TURISMO Y CULTURA
San José del Morro conmemora 351 años de su fundación
EI antiguo poblado de San José del Morro fue en sus orígenes posta y fortín, sobre el camino de Buenos Aires a Cuyo. Se levanta al pie del cerro El Morro, alrededor de la histórica Iglesia de San José.

En San José del Morro es común ver chanchos jabalíes, pecaríes, sachacabras (ciervos de pequeño porte), halcones peregrinos, águilas y otras aves de rapiña. También cientos de pájaros más chicos como los de la nieve, tijeretas, tacuarita, tupa-tupa, pititorra, chingolitos, planeadores y con el verano aparecen muchas especies más de la fauna autóctona.
El paisaje entorno a esta localidad madre de ciudades, ícono de la historia de San Luis, deslumbra con sus bellezas naturales, cultura y gastronomía en un marco único de silencio, que se escucha como en ningún lado, el viento y el canto de los pájaros.
La historia cuenta que en varias oportunidades numerosos malones asolaron, invadieron y destruyeron el pequeño poblado, que era en realidad una especie de avanzada civilizadora. Ante estos hechos, el gobernador Pablo Lucero mandó a reconstruirlo en 1841. Tres años después, instaló su campamento con el regimiento puntano llamado ‘Los Dragones de La Unión’.
Este pueblo se erige junto a la formación rocosa, producto de antiquísimas erupciones volcánicas, que hacen que El Morro sea un lugar turístico de reconocida fama. Sus laderas y su cráter encierran mucha información. Los historiadores aseguran que las culturas originarias venían del sur. El cerro esconde vestigios de los antiguos pobladores.
Entre muchos sitios de interés para el turismo, se encuentra el Hueco de La Tiburcia, se la conoce así porque ahí llegaba la pobre mujer a esconderse de los malones. Años después, Tiburcia Escudero pasaría a ser la famosa cautiva de los Ranqueles. La Iglesia de los Pájaros es otro lugar emblemático, gigantesco, donde su conformación parece un campanario, es hueco por dentro y tiene aberturas si fueran ventanas y siempre está llena de pájaros y La Casa de Piedra tiene una longitud de unos 30 metros por siete de profundidad, lo que seguramente y dado los objetos encontrados en el lugar, la habitaban originarios y sirvió para refugio.
El cráter, o la olla tiene un área aproximada de 900 hectáreas. En su interior guarda innumerables secretos. La deformación permite observar a simple vista rocas gigantescas. Existen cientos de pequeños arroyos de aguas cristalinas que bajan mansamente hacia la ladera oeste dando lugar a otros, como Sauce de Leoncio, El Molle de las Cabras y el Hueco de la Tiburcia, que conforme pasan por el pueblo, nutren de agua al balneario y termina en la estancia ‘Los Diques’.
El vecindario se fue congregando junto a la iglesia, erigida en la segunda mitad del siglo XVIII por Pablo Suárez. El templo, que debió ser restaurado en 1841 como consecuencia de los destrozos que provocó el ataque de un malón al poblado, está consagrado a San José.
En su interior se destaca la estructura, con tirantería de madera dura, sujeta con tientos de cuero crudo y cubierta por techumbre originalmente de barro y paja. Aledaño a la iglesia y dependiente de ella funciona un pequeño museo religioso.
Fiesta Patronal
Será este miércoles en Solemnidad de San José las 18:00. Mientras que la procesión religiosa será por las calles del pueblo a las 19:00 junto con la Santa Misa. De ambas actividades participará el gobernador Claudio Poggi.
Lugares para visitar
Museo de Arte Religioso: uno de los atractivos que distingue notablemente a la localidad de El Morro, es su Museo de Arte Religioso que en sus salas exhibe numerosas piezas pertenecientes a las órdenes eclesiásticas que estuvieron allí. En general, son objetos que se usaron entre los años 1650 y 1700. También se halla una colección de cálices y una prenda que correspondió al Cura Brochero.
Templo de San José del Morro: la construcción del templo fue uno de los acontecimientos que le dio origen a la comunidad. Edificado durante la segunda mitad del siglo XVIII con un estilo arquitectónico colonial, muy modesto, al igual que el resto de las capillas de la zona. Fue distinguido como Monumento Histórico Nacional.
Llano y lagunas: esta región exhibe maravillosas planicies y majestuosos espejos de agua que se abren paso entre las colinas. Emplazado en el sureste de la provincia, este paseo atrae por la belleza de sus paisajes naturales donde la variada flora y fauna le dan vida y color a los distintos ambientes. Tentadoras propuestas invitan a conocer los privilegiados rincones sanluiseños, la conjunción de expresiones culturales y los relatos históricos que forman parte de su identidad. Cautivando la atención de sus visitantes brinda la posibilidad de desarrollar actividades al aire libre a través de las cuales establecerá un vínculo directo con la naturaleza y disfrutará de las más de 170 lagunas que se encuentran en esta porción del territorio. Los agradables estanques de agua dulce y salada constituyen uno de los principales atractivos de la zona. Son reservas cuyas superficies van desde las 30 hasta las 100 hectáreas y se hayan enmarcadas en panorámicas inigualables que podrá aprovechar al refrescarse en ellas.
Cerro El Morro: junto a la localidad se encuentra El Morro, un imponente cono volcánico que se constituye en una de las panorámicas privilegiadas de este sitio. Una vegetación predominantemente caracterizada por los pastizales y montes serranos acompaña las maravillosas postales del centro-este de la provincia. Los distintos escenarios que ostenta el cerro posibilita la práctica de variadas actividades al aire libre. En sus alrededores las caminatas, los paseos en bicicleta y las cabalgatas son opciones agradables a través de las cuales percibir cada rincón del predio envuelve al altozano. El trekking y las travesías 4×4 son otras alternativas que imprimen mayor riesgo a las excursiones. Los safaris fotográficos invitan a descubrir maravillosas postales.
Fortín: todavía en San José del Morro quedan restos del fortín que fue testigo de las batallas contra los malones ranqueles que azotaban la región con ataques sorpresivos para devastar el pueblo. A fines de 1778 se instaló el fuerte, justamente para ser utilizado como defensa ante los ataques de los originarios, proteger las comunicaciones y el comercio entre Cuyo y el Litoral y vigilar la frontera. La guía del Museo San José, Mariana Luna, contó que “el General San Martín paso en 1818 con su ejército de granaderos, mientras los preparaba para la campaña libertadora de Chile y Perú. En su estadía en el pueblo, los soldados le enseñaron a los vecinos algunas tácticas para defenderse de los malones”. Los restos del fuerte están ubicados en la esquina de General Juan Pedernera y General San Martín; y pertenecen a una casa de familia, por lo tanto, es un solar privado y no se puede visitar.
Balneario Municipal: el pueblo tiene un hermoso balneario en donde se puede disfrutar de las frescas aguas del río San José que baja del morro y se detienen en la pileta construida en el lecho del mismo. Sector para acampar con asadores, pileta, agua potable, energía eléctrica, sanitarios con duchas, cantina, proveeduría.