FAUNA
Ingresó un flamenco al Centro de Conservación de Vida Silvestre
La división Ambiental y Ecológica trasladó al animal desde el puesto limítrofe de Navia, donde fue auxiliado por una docente. Tiene una fractura en el húmero derecho y su pronóstico es reservado.

Otra vez, la educación ambiental y el amor por la fauna local pudo más. Una profesora, Romina Quaranta, encontró un flamenco herido en cercanías del paraje La Maroma y llamó a las autoridades del puesto limítrofe de Navia. Rápidamente, la Policía Ambiental intervino para resguardar al animal y enviarlo al Centro de Conservación de Vida Silvestre (CCVS) de La Florida.
El animal arribó a la reserva con una fractura conminuta (con muchos fragmentos) en su húmero derecho, por lo que su pronóstico es reservado. La veterinaria, Andrea Gangone, trabajará junto al equipo del centro en la recuperación del ejemplar. “Su coloración tan característica se debe a su dieta rica en carotenoides, que es principalmente de moluscos y otros invertebrados de los que se alimenta. Usan el pico para filtrar el agua y así consiguen la comida”, señaló Gangone.
Desde pequeños, los flamencos son alimentados con «leche de buche», una sustancia nutritiva vital para su crecimiento. Son sociables, susceptibles a la gripe aviar y no se reproducen anualmente. Además, vuelan en bandadas grandes, emitiendo sonidos similares a los gansos. En condiciones naturales o en cautiverio, los flamencos pueden vivir entre 25 y 40 años.
Estas aves migratorias se destacan por su habilidad para dormir de pie en una sola pata, lo que les permite mantener el calor y reducir la pérdida de energía mientras permanecen alerta a las amenazas.
Los flamencos llevan a cabo complejos rituales de cortejo con una dedicación intensa por parte de ambos sexos, desde la incubación de los huevos hasta el cuidado intensivo de los polluelos.
La especie enfrenta retos ambientales que requieren migraciones estacionales. Su supervivencia depende de la preservación de ecosistemas acuáticos saludables, lo que destaca la necesidad de proteger sus hábitats naturales. Actualmente residen en lagunas del sur de la provincia de San Luis y fundamentalmente en los espejos de agua del río Desaguadero, conformando el Sitio Ramsar de Lagunas de Guanacache, del Bebedero y del Desaguadero. El área internacional protegida es compartida por las provincias de San Juan, Mendoza y San Luis.