ANÁLISIS DEL PARTIDO
Le alcanzó con un tiempo
Estudiantes fue efectivo, contundente y oportuno, por el peso de sus individualidades que cuando se juntan, generan un fútbol de alto vuelo. El equipo de la dupla Morant-Ortiz sabe a que juega y tiene con qué, por eso cumple con los viejos axiomas del fútbol, al pie de la letra.
Se dice que en el fútbol hay “sociedades” y que un equipo es una “idea” que hay que sostenerla en el tiempo o un “estado de ánimo”. Todas esas definiciones le caben a este Sportivo Estudiantes que en el mediodía del miércoles fue efectivo, contundente y oportuno ante un rival generoso en el trato de la pelota y propuesta de juego, pero muy inocente en la faz defensiva rozando la grosería.
En el fútbol hay sociedades, y este axioma del fútbol tiene nombres propios en el “Albiverde”, que durante el partido se tradujeron en goles. En el minuto 16 del primer tiempo, el tándem Nuñez-Viturro se conectó para marcar el primer gol para Estudiantes. Núñez la aguantó y esperó la entrada de Viturro para asistirlo. Definición exquisita “del diez” por arriba del arquero.
Estudiantes fue contundente, su rival no. Pudo empatarlo al siguiente avance, pero el travesaño y Brasca le negaron la posibilidad a los riojanos, cuando el tiro libre del zurdo Ontiveros le sacó astillas al horizontal, y en el rebote salvó Quiroga y después Britos la tiró por arriba. Estudiantes antes del gol había avisado, Andino también, de media distancia (como durante todo el partido). Estudiantes convirtió, Andino, no. Así es el fútbol.
Otra integrante que se suma a las sociedad estudiantil es Roberto Moreira Aldana. El paraguayo completa el trío generador de fútbol en el equipo de la dupla Morant-Ortiz, y cuando se junta con Nuñez o Viturro se ve lo mejor del equipo, como en el segundo gol que le “obsequia” al nueve, bajando de pecho un pelotazo enviado desde el fondo de la zaga, para la definición abajo junto al palo derecho por parte del centrodelantero. Iban 34 minutos y el partido definitivamente tenía dueño: Estudiantes.
Cuando se habla de idea y sostenerla en el tiempo, en el fútbol hablamos del tercer gol del Sportivo, porque todos repararán en el zapatazo de Vallejos desde fuera del área, pero el dominio de terreno y pelota durante la jugada previa, llevándola de un lado hacia el otro, al recuperar el balón tras un corner a favor, dice mucho del equipo puntano que sabe a que juega cuando tiene la pelota. Aquí también entra el oportunismo. Cerrar el primer tiempo con un gol y llegar al descanso con diferencia de tres, es el sueño de todo entrenador.
El fútbol es un estado de ánimo, y es cierto. Al partido le sobró un tiempo, pero sirvió para confirmar esta viejo adagio futbolero.
Estudiantes entró relajado, sabiéndose superior al rival, y en los primeros 10′ del complemento, la diferencia pudo ser astronómica, pero Viturro y Núñez competían a ver quien erraba más. Entonces fue el momento de Andino, por decirlo de alguna manera, y de Valentín Brasca. El equipo de la “Vieja” Reinoso tuvo campo y pelota, con mucha vergüenza, pero con el fútbol como bandera, fue y fue sobre el arco de Estudiantes, y se encontró con “ese estado de ánimo” del portero local, que sus compañeros habían dejado en el vestuario. Primero detuvo un disparo de Federico Fuentes (18′ ST por Ontiveros), después otro de Biela. Otra dos más en la misma jugada: sacó el remate de Biela y del rebote se lo tapó a Hernán Pereyra.
Los cambios en el “Sportivo” trataron de contagiar la actitud de Brasca al resto, pero también cuidar a Gallardo (24′ ST: Mendez), a Vallejos (31′ ST Llamos) y a Moreira Aldana (35′ ST Guaita). Volvió a monopolizar el juego, vino el penal a Viturro que Guaita anunció, para lucimiento del arquero colombiano Jefferson Sánchez.
Viejos axiomas del fútbol, que Estudiantes, en un tiempo, cumplió al pie de la letra.
Nota: Adolfo González
Fotos: Marcelo Lacerda