LA PEDRERA

Una visita al Centro de Equinoterapia que hizo más brillante la mañana


El centro de día ‘Brillito de luz’ de Naschel vivió una jornada llena de aprendizajes, sonrisas y caricias equinas que iluminaron la jornada.

Una jornada de mucha actividad vivieron los chicos de Naschel en el Centro de Equinoterapia de la Pedrera.

El frío no logró empañar la calidez de una visita muy especial. Los chicos del Centro de Día ‘Brillito de Luz’ llegaron desde Naschel al Centro de Equinoterapia de La Pedrera para vivir una jornada distinta.

Elvira, Ariana, Nahuel, Mercedes y Mauro, junto a su acompañante terapéutica Florencia, arribaron pasadas las 11:00, con unas sonrisas que ya anticipaban lo que vendría. Fueron recibidos con un fuerte abrazo por el secretario de Personas con Discapacidad, Luis Giraudo, mientras Valeria e Inés los esperaban junto a los demás profesores del centro. Fotos, abrazos y la bandera ya simbólica que los acompaña en cada viaje fueron parte de un recibimiento lleno de emoción.

La visita comenzó con un recorrido por el campo de trabajo y las caballerizas. Allí, los chicos conocieron de cerca cómo viven los caballos: aprendieron cómo se les prepara el lugar donde duermen, cómo se abrigan en los días de frío: hasta vieron una campera diseñada especialmente para ellos y qué cuidados necesitan día a día. Todo explicado con palabras sencillas, con ese cariño que solo quienes aman lo que hacen saben transmitir.

“Queremos que todos puedan conocer este lugar, que no sea solo para algunos. Soñamos con una Secretaría abierta a la comunidad, accesible y cercana”, expresó Giraudo dejando en claro que estas visitas son mucho más que un paseo, son puentes.

La temperatura seguía rozando los 9 grados, pero el momento más cálido del día llegó con el encuentro de los coterapeutas, los caballos. Los chicos aprendieron cómo acariciarlos, cepillarlos y hasta darles de comer. Poco a poco, fueron perdiendo el miedo, extendiendo sus manitos, tal como enseñaban los profes y sintiendo la suave y divertida cosquilla del hocico al tomar zanahorias, manzanas y semillas de avena.

Después del contacto con los caballos, llegó el momento creativo. Cartulinas de colores, cola para pegar, avena y mucha concentración para copiar sus nombres y dejar huella con arte y alegría. Las risas y la complicidad se hicieron parte de la actividad, donde cada uno brilló a su manera.

Cuando el sol empezó a ganar terreno y la trafic apareció para llevarlos, aún quedaba más por vivir: la aventura continuaba con una visita al Estadio de La Pedrera. Porque los ‘Brillitos de Luz’ no se detienen y siguen iluminando cada rincón que visitan.

Al despedirse, Mercedes González, encargada del Centro de Día, dejó un mensaje que no necesita palabras: su sonrisa amplia, esa que ya conocen todos en la Secretaría, decía mucho. Porque hay personas que irradian ternura, y ella es sin duda una de ellas.

Fue un día distinto, lleno de descubrimientos, encuentros y emociones. Un día que, sin dudas, se guarda en el corazón.



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