UNA PALABRA
Romina Lizzi: “Recibir ese riñón fue liberador”
Romina Lizzi participó del ciclo de entrevistas ‘Una Palabra’ y contó cómo la nueva política de Estado cambió su vida al poder recibir un riñón en un trasplante realizado en la provincia. “No podía salir de mi casa un día entero. Cada ocho horas me tenía que hacer diálisis”, contó.
Frente a una cámara de Agencia de Noticias San Luis, Romina Lizzi, develó como es vivir con lupus. Los síntomas comenzaron aparecer en su adolescencia, pero las visitas recurrentes a los hospitales de la provincia no lograron acreditarle un diagnóstico. “Mi papa traía de San Juan un diagnóstico, artritis”, comentó.
Después de unas vacaciones en San Juan, acompañada de su abuela, su familia no la reconoció. “Cuando volví, pasó un mes, mi mamá vio que había adelgazado un montón. No podía caminar dos metros seguidos, me sentía muy mal”, expresó Lizzi. Luego, su familia, decidió llevarla a San Juan para intentar descubrir qué pasaba con su hija.
Al llegar a la provincia vecina, una doctora intentó diagnosticar a Romina. “Me preguntó si estaba haciendo dieta, quería buscar una solución”, dijo. Luego agregó: “Ella me consiguió una cama en el Hospital Posadas, en Buenos Aires, ahí estuve un mes internada hasta que me diagnosticaron con la biopsia de riñón, que era la base para saber que tenía lupus”.
En 2011 la enfermedad agudizó firmemente en el riñón de Romina. “El lupus atacó fuertemente mi riñón, me hinché muchísimo. Me subía mucho la presión y terminé en diálisis”, expresó. Por un tiempo, le realizaron hemodiálisis, meses después, cambió a diálisis peritoneal por siete meses.
Posteriormente la derivaron a Córdoba para una biopsia. “Me hice la biopsia, no estaba tan bien, pero clínicamente no estaba hinchada, no tenía presión alta”, explicó. La incertidumbre brotó de los médicos, no sabían bien lo que estaba pasando en el metabolismo de Romina. Después de mucho tiempo decidieron cortar con la diálisis. “Fueron 12 años”, recuerda.
En 2024, después de mucho tiempo estable, una insuficiencia renal acabó con la libertad de Romina. “La doctora Valdeón me dijo que estos valores ya no se podían manejar más”, contó. Con dudas y miedos, presentó su solicitud para entrar a la lista de espera.
En menos de nueve días en la lista de donantes, recibió el aviso tan esperado, su nuevo riñón. “Tenía mucho miedo a la operación, estaba negada, pero en el momento dije: ‘Bueno, es ahora’”. Luego, para finalizar, sumó: “Recibir ese riñón fue liberador”.