Día Mundial de la Alimentación: La huella hídrica en nuestros alimentos
Cada año, el 16 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Alimentación, proclamado en 1979 por la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Desde entonces se ha desarrollado anualmente en más de 150 países, dando a conocer los problemas detrás de la pobreza y el hambre.
La finalidad de este día es concientizar a los pueblos del mundo sobre la problemática alimentaria mundial y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza. Desde su creación en el año 2009, San Luis Agua ha tenido como uno de sus pilares fundamentales el tema del agua como fuente de vida, la cual no sólo observa al recurso como parte del ecosistema de las diversas especies que se desarrollan dentro y fuera de la misma, sino como proveedor de una fuente que sacia las necesidades básicas de la sociedad.
San Luis Agua ha incorporado en la actual gestión un sinnúmero de conceptos que vienen a formar y fortalecer las redes de trabajo que como ente de gobierno tiene. La noción de Seguridad alimentaria por ejemplo, es cuando todas las personas tienen acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias para una vida activa y saludable. La huella hídrica, factor esencial para determinar nuestro comportamiento individual dentro de la sociedad y el mundo, la cual indica el uso directo e indirecto que realizamos respecto del recurso, tanto por parte del productor de ese bien como del consumidor. Por ejemplo, se utilizan durante el proceso de elaboración de una taza de café 140 litros de agua, desde la siembra hasta que está servido en la mesa. Para producir un kilo de carne vacuna se necesitan 16 mil litros de agua.
Durante este año, las principales organizaciones mundiales, como también lo hicieron numerosas ONGs, hicieron especial hincapié en la cooperación agricultural, considerada clave para alimentar a todos los habitantes del planeta, generar empleo y erradicar la pobreza. Muchos de estos proyectos necesitan estar avalados y sostenidos por un plan de gobierno.
Cada día, pequeños productores de todo el mundo siguen enfrentándose a obstáculos que les impiden cosechar los beneficios de su trabajo y contribuir a la seguridad alimentaria no sólo para ellos sino para todos los sectores involucrados, mediante la participación activa en el mercado. Sin embargo, la insuficiente infraestructura y acceso limitado a servicios e información, así como la escasa representación en cuanto a la toma de decisiones, hacen que este potencial no se realice. Las cooperativas y organizaciones de productores fuertes son capaces de superar estas limitaciones y mitigar los efectos negativos de la crisis alimentaria ayudado a llenar un vacío. Ellos han sido capaces de superar un mercado y la política de restricciones al proporcionar a sus miembros el acceso a una serie de bienes y servicios. También hacen posible que los miembros desempeñen un papel en la decisión y formulación de políticas. Todas estas acciones llevan a que se articulen distintos sectores sociales que están involucrados en la toma de decisiones, y abren un amplio panorama tanto a los nuevos giros en la política de los gobiernos, como también en la legislación e incentivos económicos. Esto obra impactando positiva y concientemente en la sociedad, ya que convoca a todos los sectores a mirar hacia una meta en común: una mejor calidad de vida para todos.
La provincia de San Luis está dentro de los parámetros necesarios para producir alimentos y garantizar el suministro de ellos por muchas décadas. El desafío es tomar conciencia del valor que en sí tiene el recurso como garante de ese bienestar. Sólo si cada uno de nosotros observa su propio comportamiento ante los recursos naturales, estaremos no sólo a la vanguardia y tendremos una mejor calidad de vida, sino que garantizaremos alimentos y un futuro sustentable a las próximas generaciones. Esa será la huella más valiosa y fuerte que dejaremos.