UNA PALABRA

“Intentamos que la persona se sienta comprendida: la soledad y las dolencias no rechazan a nadie”


“Todavía existen muchos mitos sobre salud mental, sobre suicidio, que estaría muy bueno de a poco ir desaprendiéndolos para aprender nuevas formas de expresarnos”, comentó Aitué Gauto, psicólogo y profesional del Servicio de Prevención y Asistencia al Suicidio en una nueva edición del ciclo de entrevistas ‘Una Palabra’. Asimismo, contó cómo estructurar una noticia sin caer en la morbosidad explícita de escribir textualmente el hecho.

El suicido es multicausal y puede generarse por factores familiares, interpersonales, socioeconómicos; el cúmulo de estos sucesos originan esas situaciones que arrebatan miles de vidas al año. Sin embargo, antes de llegar a este punto, hubo miles de advertencias que no fueron escuchadas. Por lo mismo, Gauto detalló en una nueva edición de ‘Una Palabra’ cómo “estudiaron estas señales de alarma que pueden ser indicadores para que familiares, amigos, docentes o cualquier persona que sea medianamente allegada a alguien pueda detectar las dolencias. Por ejemplo, algún chico o alguna chica que va mucho a un club, que le gusta mucho un deporte, y de golpe no quiere ir más al club, no quiere asistir más, esto es una señal de alarma. No es un condicionante, pueden ser muchas cuestiones que están sucediéndole a ese chico”.

Asimismo, explicó que “también hay algunas frases que son muy sutiles y que están muy insertas en nuestro vocabulario. Por ejemplo, quiero acostarme a dormir y no despertarme más o despertarme cuando los problemas estén resueltos”. Estas conductas y comentarios pueden llegar a ser una advertencia de la existencia de algún malestar o dolencia.

Por lo mismo, saber qué hacer ante estas situaciones puede ser un obstáculo para aquellas personas que no tienen ningún conocimiento sobre el tema o, peor aún, lo continúen estigmatizando como tema prohibido. Es por ello, que Gauto explicó que “hay que ir muy de a poco viendo hasta dónde la persona quiere contar y en el relato se pueden detectar tanto factores protectores como de riesgo. Al mismo tiempo que existen estas señales de alarma, la persona que esté escuchando, no lo planteará en una conversación de forma abrupta. Nadie al momento de entablar una conversación arrancará a preguntar sin ningún tapujo ¿Te querés quitar la vida? ¿Te estás lastimando?”. Además, expresó que no siempre la persona confidente del sujeto con dolencias es el padre o madre, enmarcándolo en el vínculo de crianza. Puede ser un amigo, hermano, abuelo o docente. Es por eso que no importa la relación “cualquiera puede conversar y darse cuenta si alguien está en riesgo o no”.

Además, remarcó que ante urgencias “estamos en el 911, que en realidad es un número de emergencias, en donde cualquier persona puede llamar y pedir hablar con el psicólogo o psicóloga que esté de guardia. Lo importante de esta línea es que hacemos guardias todo el año. Los 365 días y las 24 horas. Intentamos que la persona se sienta comprendida: la soledad y las dolencias no rechazan a nadie”, expresó el psicólogo. También explicó que pueden consultar en el Hospital de Día más cercano y pedir atenderse con un profesional en el ámbito.

Por otro lado, hay que retirar al suicidio del paradigma médico y policial, un periodista tiene que preservar la identidad de la persona. Además, debe resaltar al público que es una situación donde el sujeto puede salir, que no es la única salida. También comunicar los sitios locales para pedir ayuda y utilizar narrativas respetuosas, garantizando una comunicación que desarme estereotipos.

Asimismo, explicó que una de las formas para no estigmatizar el suicidio, son las capacitaciones. “Hemos viajado por casi toda la provincia capacitando al personal de salud y a la respectiva comunidad. En algunos casos, en donde los pueblos son pequeños, también hemos invitado a los colegios para aprovechar los recursos y en un solo viaje intentar hacer la prevención más amplia”, concluyó.



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