salgo a navegar, a buscar entre los libros o en internet, tal vez esa sea la rutina que me lleva a escribir. Leo mucho. Escribo mucho, desecho más todavía.
Tengo más definida una rutina de la corrección que de la escritura.
_ ¿Qué libros cambiaron su vida?
_ El primero: “La finitud del vuelo” en 2008. Por muchas razones: fue el primer conjunto de poemas en formato libro, lo editaron desde mi pueblo natal, lo financió la Municipalidad de Caseros, me dejaron usar el sello “Ediciones de la Biblioteca Pública Municipal de Caseros” así que fue un poco el primer libro editado cien por ciento en la localidad. Además tiene tres joyitas: el prólogo por Rosa María Sobrón, portada y contratapa de Luis Alberto Salvarezza. A los meses de ser editado el diario UNO de la capital entrerriana me otorgó el Premio “Escenario” por esa obra.
Cuando empecé el secundario, mi profesora de literatura Stella Maris Paz escribió con una letra diminuta la canción “Mariposa tecnicolor” de Fito Páez. Yo tenía 13 años, un pronunciado acné e ignoraba totalmente quién era Fito Páez. Ese fue el primer texto en verso que leí. De ahí en más empecé a leer poesía. Obviamente los primeros libros que leí fueron antologías que agrupaban principalmente poemas sobre el amor, la vida… Me hicieron saber que había un gran cuentista pero que “escribía difícil”. Fui a la biblioteca de mi pueblo y pedí prestado “La rosa profunda”, de Jorge Luis Borges. Ese fue el libro que cambió mi vida. Fue el trampolín para empezar a leer otro tipo de poesía. Es el libro que sigo eligiendo cada vez que necesito buscar un buen verso.
En enero de 2014 Ponce de León editó su primer audiolibro: “Poemas ayer” (el pasado que digo entre poemas). “Presenté once poemas (ya editados en formato libro) leídos y musicalizados por mí. La grabación fue realizada en mi home studio ‘La Ventana’ (Anchorena, San Luis) y la mezcla y masterización estuvo a cargo de José Ponce de León en ‘Ponce de León Sonido’ (Concepción del Uruguay, Entre Ríos). La portada fue realizada por Mariana Ponce de León”, explica.
Paralelamente a la presentación del audiolibro, editó dos libros electrónicos. “Poemas ayer” (también editado en papel) y “Patio de infancia”, edición bilingüe español – portugués.
A mediados de 2014 la editorial “De los Cuatro Vientos” editó su cuarto libro titulado “Cuaderno de la infancia país”, la edición de esta colección de poemas surgió porque en 2012 obtuvo el 1° premio de poesía en el Certamen “Poetas y Narradores Contemporáneos 2012”. La portada presenta una obra de la fotógrafa Mariana Ponce de León, lleva prólogo del escritor Carlos Rodríguez Arias y contratapa de la escritora Viviana Bonfiglioli.
En marzo de 2015 seleccionó 21 poemas inéditos y los publicó en formato libro electrónico bajo el título “El campo que ardía”.
Actualmente, el autor que integra la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Escritores San Luis graba su segundo audiolibro que se titulará “Abrapalabras (entre calles que no sé)”.
_ Audiolibros y libros electrónicos, ¿cuánto han influido las nuevas tecnologías en su oficio de escritor?
_ Como lector y escritor te digo que influyó mucho la tecnología. Abandoné el papel. Directamente no tengo birome. Escribo en el iPad o en la computadora. Leo desde el kindle o también desde el iPad. Tengo muchos libros en papel: los clásicos y de poesía, pero es muy raro que vacacione con ellos o que los saque a pasear. Directamente elijo un soporte electrónico para llevar todo lo que creo que voy a leer. Lo de los audiolibros es un juego. En mi casa nos hacían estudiar música, yo estudié piano y siempre quise hacer melodías simples para acompañar algunos poemas. Nada serio, aunque me gusta compartirlo. En el 2013 siguiendo instrucciones desde YouTube armé un home studio: “La Ventana”, entonces el juego encontró su patio…y cada tanto grabo algo. Lo de los libros electrónicos tiene que ver con compartir más allá de toda distancia.
_ ¿Cuál de sus libros es el que más disfrutó escribir?
_Siempre el inédito. Me da la sensación de que escribo para retractarme de los editados con anterioridad. Así que creo que siempre voy a responder que el libro que más disfruto es el inédito. Del inédito al próximo inédito. Es un círculo del que por ahora no puedo salir.
_ En un poema inédito dice: “Vengo a este bar a atarme los brazos/ y a coserme las puteadas en el alma. Y también, cada tanto, / a sentirme geográficamente lejos/ hasta que una jugada en la televisión/ me distraiga y me devuelva/”, ¿Qué más lo devuelve?
_ Ese texto surgió por la falta de un abrazo. Celebraciones sin abrazos. No me acordaba de que lo había publicado. Cada vez hay menos cosas que me devuelven, no reemplacé a Entre Ríos, sino que sumé a Anchorena, a San Luis. Cuando estoy allá extraño acá y si estoy acá quisiera viajar a allá. Es un problema que tengo que arreglar con la geografía ¿cómo va a construir mil kilómetros de tierra entre dos puntos mágicos? Anchorena es mi casa, Caseros es el patio de mi casa al que salgo para jugar. Hoy podría decir que ese bar puede estar tanto en Caseros como en Anchorena.
Ponce de León es facililtador en una Escuela Pública Digital para Adultos. Ahí también insiste e intenta transmitir el gusto por la literatura. “Cuando se está frente a una obra literaria está bueno dejarse llevar por sus personajes, por los simpáticos y los macabros, analizar el contexto, jugar… pero sin olvidarse de que es una obra literaria. La función de ese texto es estética. Yo creo que una característica de una buena lectura es el disfrute. Leer por leer. Disfrutar de ese momento, de ese texto, de ese libro”, señala.
_ ¿Qué autores puntanos lo inspiran?
_ Tuve la suerte de formar parte de la Comisión Directiva de SADE San Luis. Tuve la suerte de conocer a un enorme poeta puntano, nacido en Fraga y residente de Mercedes: el amigo Julio Cejas. He leído su obra y me parece bellísima, de una calidad enorme. También a Viviana Bonfiglioli, a quien admiro y googleo seguido. Ella es todo arte. Una maravilla. Esos dos son mis poetas contemporáneos preferidos.
Mientras enseña, escribe, lee y lucha por que se considere a la escritura como una profesión más que un pasatiempo, Ponce de León ya eternizó el paisaje del sur puntano:
“El viento pasa con sus ganas de bruja/ con su cara y su voz de bruja/ que se extiende por todo el pueblo/ y deja en el alambre de púas/ las costras del cielo”.
Nota: Matías Gómez
Fotos: Gentileza.
Corrección: Berenice Tello.
Contenidista: Emilce Martínez.