OTRA HISTORIA MÁS DE VIDA

Un corazón que late por los adultos mayores en el Hospital ‘Carrillo’


A los 81 años, Santiago Saín, un servidor cristiano, coordina el programa ‘Grandes Amigos Salud’ en el Hospital ‘Carrillo’, llevando esperanza y atención médica a los rincones más alejados de la provincia.

El ayer y hoy de Santiago Sain, el coordinador del programa ‘Grandes Amigos Salud’ del Hospital ‘Carrillo’.

En una época donde el individualismo parece reinar, la historia de Santiago Sain nos recuerda que aún existen personas que dedican su vida entera al servicio de los demás. Este hombre de 81 años, coordinador del programa ‘Grandes Amigos Salud’ en el Hospital ‘Carrillo’, es padre de familia, servidor cristiano y un ejemplo viviente de amor incondicional hacia los adultos mayores.

Una vida marcada por el servicio

“Yo me presentaría como un cristiano comprometido, no solamente con lo que hago espiritualmente, sino con la sociedad en general. Me considero un trabajador social, porque soy un servidor de la sociedad, nunca pensé de servirme sino de servir”, relató Santiago con la serenidad que dan los años de experiencia.

Su historia comenzó en Anchorena, de donde tuvo que emigrar durante los tiempos difíciles de los años ‘55 y ‘56, cuando la llamada ‘Revolución Libertadora’ marcó a fuego la vida de muchas familias argentinas. Junto a su familia se instaló en Arizona, donde su padre, un libanés musulmán muy compenetrado con sus creencias, trabajaba mientras Santiago forjaba su carácter en una fábrica de parquet.

El encuentro que cambió todo

En 1962, Arizona recibió una visita que transformaría para siempre la vida del joven Santiago. Una misión de 40 personas provenientes de Buenos Aires llegó en tren para combatir el flagelo del mal de Chagas que azotaba los departamentos de Dupuy, Belgrano y Ayacucho. Entre ellos venía monseñor Carlos María Cafferata, quien se interesó particularmente por este muchacho de mirada limpia y corazón generoso.

“En el año ‘63 lo conozco personalmente a monseñor Cafferata como un integrante de la comunidad de la feligresía de Arizona”, recordó Santiago. El obispo vio en él, un potencial especial y le ofreció hacer un curso en Buenos Aires para formarse en el apostolado rural, una oportunidad que cambiaría su destino.

El diálogo entre culturas

Lo que siguió fue una escena que podría salir de una película: monseñor Cafferata pidió conocer al padre musulmán de Santiago. “Mi padre con el denario en su mano como siempre, lo atendió, conversaron largo y tendido”, relató Santiago emocionado. En esa conversación, el obispo le pidió a don Manuel: ‘¿Por qué no me lo presta el Santiago por 15 días? Yo quiero que vaya a San Luis, conozca a San Luis, conozca a otra sociedad’.

Ese permiso de 15 días se extendió cuando Monseñor escribió una carta al padre comunicándole que “su hijo consiguió trabajo, se queda en San Luis”. Era 1964 y Santiago comenzaba una nueva etapa de su vida en la capital puntana.

Entre el sacerdocio y el amor

“Monseñor Cafferata quería que yo ingresara al seminario, pero Dios siempre tiene propósitos diferentes para cada uno de nosotros y Dios eligió otro camino para mí. Eran tres esos caminos: celibato, sacerdocio o matrimonio y el Señor me dio el matrimonio”, reflexionó Santiago con lágrimas en sus ojos de emoción, al recordar esa decisión en su vida.

Fue en una misión rural en Villa General Roca donde conoció a Mirta Becerra. “Del escenario la empecé a mirar y mirar y mirar”, rememoró con una sonrisa. Ese encuentro en un pueblo sin agua potable, donde la única fuente era un pico al que toda la comunidad acudía, se convirtió en el comienzo de una historia de amor que ya lleva 56 años. “Le dije ‘te espero en el pico’ y así fue, entonces conversamos”, expresó con ternura.

Una vida de compromiso político y social

Santiago formó una hermosa familia con Mirta: cuatro hijos (Fátima, Yamile, Roxana Amira y Santiago), ocho nietos y una bisnieta que lo emocionan hasta las lágrimas al mencionarlos. Paralelamente, desarrolló una carrera en el servicio público que lo llevó a ser concejal de la ciudad de San Luis, embajador del Líbano, director de Ceremonial de la Municipalidad y subsecretario de Desarrollo de la comunidad.

“Fui concejal por la ciudad de San Luis, en la cual también desarrollé una ardua labor siempre en bien de la comunidad, en bien de aquel que necesita”, destacó, recordando que en aquel entonces tenía como asesor al padre Palma.

El llamado del adulto mayor

Al jubilarse, Santiago se negó a llevar una vida pasiva. En una reunión donde se planteaban diversos temas sociales, él hizo una pregunta que cambiaría su rumbo: “Habían sacado leyes en favor de la juventud, de los niños y de la mujer, entonces yo pregunté: ‘¿y por qué no el adulto mayor?'”.

Esa pregunta lo llevó a ser nombrado director de PAMI delegación San Luis, un cargo que duró apenas 30 días pero que despertó en él una vocación inquebrantable: “Salí con un compromiso de trabajar fehacientemente por el adulto mayor”.

El nacimiento de ‘Grandes Amigos Salud’ en el Carrillo

El 11 de enero de 2024, a las 9:20, Santiago vivió lo que él considera “una gracia de Dios”. En el Hospital ‘Carrillo’ conoció a Adolfo Sánchez de León, a quien admira profundamente, al igual que a Raúl Coria, directivos del hospital. “Me presento y se presenta, me dice: ‘Te pido un favor, no te vayas’, que dentro de una hora llega el Gobernador y me gustaría que le comentes sobre este programa”, recuerda.

Ese diálogo con el gobernador Claudio Poggi fue el momento fundacional de ‘Grandes Amigos Salud’, un programa que nació de las cenizas del ‘Chequéate en Casa’ creado años antes por René Favaloro.

Más de mil vidas tocadas

Los números hablan por sí solos: hasta el 30 de agosto, el programa había atendido a más de 1.200 adultos mayores traídos desde parajes y pueblitos de la provincia, con más de 1.400 atenciones en el hospital. Pero detrás de cada número hay una historia, una vida, una esperanza renovada.

“No esperamos desde el hospital que el paciente venga acá, sino que vamos en busca del paciente”, explicó Santiago, resumiendo la filosofía del programa. “El trabajo, el compromiso y obviamente el amor que es el motor, compromiso no obligado que nace del sentimiento, desde la empatía, ese amor, el amor de Dios”.

La fuerza ante la adversidad

A sus 81 años, Santiago enfrenta “una enfermedad compleja” desde hace cinco meses, realizando un tratamiento que “muchas veces lo desgasta físicamente”. Pero se mantiene fortalecido “con ese amor y ese compromiso” del que habla con tanta pasión.

“Formé mi familia, hoy tengo mis nietos, ya está, ‘Señor, hágase tu voluntad y no la mía’. Le pedí a mi Jesús: ‘Yo soy un instrumento tuyo, lo único que te pido dame sabiduría e inteligencia y dominar mi lengua, porque mi lengua es la que tiene que llegar, la que tiene que transmitir’ y nosotros tenemos que transmitir un mensaje de paz, de amor, de sinceridad y solidaridad”, reflexionó.

Un día que comienza con gratitud

La rutina de Santiago es un testimonio de fe: “Me levanto todos los días a las 5:00; primero la gracia, después bueno la parte higiene, el desayuno y después entregar el día al Señor, ahí salgo y a la noche dar gracias de nuevo, gracias antes de dormir”.

Como ‘ministro de la comunión sin límite de tiempo’, puede suministrar la eucaristía en cualquier parroquia y visita enfermos por las tardes, completando así una jornada de servicio que no conoce descanso.

El mensaje de un alma grande

En el Hospital ‘Carrillo’, Santiago encontró “un grupo humano y de profesionales que se ha compenetrado en esa tónica”. Su mensaje es claro y profundo: “Nada se hace al azar. Cuando encarás una gestión como la que se está desarrollando es porque tenés una línea conductora, y es la que te permite desarrollarte, la sabiduría que te da el Altísimo, la inteligencia, los recursos. Solo hay que ponerla en práctica”.

A los médicos del hospital les ha dicho: “Son excelentes profesionales, pero a ese ingrediente agréguenlo: ser solidario”.

Una vida, un legado

La historia de Santiago Sain es la crónica de una vida entregada al servicio, un testimonio de que la edad no es un límite cuando se tiene una misión clara. A los 81 años, este hombre extraordinario sigue siendo el puente entre los adultos mayores de San Luis y la atención médica que necesitan, llevando esperanza a los rincones más apartados de la provincia.

“Mi eterno agradecimiento por todo el apoyo que me dieron, y cuando el primer contingente de adultos mayores que trajimos de Villa Mercedes te compromete más a trabajar, y cuando vos ves que un adulto mayor te llama o te consulta o te dice ‘Santiago, qué bueno’, te conmueve”, concluye este servidor incansable, cuya vida es un himno a la solidaridad y al amor al prójimo.

En tiempos donde abundan las malas noticias, Santiago Sain nos recuerda que todavía existen ‘ángeles terrenales’, personas que dedican cada día de su existencia a hacer de este mundo un lugar mejor, una vida a la vez.



Ultimas Noticias