DEPORTES Y EDUCACIÓN
miércoles, 17 agosto de 2022 | 10:44

“Darle a los niños las herramientas para salvar sus vidas”

Ese es el objetivo fundamental del “Plan provincial de natación”. Así lo afirmó Diego Fazio, del centro de actividades acuáticas de Merlo, donde niños y niñas de 3° a 6° grado de la escuela “Pueblo Comechingón” concurren cada semana. 

“Arriba Alma que hoy es martes y tenés natación”, le dice Johana a su pequeña hija de 8 años. Ella de un salto se levanta de la cama para prepararse y guardar en su mochila todo lo que necesita. Hoy no es un día como cualquier otro. Desayuna con su familia y sale corriendo para el cole. Alma va a la Escuela N° 435 “Pueblo Comechingón” y todas las semanas tiene clases de natación en el Centro de actividades acuáticas de Merlo (CAAM) donde no sólo aprende a nadar, sino que además comparte un momento de diversión con sus amigos y profes. “Me parece súper positivo y satisfactorio”, cuenta Johana, “Ella está feliz y espera el día que le toca con muchas ansias”.

Los lunes 3° A y B; los martes 4° A y B; los viernes 5° y 6° A y B, dice un papel pegado en la pared blanca del CAAM. “Son los días que le toca a cada grupo”, explica Diego Fazio, Profesor de Educación Física y guardavidas, a cargo del Centro. La posibilidad que brinda el “Plan provincial de natación” es única, ya que busca “Darle a los niños las herramientas necesarias para poder salvar su vida en caso de estar en un lugar donde haya agua, un río, un lago, una pileta”, cuenta Diego. Mientras cuelga las gorras blancas y las antiparras celestes en un perchero de madera que se encuentra cerca de la pileta. “La seguridad de que si cualquiera de estos chicos se cayera al agua y sale porque aprendió a flotar en el plan provincial, sería un logro inmensurable”.

Las niñas y los niños realizan actividades acordes a su edad y experiencia. Los que ya saben nadar aprenden técnicas más avanzadas y los que no, la mayoría, adquieren conocimientos que los van a acompañar por el resto de sus vidas. “Me gusta nadar y meterme abajo del agua”, grita Anto segundos antes de sumergirse en la pileta. En la otra punta Luana se tira “de clavito” mostrando lo que aprendió en la clase de hoy. Cada una a su ritmo, pero ambas con el mismo entusiasmo.

Va terminando la clase, salen de la pileta, se envuelven en sus toallones y se dirigen al vestuario acompañados de las profes. A través de los ventanales se puede ver que el otro grupo, el B, está llegando. Mientras unos salen, otros entran con la misma ansiedad que llegaron los primeros. “¿Qué almorzamos hoy, má?”, pregunta Lola a su mamá, mientras le da la mochila para que se la lleve. Es entendible, nadar abre el apetito.

Nota y fotos: ANSL Junín.