TENGO MI CASA

“Movernos acá nos cambió la vida totalmente”


‘Lola’ Miranda y su esposo Gabriel esperaban tener una casa desde 2011, cuando su hijo mayor, hoy de 15 años, recién nacía. A pesar de que ese proyecto de vida tardó años en concretarse, ella nunca perdió la esperanza y hace un mes que habita un espacio mucho más que físico: “Lo material es lo de menos, pero la felicidad y el amor en un hogar, en una familia, es lo primordial”.

Deolinda Miranda, o ‘Lola’, como todos la conocen, nació y se crio en El Chañar, un paraje a 15 kilómetros de Nogolí. Creció aprendiendo las labores del campo y aún se encarga del cuidado de las ovejas y gallinas que tiene junto a su marido en un campo a 2 kilómetros de la localidad. Allí vivían, en la casa de sus suegros, hasta el 22 de septiembre pasado, cuando el gobernador Claudio Poggi les entregó la llave de su propia casa, en la zona este del pueblo.

Agradece ese refugio que les dieron por años, pero con dos hijos en edad escolar, la distancia lo hacía todo más difícil: “A esos kilómetros los recorríamos todo el tiempo pendientes al reloj para no llegar tarde a esta o la otra actividad. Movernos acá nos cambió la vida totalmente, totalmente… el cole pasa acá en la esquina, a la escuela la tenemos acá, es una cosa increíble”, cuenta.

Más allá de esos cambios cotidianos, el hogar propio llegó para cumplir un gran anhelo y proyecto de vida junto a Gabriel, papá de sus dos hijos: Facundo, de 15 años, y Elena, de 8.

‘Lola’ hizo la mudanza con ayuda de amigos y familiares y de a poco, su hogar toma la forma que siempre soñó.

Con Gabriel se conocieron cuando ella se mudó a Nogolí para terminar la escuela secundaria. “Éramos vecinos con mi marido, entonces ahí fue donde nos conocimos y arrancó toda nuestra historia. Y nace Facundo, nace este plan, el Plan ‘Sueños’, nos anotamos y ahí arrancó todo. Todo el camino”, recuerda.

Eso fue en 2011, y si bien estuvo a punto de que le adjudicaran una vivienda, el primer mandato de Poggi terminó y el Gobierno siguiente no cumplió en construir las unidades restantes. Como reivindicación y en nombre del Estado, Poggi anunció en 2024 que cumpliría con la palabra empeñada a las familias que fueron defraudadas. “Ahí es como que se encendió la chispa de la esperanza y fue todo muy, muy emocionante. Cada llamada era como que nos corrían las lágrimas”, confiesa ‘Lola’. 

“Nunca perdí las esperanzas de tener mi propia casa. Más allá de la angustia, de la desilusión, siempre tuve la esperanza de tener algún día mi casa. En esos momentos se cruzan las mil y una ideas. A punto de tirar la toalla y decir, ‘bueno, vamos a ver de qué manera nosotros podemos construir nuestro propio lugarcito, nuestra propia casa’, pero manteniendo en el fondo esa esperanza de que eso iba a llegar”. Y llegó y se materializó con la primera visita de obra que tuvieron, dice.

Hace poco más de un mes, el día de la entrega, “creo que estaban más nerviosos mi marido y mis hijos que yo. Yo estaba tranquila hasta el momento en que vino el Gobernador y me entregó la llave, y ahí como que me cayó la ficha de lo que estaba pasando”. Incluso se animó a hablar ante los vecinos y funcionarios reunidos esa tarde: “En nombre mío y de mis nuevas vecinas, queríamos darle las gracias Gobernador, porque todavía hay personas de palabra”, sostuvo.

Horas después hubo una gran celebración familiar en casa de sus suegros y más tarde, los cuatro pasaron la noche en su nueva casa.

Como mencionan casi todas las familias entrevistadas por el ciclo ‘Tengo mi Casa’, hubo conflicto entre Facundo y Elena por la división de espacios. “Ahí fue una discusión de decir, bueno, ‘¿Esta va a ser mi pieza, no? ¿Va a ser mía? ¿Vos allá con mamá, con papá o no?’ Pero no, las aguas se apaciguaron y hubo acuerdo”, bromea.

El adolescente ya no se preocupa por llegar tarde a sus entrenamientos de fútbol y la niña está más relajada con sus clases de folclore, sumado a que ahora puede usar su bicicleta con más regularidad. Antes era “un trote bastante agotador, porque terminábamos sin pilas, era la realidad. Una organización que tenía que ser cuadrada”.

Facundo incluso también empezó a colaborar con el jardín del nuevo hogar plantando champas de gramilla en el patio delantero. ‘Lola’ sigue yendo y viniendo del campo de sus suegros para cuidar a sus animales, porque por lo pronto, la granja no se mudará a la vivienda, bromea.

De pequeña, cuando sus padres se separaron, ella y sus tres hermanos fueron separados y criados por distintos familiares. “Nos reencontramos después de grandes, ya cada uno con su familia”, contó en un momento, lo que remitió a la pregunta sobre la posibilidad de que hoy sus hijos estén unidos: “Criarse en un hogar lleno de amor es todo. Es lo principal, quiero que ellos se críen en un hogar colmado de amor. Las cosas al final no son tan importantes, llegan solas, ¿no?, lo material es lo de menos, lo que menos cuenta, pero la felicidad y el amor en un hogar, en una familia, es lo primordial”. 



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