CONEXIÓN SAN LUIS

Bajo de Véliz y ‘El Guayacán’: tesoros paleontológicos y naturales de San Luis


Bajo de Véliz constituye una convergencia natural única e histórica, que invita a vivir una experiencia enriquecedora con el pasado remoto de la región y su patrimonio. Es escenario de la mega araña y centinela del ‘árbol de la vida’, el Guayacán.

Registro histórico del fósil Megarachne servinei, en Bajo de Véliz.

El parque provincial Bajo de Véliz se encuentra a 20 kilómetros de Santa Rosa del Conlara. Es un área natural protegida que se destaca por su riqueza geológica, paleontológica y cultural.

Este valle, surcado por el arroyo Cautana, se extiende a lo largo de 12 kilómetros. Alberga una biodiversidad notable y vestigios de antiguas comunidades indígenas.

Es reconocido internacionalmente por el hallazgo del fósil de Megarachne servinei, inicialmente identificado como la araña más grande del mundo. Descubierto en 1976 en la cantera Santa Rosa, este fósil mide aproximadamente 34 centímetros de largo y 50 centímetros de envergadura entre patas. Aunque estudios posteriores lo reclasificaron como un euriptérido, un tipo de artrópodo acuático extinto, su importancia científica permanece intacta.

Además de su valor paleontológico, el parque conserva morteros comunitarios tallados en piedra y otros artefactos que evidencian la presencia de tribus nativas como los Comechingones. La flora autóctona incluye especies como el guayacán, un árbol de aproximadamente 300 años de antigüedad, considerado único en la provincia y asociado a propiedades curativas según la tradición local.

Este Parque Provincial recibe anualmente a miles de turistas interesados en el ecoturismo y la historia natural.

Guayacán, el árbol lleno de misterios

El Guayacán crece con sus troncos entrecruzándose hacia el cielo. Su flor amarillenta-anaranjada resalta entre la vegetación circundante, mientras que sus hojas son pequeñas y sin espinas.

Es considerado por los lugareños como un ‘árbol mágico’ debido a que no solo se le atribuyen propiedades sanadoras, sino que además es considerado como un ‘escudo protector’ frente a los males que pudiesen afectar a los niños recién nacidos.

En adición, algunos niños del Bajo realizan artesanías con sus frutos para vender a los visitantes. Las comunidades originarias han empleado los recursos del árbol, desde un aprovechamiento forestal y medicinal. Se han utilizado sus hojas, frutos, semillas y corteza para tratar diferentes afecciones como tos, resfrío, reumatismo, dolores estomacales, neuralgias reumáticas y coágulos de sangre producidos por golpes.

Esta especie se encuentra prácticamente ausente en el territorio provincial. Sin embargo, el famoso guayacán puntano ya era ‘el árbol de la vida’ en 1885. Se desconoce cómo llegaron estos ejemplares al parque de Bajo de Véliz, ya que no se reproduce mediante semillas.

Esto da lugar a diferentes teorías acerca de su origen: que fue traído por aves migratorias, por pueblos originarios o, la más factible, que se trata de una población relictual mayor a la que existente en el pasado.



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