Fernando Parrado, uno de los sobrevivientes de la tragedia de Los Andes, disertará en San Luis
La disertación tendrá como tema principal el liderazgo. Este prestigioso conferencista internacional sobrevivió a una gran tragedia en la Cordillera de los Andes y traerá consigo una clase inspiradora: “Redefinir lo Imposible”. Será este jueves a las 18:45 en la Caja de los Trebejos, en Potrero de los Funes.
Esta charla es organizada por la FISAL y tiene como objetivo compartir la experiencia de una persona que sobrevivió a una de las mayores tragedias ocurridas en su época. “Redefinir lo Imposible” es un testimonio de aprendizaje y superación y una oportunidad única para todos los que están dispuestos a superar montañas personales o de negocios y poder convertirse en personas con iniciativa, influencia, propósito y decisión. En conclusión, un llamado para aprender a desafiar los propios límites.
Nando Parrado: “Redefinir lo Imposible”
Nando Parrado es un conferencista reconocido internacionalmente. Él ha logrado desarrollar estrategias para desbloquear el potencial de las personas y procurar la excelencia en sus lugares de trabajo y la vida. Es también el autor del best seller Milagro en los Andes. Nando ha recibido las tres mayores distinciones a las que pueda aspirar un Conferencista Internacional. En 2007, fue elegido “principal orador” por la IASB (International Association of Speakers Bureaus) y en 2009 fue seleccionado como “principal conferencista” de la NSA (National Speakers Association). En ambas ocasiones, la selección se realiza entre todos los conferencistas en actividad en el mundo. También ha sido tapa de Speaker, la revista más influyente en la industria de las conferencias, en su edición de junio de 2009. En 2010, Nando Parrado fue elegido como “El mejor conferencista del mundo” en el World Business Forum (NY).
Su vida
Nando Parrado nace en Montevideo, Uruguay, miembro de una familia de clase media. Hermano mayor de Susana y menor de
Graciela, realizó sus estudios a nivel primario y secundario en el Stella Maris School. Desde temprana edad demostró especial habilidad para los deportes, convirtiéndose en capitán del equipo de Rugby de su colegio. En 1972, realiza un viaje a Chile con motivo de un encuentro internacional de Rugby.
Desafortunadamente, el vuelo nunca llegó a destino y se estrella trágicamente a 18.000 pies en la Cordillera de los Andes. Los siguientes dos meses y medio cambiaron su vida completamente. Su madre y su hermana menor fallecen en el accidente y Nando, en un esfuerzo sobrehumano, sobrevive 72 días y encuentra su camino de regreso, después de 11 días de maratónica caminata. Al poco tiempo del rescate de los sobrevivientes, gracias a la épica travesía de los Andes por Nando Parrado y su amigo Roberto Canessa, trabajó con Piers Paul Read, para escribir el best seller mundial Viven, y 20 años después fue el Asesor Técnico para la producción de la película homónima. El papel de Nando Parrado fue interpretado por Ethan Hawke. Hoy en día, es un exitoso hombre de negocios y un deportista muy activo, está casado con Veronique y tiene dos hijas, Verónica y Cecilia.
Es el presidente de la empresa familiar Seler Parrado S.A. y fundador de dos empresas de producción de televisión y una de televisión por cable.
Su testimonio
“El tiempo, que sana todas las heridas, ha colocado un velo sobre mis peores memorias y tristezas. Ahora recuerdo las partes más terribles de nuestra dramática situación casi como si lo hubiese leído en un libro. Y por vez primera, comprendí que los Andes me había impactado mucho más de lo que pensaba. Me percaté de que no había manera de pretender que no había sucedido, e intenté aprender de la experiencia. Esto cambió mi vida en una forma radical.
Mi vida familiar se destruyó cuando mi madre y mi hermana perecieron en el accidente. Cuando regresé a casa, tuve la extraña experiencia de observar lo que habría sucedido si realmente hubiese muerto. Llegando a mi casa, casi tres meses luego del accidente aéreo, me percaté de que mi ropa la habían regalado, mi cuarto ahora lo ocupaba mi hermana mayor, quien se había mudado con su familia, mis posters y fotos las habían quitado de la pared, y mi moto la habían vendido. No había rastro de mí, con la excepción de algunas fotografías en la sala y en el estudio de mi padre.
Un par de días después de mi regreso, fui a la misma pizzería que frecuentaba antes del accidente. Todos los jóvenes estaban asombrados de verme. Me pidieron autógrafos, y el propietario no me quiso cobrar. Yo era la misma persona, pero algo había cambiado en la forma en que todo el mundo me miraba.
Antes del accidente, mi mente estaba ocupada con mis estudios en administración de empresas, pero tan pronto como regresé me vi
obligado a cambiar mis estudios por trabajo. Nuestro negocio familiar casi había sido destruido, dado que mi madre se encargaba de la mitad del trabajo. Cuando uno es joven, uno se siente inmortal. No hay nada que te pueda hacer cambiar o destruirte. A través de nuestra dolorosa experiencia aprendí que la vida está entrelazada con la muerte; que estas son las únicas realidades de nuestra existencia. Uno nace y morirá algún día; qué pasa en el camino, nadie sabe de verdad.
Hay algunas cosas sobre las cuales he meditado profundamente a lo largo de los años; mi forma de pensar ha sido influenciada definitivamente por la experiencia de los Andes. Estoy seguro que lo mismo ocurre con los otros supervivientes. Estas cosas son: Familia, Confianza y Amistad.
A todo lo largo de los setenta y dos días que pasamos en la montaña, no había absolutamente nada a lo cual nos podíamos aferrar. Todo había perdido su significado. No había futuro… no había esperanza. Los estudios, el trabajo, las cosas materiales: nada tenía valor alguno. Pero omnipresente en todos estaba la necesidad del afecto familiar. Nuestro deseo de sentirnos seguros en una familia y nuestra necesidad de sentir y de compartir el amor de una familia, fue lo único que nos mantuvo hacia adelante. De manera que ahora, luego de haber experimentado una situación humana en la que llegábamos constantemente, e incluso sobrepasamos, nuestros límites de sufrimiento físico y mental, he llegado a comprender que la Familia es que lo que nos permitió sobrevivir.
Nuestras vidas honran esa realidad. Me encuentro en extremo feliz simplemente por el hecho de poder acostar a mis hijas cada noche. Esta realización no me ha separado de mi trabajo o “éxito” en la vida. Soy el presidente de varias empresas, pero no hay reunión de negocios o actividad comercial alguna que no cambiaría por los momentos de felicidad que tengo con Veronique y mis hijas. He aprendido que los momentos no se repiten, pero la próxima vez que esté muriendo se lo que estaré recordando: mi afecto y amor, no mis negocios, autos, contratos, préstamos bancarios, ganancias, e-mails, aeropuertos…
Otras de las cosas que de seguro se vio influenciada por la experiencia de los Andes fue mi Confianza personal. He podido tomar decisiones en una forma relativamente fácil en muchos aspectos de la vida y del trabajo, debido a algo que ocurrió en las montañas”.