Barrio 650 viviendas
Sueños en construcción: testimonios de futuros dueños
La tercera visita de obra a las 650 viviendas, construidas, según los planes Sueños y Progreso, en la intersección de Ruta Provincial N° 3 Extremo Sur y Autopista de las Serranías Puntanas, entusiasma a los vecinos durante la tarde del sábado. Los futuros dueños cuentan su realidad y planifican sus vidas a partir de la entrega de las viviendas.
Casi una hora antes de la llegada de la ministra de Vivienda, Cecilia Lucero, a las 18, ya esperaban los primeros adjudicatarios, ansiosos, con carteles que los agrupaban por zona de residencia.
“Vivímos en la casa de un hermano. Esperamos 12 años para tener nuestra casa propia”, dijo Pablo Damalia junto a su esposa Yanina, cerca de un letrero que los designaba como “Ampliación 150”, que corresponde a las últimas viviendas agregadas a las 500 en construcción, para formar un total de 650.
Ana María Altamirano de 31 años, tiene un hijo, José de 9, con capacidad especial, y dijo: “Esto significa muchísimo, porque él va a tener su habitación y su lugar para jugar para que esté más tranquilo, porque es enfermo del corazón.” Ana María se ubica dentro del cupo de inscriptos con prioridad. “Lo primero que voy a hacer apenas abra la puerta- el día de la entrega- es llorar seguro, y darle gracias a Dios, y al Gobernador”, reveló.
Gonzalo, de 30 años, operario en una fábrica, alza a su hijo Agustín y mira a su esposa, Griselda, sonriente. “Pensábamos que como teníamos un solo hijo- con capacidad especial- no nos iba a tocar nunca, y cuando nos tocó, nos dio una felicidad enorme”, expresó la mamá docente, quien agregó que ya tienen las cosas más necesarias para el momento de la gran mudanza.
María Eugenia Benegas de 31 y Carlos Providenza de 36 años, nacieron en Buenos Aires, pero viven en San Luis hace más de una década. “Acá, sinceramente, gracias a Dios, dan la posibilidad de acceder a muchas cosas que en otras partes del país no se puede”, comentó Carlos. El matrimonio tiene 2 hijas, Camila (9) y María Luz (2). “La más grande quiere pintar la pared de su habitación con las manos,” expresó la madre. “Y aparte, a compañeritos de ella de la escuela también les tocó acá, entonces está más entusiasmada”, aportó el padre. Ni bien crucen la puerta de la vivienda tras la inauguración dicen que van a gritar: ¡mi casa!
A las 19, la ministra de la Vivienda, Cecilia Lucero, en su mensaje para iniciar la visita número tres, prometió que en la próxima – 22 de febrero- “seguramente estará el Gobernador”, y resaltó la importancia de evaluar cada avance, además de conocer a los nuevos vecinos. Seguidamente, Nicolás Echandía, Jefe de programa de Política Habitacional, invitó a los adjudicatarios a inspeccionar sus propiedades. “Vayan con los coordinadores de grupo- recomendó-. Cuidado que por la calle principal que circulan autos.” Esta recomendación fue necesaria porque las 650 viviendas están pegadas a las 500 que entregó Claudio Poggi la Navidad pasada.
La peregrinación de las familias no se hizo esperar. A los pocos minutos podían verse a niños saliendo, alegres, por las puertas y las ventanas revocadas, jugando a las escondidas, y a propietarios sacando fotos sobre cada dimensión.
Adentro de su hogar, Roberto Miranda, hace una visera con su mano para apreciar las esquinas. “Pensé que no íbamos a encontrar esto tan avanzado. Desde la última visita no había nada, estaban los cimientos nada más, ahora pusieron los ladrillos y las columnas”, dijo su mujer, Ivana Vega. Son cinco integrantes. Les tocó Ampliación 150, manzana 39, cerca del camino principal.
Enfrente, metros más adelante, unos niños se quejan porque sus padres eligieron la habitación más grande. La madre, Noemi Guzman de 43 años, empleada de limpieza, se ríe; su padre, también. En ese hogar retumba la felicidad.”Estamos muy, muy, felices.”
Al lado, la ministra conversa con el vecino Fabián Trojero sobre el cierre en la esquina de su hogar, le sugiere que si se le complica con los materiales, otra alternativa, puede ser alambre olímpico. Están en la manzana 60. Fabián es tornero y hace diez años que alquila junto a su esposa Cecilia, y sus hijos Lautaro (10) y Álvaro (9). Para esta inspección trajeron a los suegros y hasta el caniche. ¿Lo primero que van a hacer apenas crucen la puerta propia? Contestó Fabián: “vamos a prender fuego para comernos una asadito”.
Nota: Matías Gómez
Fotos: Juan Moyano