DÍA MUNDIAL DE LA BIODIVERSIDAD BIOLÓGICA
Medio Ambiente trabaja recuperando especies amenazadas y vulnerables
El Centro de Conservación de Vida Silvestre de La Florida es un hospital de especies silvestres. Allí llegan los animales, lastimados, traumatizados y en malas condiciones, luego de ser rescatados por la Policía de la provincia -de manos de cazadores furtivos-, en diferentes puestos de control de toda la provincia. En La Florida se recuperan alrededor de 900 animales silvestres cada año que, en su mayoría, son posteriormente liberados.
Esta semana llegaron al Centro de Conservación del Ministerio de Medio Ambiente cinco jabalíes, un pecarí, un ñandú y 13 cardenales amarillos, productos de decomisos. El jabalí es una especie exótica, pero el pecarí de collar figura en la lista roja de mamíferos argentinos como “vulnerable” y el ñandú está “amenazado”. Por su parte, el cardenal amarillo es un ave “amenazada”, tanto a nivel nacional como internacional; esto quiere decir que, en toda su zona de distribución, que se extiende por Argentina, Brasil y Uruguay, no hay más de 2 mil ejemplares.
“Cada especie tiene su rol en el difícil equilibrio natural; cada una hace algo para mantenerlo, y es importante para los ecosistemas que cuidemos cada ejemplar. Algunos son muy hermosos y tienen cantos bellos, pero son más hermosos aún libres. Allí ejercen su función, se pueden reproducir y, sobre todo, viven más y mejor. Hay especies hechas para acompañarnos en casa, como perros y gatos; pero las silvestres son de la naturaleza”, subrayó la ministra de Medio Ambiente, Daiana Hissa.
Cardenales amarillos:
El cardenal amarillo, que tiene su hábitat en San Luis -entre otras pocas provincias argentinas-, es una especie amenazada, por lo que preservar cada ejemplar es clave.
En el Centro de Conservación de Vida Silvestre, hoy se encuentran 13 a punto de ser liberados.
“Hace dos meses la Policía decomisó las aves de un vehículo oriundo de Córdoba. Se trataba de 13 cardenales machos. Ellos son más fáciles de apresar porque su canto es melodioso, a diferencia de las hembras, por lo que son más codiciados, y porque los usan como llamadores para atrapar a otros. El cardenal es muy territorial, entonces cuando escucha el canto de otro macho acude a defender su territorio y es ahí cuando cae en la trampa y lo cazan”, explica el biólogo responsable del Centro de Conservación, Matías Ayarragaray.
Una vez que las aves llegaron al Centro de Conservación, el veterinario especializado en fauna silvestre, Agustín González, les aplicó un antibiótico de amplio espectro y los desparasitó para que los animales estén en buenas condiciones de salud. “Así nos aseguramos que no contagien a otras especies cuando sean liberados”, aclaró Ayarragaray. Y completó: “El paso siguiente fue pasarlos a una jaula de musculación durante un mes, ya que no sabíamos cuánto tiempo habían pasado en cautiverio y necesitamos asegurarnos que no tengan atrofiada la musculatura de sus alas antes de ser liberados”.
Antes de volver a su hábitat los ejemplares son anillados para poder hacer un seguimiento de los sitios donde se liberan y poder identificarlos si vuelven a caer en manos de cazadores furtivos.
En este caso, el equipo del Programa Biodiversidad tomó además una muestra de sangre de las aves ya que están colaborando con una investigación que lleva adelante la Universidad de Buenos Aires sobre la genética de las poblaciones de cardenales a lo largo de toda su distribución en el país, desde Corrientes a Río Negro. “La importancia de este estudio radica en que no sabemos las diferencias genéticas entre estas poblaciones, y es de mucha utilidad conocerlas para saber de dónde provienen en caso de decomisos y, por consecuencia, dónde debemos liberarlos para no alterar la genética de las poblaciones. Hacerlo puede provocar mutaciones que pueden derivan en grandes enfermedades y, en este caso, es especialmente riesgoso porque la especie está declarada amenazada”, informó el biólogo a cargo del Centro de Conservación.
El trabajo que se realiza en el Centro de Conservación permitió devolver a su hábitat el mes pasado a dos cóndores andinos, que fueron liberados en San Francisco y El Morro luego de una larga recuperación de la que participaron equipos interdisciplinarios de diferentes puntos del país. Pocos días atrás el mismo equipo, junto a otros colaboradores, rescató a otro cóndor andino cerca de San Francisco que fue derivado a Buenos Aires para más estudios y que volverá a San Luis para transitar la última etapa de su rehabilitación antes de volver a ser libre.
Especies nativas domesticadas:
Hace pocos días también llegaron al Centro de Conservación, producto de un decomiso en la localidad de Lafinur, cinco jabalíes, un pecarí y un ñandú. El pecarí de collar figura en la lista roja de mamíferos argentinos como “vulnerable” y el ñandú está “amenazado”, por lo que cada ejemplar de ocupa un rol ecológico muy importante. Sin embargo, ninguno de los dos podrá ser liberado. “Tanto el pecarí como el ñandú están demasiado domesticados por lo que no podrán ser rehabilitadas para volver a su hábitat, y permanecerán en el Centro de Conservación como parte de la educación ambiental que se brindará a escuelas y público interesado, una vez inaugurado el Centro de Conservación”, se lamentó el jefe de Programa Biodiversidad, Jorge Heider.
El caso de los jabalíes es diferente: los ejemplares no serán liberados porque se trata de una especie exótica e invasora que, muchas veces, daña a las nativas.
Informe de ONU:
La biodiversidad en cifras:
-Desde 2001, cada 22 de mayo, Naciones Unidas propone celebrar el Día Mundial de la Biodiversidad; este año el lema es: “Diversidad biológica para el desarrollo sostenible”. La misma Organización buscó poner en cifras lo valioso y frágil de los recursos naturales del planeta.
-El 70% de los habitantes en situación de pobreza, en el mundo, viven en zonas rurales y dependen directamente de la biodiversidad para sobrevivir.
-La variedad y abundancia de especies se han reducido en un 40% entre 1970 y 2000.
-El consumo insostenible continúa y la demanda de recursos en todo el mundo excede la capacidad biológica de la Tierra, en un 20%.
Fuente y fotos: Paula Kraliczek – Prensa Ministerio de Medio Ambiente.