ULP
jueves, 10 julio de 2014 | 17:58

Cuando el plan 20/30 es sinónimo de integración

María Betsabé (30) es hipoacúsica. En 2013, encontró en el plan 20/30 una oportunidad para formarse y sentirse integrada. Hoy, con la asistencia permanente de una intérprete en Lengua de Señas, busca terminar el secundario. 

Betsabé cuenta con la asistencia permanente de una intérprete en Lengua de Señas.

Betsabé cuenta con la asistencia permanente de una intérprete en Lengua de Señas.

El plan 20/30 es sinónimo de aprendizaje, superación, crecimiento personal y, también, de integración. María Betsabé Micheletti (30), una joven hipoacúsica que tomó la decisión de terminar el secundario, es un claro ejemplo de la inclusión alcanzada por el plan de terminalidad educativa que impulsa la gestión del gobernador, CPN Claudio Poggi.

María Betsabé es alumna de la segunda etapa. Cursa sus estudios en un aula especial -donde asisten siete estudiantes con capacidades diferentes- con sede en la ex casa de Gobierno de San Luis.

Allí, con el acompañamiento personalizado de su facilitadora, Laura Gaiardo, y la asistencia permanente de una intérprete en Lengua de Señas, Maira Guiñazú, está más cerca de llegar a la meta.

 

Una segunda oportunidad

La integración es un desafío diario que invita a la reflexión, la aceptación y a ponerse en el lugar del otro. María Betsabé, quien padece pérdida auditiva desde su infancia, conoce de los altibajos de esta lucha. En el secundario debió lidiar con la discriminación de sus compañeros oyentes y con un tradicional sistema que no la terminaba de insertar en la dinámica áulica. “La profesora hablaba muy rápido y no le podía entender. Me sentaba al final del aula, nadie se me acercaba y me sentía muy sola”, explica.

De esta manera, cuando tenía apenas 15 años decidió abandonar sus estudios. Durante mucho tiempo, la joven vivió sin proyectos, sin estudiar ni trabajar. Todo cambió en mayo de 2013, cuando descubrió el plan 20/30.

Paciencia, compromiso y mucha voluntad caracterizan a esta entusiasta joven, quien encontró una chance para hacer realidad un sueño inconcluso. Pero volver a clases no fue fácil. Al principio, tuvo dificultades para adaptarse al uso de las nuevas tecnologías como herramienta de estudio.

El apoyo de su familia y su compañero de vida, Paul, la alentaron a no bajar los brazos. La llegada de Maira, su intérprete en Lengua de Señas, también facilitó el proceso de aprendizaje. Esta presencia permanente dentro del aula le permitió ponerse en contacto con sus compañeros y sentirse parte de un grupo.

“En el plan 20/30 encontré una manera de ser feliz, de sentirme integrada”, asegura María Betsabé. Y añade: “También una motivación para proyectar un futuro. Estoy pensando en seguir una carrera pero todavía no tengo decidido cuál. En ese caso, elegiría alguna de las tecnicaturas relacionadas con informática, que ofrece la Universidad de La Punta”.

El acompañamiento personalizado de su facilitadora e intérprete es fundamental para el aprendizaje.

El acompañamiento personalizado de su facilitadora e intérprete es fundamental para el aprendizaje.

Una intermediaria del conocimiento

Maira Guiñazú es licenciada en Fonoaudiología. Estudió Lengua de Señas y hoy cumple el rol de intérprete para dos alumnos hipoacúsicos del plan 20/30: Gerardo y María Betsabé.

“Mantenemos una relación muy activa, estoy en contacto con ellos durante toda la clase”, describe Maira. Y añade: “Si ellos tienen alguna pregunta, me la transmiten a mí y yo, a su vez, la comparto con la facilitadora en lengua oral. Ocurre a la inversa cuando la profesora les pregunta algo. En este sentido, soy una mediadora, una intermediaria”.

Llevar el ritmo del secundario bajo la metodología de estudio de las escuelas públicas digitales es todo un desafío para la intérprete. “Siempre estamos pendientes de llegar al objetivo, de que los chicos avancen y puedan terminar el secundario”, asegura.

 

Informes: ciu@ulp.edu.ar –Tel: 4452000 (interno 6089)

Nota y foto: Prensa Universidad de La Punta