CONMEMORACIÓN
Papagayos celebra 61 años de autonomía: historia, identidad y encanto serrano
Entre las estribaciones de la Sierra de Los Comechingones y el Valle del Conlara, el pintoresco pueblo de Papagayos celebra este año el 61° aniversario de su autonomía municipal, una fecha que rinde homenaje a su historia, su cultura y su espíritu comunitario.

Fundado sobre tierras habitadas por tribus nativas, Papagayos se consolidó como localidad en el siglo XIX. Sin embargo, fue el 28 de octubre de 1964 cuando alcanzó su autonomía institucional, marcando un parteaguas en el crecimiento y la organización política del pueblo. Desde entonces, cada aniversario es una oportunidad para reafirmar la identidad local y el orgullo por sus tradiciones.
En épocas primitivas, la zona fue poblada por los comechingones, de quienes se han encontrado vestigios. El nombre ‘Papagayos’ deriva de la existencia de papagayos en la fauna lugareña, según el libro ‘Toponimia Puntana y otras noticias’ de Jesús Liberato Tobares, con fundamento en los relatos de antiguos residentes. Jorge Mario Muñoz, basándose en la tradición oral, sostenía que el nombre original habría sido ‘Papa-Gallos’ debido a que así denominaban los comechingones a una planta prolífera del lugar, ya extinguida. Se trata de una enredadera rastrera de hojas carnosas y aterciopeladas de color verde pálido, con flores de forma de campanitas color rosado violáceo, conocida por pobladores antiguos como ‘Papagalla’.
La historia local está profundamente ligada a la producción agroganadera y el trabajo artesanal. Con el tiempo, la llegada del turismo impulsó nuevas oportunidades, transformando a Papagayos en un destino elegido por quienes desean descansar, conectarse con la naturaleza y descubrir el espíritu serrano. Su paisaje, enmarcado por el verde intenso de las palmeras caranday, los arroyos de aguas cristalinas y las sierras que se elevan al horizonte han sido testigos del trabajo de generaciones de familias, que hicieron del esfuerzo y la hospitalidad su sello distintivo.

Costumbres y cultura: Papagayos conserva el encanto de los pueblos donde las tradiciones siguen vivas. Las fiestas patronales en honor a San Pedro Apóstol, las peñas folclóricas, las ferias de artesanos y los encuentros culturales son espacios en los cuales la música, la danza y la palabra recuperan su valor popular. El folclore es parte esencial de la vida cotidiana: guitarras, bombos y coplas acompañan cada celebración, mientras los vecinos comparten historias, leyendas del lugar o los secretos de la sierra.
Las empanadas, el chivito asado, los dulces caseros, las tortas fritas y los mates al atardecer forman parte del ritual cotidiano que define la identidad local. En las festividades, no falta el locro, las comidas autoctonas y el vino compartido en ronda, como símbolo de unión y hospitalidad.
Potencial turístico y natural: Papagayos se posiciona como un destino turístico en crecimiento, gracias a su entorno natural privilegiado y su tranquilidad. Los visitantes pueden disfrutar de senderismo por las sierras, cabalgatas, avistamiento de aves, paseos por los bosques de palmeras caranday y refrescarse en los arroyos. Su oferta de cabañas, hosterías y emprendimientos familiares refuerza el concepto de turismo sustentable, que respeta el ambiente y promueve la economía local.
Identidad que perdura: en este nuevo aniversario, Papagayos celebra no solo su autonomía política, sino también su autonomía cultural y emocional, con la capacidad de mantener vivas sus raíces y proyectarse al futuro.

Muñecas de palmeras Caranday
Por más de 30 años, manos artesanas confeccionaron estas muñecas especiales, que están fabricadas con la palmera Caranday, la más austral que nace en Papagayos. Tras secar la hoja de palma, llamada ‘coleto’, se realizan las artesanías modeladas. De este modo, este producto artesanal es fuente de trabajo para varias familias y un oficio.
Se trata de muñecas que vuelan a cualquier parte del país o del mundo, debido a que deslumbran con su belleza autóctona. Muchos de los artesanos no se conformaron con hacer únicamente muñecas, por lo cual se empezaron a comercializar flores, sombreros y capelinas, entre otras creaciones.






