CONEXIÓN SAN LUIS
Pircas de la Sierra Central: vestigios perennes de una cultura ancestral
Las pircas de la Sierra Central de San Luis son construcciones autóctonas que perduran durante siglos. Su valor cultural, funciones tradicionales e integración en el paisaje turístico-natural las convierten en un bien a preservar. Estas murallas de piedra no solo sirvieron de contención, sino que hoy son un puente entre un pasado ancestral y un presente que las proyecta hacia el futuro.

Las pircas, muros de piedra en seco construidos sin mortero, representan un patrimonio arqueológico y cultural presente en las Sierras Centrales de San Luis. También conocidos como ‘pilcas’ (del quechua ‘pirqa’), fueron utilizadas siglos atrás por tribus originarias e incluso heredados por la tradición local. Aparecen con frecuencia en el Valle de Pancanta, La Carolina, Río Grande y El Trapiche, formando parte del paisaje serrano.
Las pircas fueron utilizadas por sociedades preincaicas y eran empleadas para delimitar parcelas, construir caminos y senderos, realizar terrazas de cultivo y levantar corrales. En San Luis, algunas evidencias apuntan a influjos Diaguitas e Incas, siendo estas estructuras una forma tangible de la herencia ancestral.
Estas construcciones de piedra se basan en la colocación precisa de rocas de diversos tamaños, que se calzan entre sí generando muros estables por gravedad. En el ámbito serrano central, se empleaban tanto para delimitar campos como para proteger animales, conservar pastizales o servir de base para viviendas rústicas. Para su construcción no se usa el barro ni otro elemento aditivo: el arte de pircar reside en ubicar y distribuir la piedra con sentido de equilibrio, balanceando el peso, forma y dimensión de cada pieza.
Leguas de pirca pueden verse en la zona serrana de San Luis, trepando las sierras. Generaciones de familias rurales aprendieron este oficio de forma tradicional, como es el caso de Don Indalecio Lucero, quien construía pircas en la zona de Pancanta según la enseñanza de su padre y abuelo.
El paisaje de Sierras Centrales que abarca localidades como El Trapiche, La Carolina, Juana Koslay y Potrero de los Funes está lleno de senderos, muros de piedra, cascadas y cerros escarpados. Las pircas se integran en caminatas de trekking y mountain bike, como las rutas de Las Pircas y Río Grande o el sendero al Salto de la Escalerilla. Pueden observarse a más de 2.000 metros de altura, como en las rutas que bordean Cerro Guanaco y Retama.
Actualmente, la Sierra Central conserva estas construcciones y las promociona como distintivo patrimonial. Actividades como caminatas, excursiones guiadas y mountain bike incluyen tramos con pircas, enriqueciendo la experiencia cultural del turista. Además, sitios como la Reserva Natural Quebrada del Palmar documentan otros vestigios humanos, como morteros y taperas, y resaltan el valor patrimonial global de la región.
Las pircas no son solamente piedra, sino que constituyen un testimonio de las historias de pastores y cultivadores, de técnicas transmitidas generación tras generación y de un paisaje que conjuga naturaleza y cultura. Al recorrer las sierras de San Luis, los vecinos y turistas podrán detenerse junto a estos muros milenarios y observar, percibir y entender el arduo trabajo de los hombres que dejaron huellas sobre este territorio.