CONEXIÓN SAN LUIS
La Carolina: minería, sierras, gastronomía y poesía en el camino del oro
Junto al imponente cerro Tomolasta y los picos volcánicos de las Sierras de San Luis, La Carolina es mucho más que un destino: es un viaje al pasado dorado de la minería, una experiencia cultural profunda, un espacio natural para la aventura y el descanso.
La Carolina seduce a los visitantes con su historia, naturaleza y cultura. El reconocimiento internacional ‘Best Tourism Villages’, otorgado por la Organización Mundial del Turismo (OMT), lo caracterizó como uno los mejores pueblos turísticos del mundo.
Los arroyos Carolina, Amarillo y Las Invernadas pintan el paisaje con tonos dorados y verdes, ideales para el descanso y la contemplación. Fundada en 1792 por el virrey Marqués de Sobremonte, en homenaje a Carlos III, La Carolina fue epicentro de la explotación del oro entre finales del siglo XVIII y mediados del XIX. Se estima que trabajaron unas 2.000 ó 3.000 personas en aquélla época.
Actualmente, su casco conserva calles empedradas, casas de piedra y minas que reflejan ese glorioso pasado, a unos 83 kilómetros desde la ciudad de San Luis por ruta provincial 9.
Excursión a la mina Esperanza: un paseo guiado hasta 300–400 metros dentro de la antigua veta. Los visitantes ingresan equipados, recorren galerías y descubren estalactitas y formaciones geológicas, todos los días desde las 11:00 hasta las 18:00 (no se suspende por mal tiempo).
Pirca artesanal en el río Amarillo: técnica tradicional aún practicada por los ‘pirqueros’; en cada crecida se busca pepitas en las orillas.
Trekking, rappel y cabalgatas: ascensos al cerro Tomolasta y Sololosta, recorridos por arroyos y bosques, y actividades como tirolesa, pesca de trucha con devolución en el Río Grande.

Naturaleza y arqueología
A 20 kilómetros del pueblo, se encuentra la Gruta de Inti Huasi: patrimonio cultural provincial y refugio arqueológico con vestigios de ocupación humana desde 6200 antes de Cristo. ‘Inti huasi’ significa ‘casa del sol’ y fue hogar de la cultura Ayampitin, los primeros nómades de la zona. Se encuentra a 20 kilómetros de La Carolina, tiene ocho mil años de antigüedad y 1.700 metros de altura. Pueden realizarse recorridos todos los días de 10:00 a 18:00.
Cultura, poesía y patrimonio vivo
La Carolina es cuna del poeta y militar Juan Crisóstomo Lafinur, tío bisabuelo de Borges. Su casa natal alberga hoy el Museo de la Poesía Manuscrita, que exhibe 1.700 manuscritos y 900 obras poéticas, en homenaje al legado literario. El complejo incluye la casa original, una plaza, un laberinto de piedra y un centro audiovisual. Además, la presencia de galerías de arte como ‘Nueve Musas’ y espacios culturales hacen de este destino un punto creativo para visitantes. Visitas todos los días de 10:00 a 18:00.
Museo Mineralógico El Cóndor
Paseo entre piedras de distintos colores, contextura y precios que cuentan la historia del lugar. Visitas todos los días de 10:00 a 18:00.

Antu Ruca – Reserva de Llamas
Antu Ruca, ‘La Casa del Sol’, se encuentra en el paraje La Primavera. Ubicada en la ruta N°41, cerca de La Carolina y la Gruta de Inti Huasi, brinda una experiencia ligada al estudio, protección y preservación de las llamas. Con los Cerros Largos, el Valle de Pancanta y las Sierras Centrales en el horizonte, los visitantes descubren costumbres milenarias que, generación tras generación, han preservado a través del tiempo. Visita fines de semana, fines de semana largos y temporada.
Gastronomía que atrapa
La gastronomía de La Carolina fusiona tradición y creatividad: guiso minero, cordero y chivo con chanfaina al estilo casero. Asimismo, hay opciones gourmet como sorrentinos de cordero y cerveza artesanal en el Bodegón de Oro. A su vez, ofrece artículos regionales como artesanías, mermeladas y miel en cafeterías rústicas.
El turismo sostenible ha incentivado la reactivación económica local preservando su identidad, con servicios de alojamiento en hosterías, cabañas, camping y transporte público con servicio de colectivos desde la ciudad de San Luis.