FAUNA
Un águila mora juvenil se recupera en el Centro de Conservación de Vida Silvestre
El ave rapaz, que arribó desde la Villa de Merlo, se encuentra en buen estado y recuperándose. Además, se le practicó la eutanasia a un zorro gris que había sido atropellado en Carpintería, ya que presentaba lesiones incompatibles con la vida.

Un ejemplar de águila mora (Geranoaetus melanoleucus) arribó a la Reserva Florofaunística de La Florida. Actualmente no presenta lesiones graves y es atendida por las veterinarias Andrea Gangone y Julieta Poggi.
El rescate del ave fue realizado gracias al contacto de vecinos, en inmediaciones de Solares del Valle, en la Villa de Merlo. Ellos alertaron al guarda ambiental, Fernando Leguizamón, y coordinaron con el equipo de Fauna el arribo del animal al Centro de Conservación de Vida Silvestre (CCVS).
El águila mora es una especie rapaz y diurna que habita en toda la Argentina. Entre sus características más singulares destaca que nidifican en árboles o superficies rocosas, formando una gran plataforma de palos. Además, la hembra es más grande que el macho, y los adultos tienen cabeza y dorso de color gris con blanco, en contraposición con las aves más jóvenes, que presentan un plumaje estriado longitudinalmente de colores marrón, canela y negro.
Estas águilas cazan otras aves, reptiles y pequeños mamíferos, e incluso se pueden alimentar de zorros y comadrejas.
Por otro lado, se practicó la eutanasia a un ejemplar de zorro gris (Pseudalopex griseus), que arribó proveniente de Carpintería con signos de atropellamiento. Había sido socorrido por la vecina Marina Ferrari y sus familiares, quienes pusieron al tanto al rescatista de fauna Leguizamón y contactaron a las autoridades para su llegada al CCVS.
Tras los estudios realizados, y a pesar del esfuerzo en conjunto que se realizó, se le practicó al zorro la eutanasia por disposición veterinaria, debido a una fractura vertebral con lesión medular irreversible e incompatible con la vida, que solo le causaba un inmenso dolor.
El zorro gris es un residente habitual de los ecosistemas sanluiseños y cada día se repiten los casos de atropellamientos, aparición en zonas suburbanas y casos de mascotismo con esta especie. Por ello es importante recordar que la relación entre zorros y humanos puede generar problemas cuando los animales se acostumbran a recibir alimento de las personas, lo que puede llevar a comportamientos agresivos o cambios en sus patrones de conducta natural, como acercarse a zonas pobladas y causar daños o ser atropellados.
Además, aunque los ataques directos a humanos son raros, los zorros pueden transmitir enfermedades zoonóticas.
La coexistencia pacífica entre humanos y zorros es posible si se toman medidas para evitar la improntación de los animales a la presencia humana y se respetan sus espacios naturales. Frenar o disminuir la velocidad en las rutas, en zonas próximas a donde viven zorros, es también una medida que puede salvar sus vidas.