CONEXIÓN CON LA FE

Villa Larca, un pueblo bajo la protección de Nuestra Señora de La Merced


Cada 24 de septiembre, Villa Larca se viste de devoción y tradición para celebrar a la patrona del pueblo. Más allá de la religiosidad, la fiesta es ocasión de reencuentro, historia viva y manifestación cultural que refuerza la identidad local.

Nuestra Señora de La Merced es homenajeada cada 24 años por los fieles de Villa Larca y sus inmediaciones.

La fiesta patronal de Villa Larca en honor a Nuestra Señora de La Merced, que se celebra el 24 de setiembre, trasciende lo estrictamente religioso: es una celebración de raíces e historia. En las canciones, en el trabajo y dedicación de los vecinos y fieles, en la procesión y en las luces de las velas, se escribe año tras año el relato de un pueblo que agradece y renueva su fe, demostrando que en cada celebración patronal no solo se honra una advocación mariana, sino el patrimonio vivo de un pueblo que mira al pasado con respeto y al futuro con esperanza.

La celebración patronal comenzará el martes 23, con misa vespertina y procesión de antorchas portando la imagen de la Virgen por calles del pueblo. El 24 se realiza la Misa central, seguida de una procesión por la localidad. En este contexto se realizará un evento artístico con feria de artesanos, patio de comidas y espectáculos artísticos.

Las agrupaciones gauchas, música tradicional, danzas locales, comida regional y los vecinos de todas las edades son los principales protagonistas de esta festividad que atrae no solo a habitantes del pueblo, sino también visitantes de localidades vecinas y turistas.

Historia que se remonta al siglo XVIII

Villa Larca, con su belleza serrana, sus atractivos naturales y tranquilidad, se convierte en destino ideal para quienes buscan un turismo tranquilo y con sentido.

Se encuentra en el departamento Chacabuco, al pie de las Sierras de los Comechingones y del Valle del Conlara. Su origen se remonta al siglo XVIII. En 1727, Marcos Becerra, propietario de una merced real, otorgó las tierras de ‘Larca’ al teniente Francisco Ferreyra. Más adelante, éste y su hermana Pascuala (casada con Narciso de Sosa) dieron origen a la familia Sosa-Ferreyra, una de las primeras que se asentaron.

En el testamento de Narciso Sosa, otorgado el 21 de enero de 1750, se incluye su deseo de ser sepultado en la Capilla de Nuestra Madre de La Merced y donó media legua de tierra para la capilla. Este documento es una de las primeras referencias formales de la devoción a la Virgen de La Merced en Villa Larca.

La construcción de la iglesia formal se concretó en 1842 —el 18 de marzo de 1842 recién se concretaría el sueño de don Narciso Sosa—, cuando ya existían menciones a la capilla y al culto, y se construye un templo suficientemente sólido para las necesidades del pueblo.

En 1943, el templo antiguo sufrió un derrumbe debido al tiempo y a su fragilidad estructural. Esa pérdida movilizó a la comunidad. En ese año se constituyó la Comisión Pro-Templo de Villa Larca, integrada por vecinos comprometidos con la reconstrucción.

La obra del nuevo templo fue dirigida por el arquitecto Raymundo Falivene, con colaboración del gobierno provincial, instituciones locales y vecinos. Se erigió en el mismo lugar donde estaba la iglesia antigua, frente a la plaza del pueblo y quedó terminada en agosto de 1950.

La devoción a la Virgen de La Merced ha acompañado a Villa Larca desde sus primeros días. La capilla antigua, la iglesia reconstruida, las imágenes y campanas del templo viejo mantienen un hilo histórico que une generaciones.

La iglesia conserva hoy en su interior la imagen de la Virgen de La Merced y algunas de las campanas del templo antiguo, lo que fortalece el vínculo con la historia.



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