EDUCACIÓN
“Para mí, la escuela es algo importante, nos enseña, aprendemos, tenemos educación”
Agustina Pereira, de 16 años, es la abanderada de la Escuela N°254 ‘Granadero Domingo Lucero’, en el paraje Cabeza de Novillo. Este año egresará de la secundaria y tiene un sueño: estudiar veterinaria, para tener mejores herramientas y apoyar a su familia en la cría de animales. “Para mis hijos Agustina y Leonel es un esfuerzo enorme venir a la escuela, pero les gusta”, aseguró María Alvelo, la mamá de la adolescente.
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El concepto que los docentes de la Escuela N°254 ‘Granadero Domingo Lucero’ tienen sobre Agustina Luz Pereira es coincidente: es una adolescente voluntariosa, trabajadora, que no tiene mayor reparo en ofrecer su ayuda, esté donde esté. La chica de 16 años asiste a esa escuela rural ubicada en Cabeza de Novillo desde 2024, y es la abanderada de la institución. Este año terminará la secundaria, y espera poder dar continuidad a un sueño: empezar la carrera de veterinaria en la universidad.
Todos los días, ella y su hermano Leonel, que va a tercer grado, se suben a una pequeña moto para recorrer los ocho kilómetros que hay entre su casa y la escuela. Pero el camino no es fácil: es pedregoso, con subidas y bajadas. A eso hay que sumarle las condiciones climáticas: en verano, el calor es intenso, y en invierno, el frío se cuela entre las ropas.
“Con mi hermano venimos a esta escuela desde el año pasado. Antes íbamos a la de Puerta Colorada (otro paraje cercano), pero ya no circula el transporte que nos llevaba. Como esa escuela nos queda mucho más lejos que la de Cabeza de Novillo, nos cambiamos acá”, explicó.
“A caballo, a la otra escuela, tardábamos más o menos cuatro o cinco horas. Después nos pusieron un transporte. El año pasado teníamos un caballo y echábamos una hora para llegar acá, a la escuela de Cabeza de Novillo. Hasta que después pudimos comprar una moto”, continuó. Sus primas, que viven cerca, también asisten al mismo establecimiento, de modo que se acompañan en el camino. La salida de casa depende del horario de entrada, que varía de acuerdo a si es invierno o verano. “Si entramos a las 7:00, nos levantamos a las 6:00, para salir 6:30 y llegar a las 7:00”, contó.
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“Los caminos no son muy lindos que digamos. Hay muchas piedras, hay que cruzar lomas, ríos. Ahora están sin agua, pero antes tenían”, refirió la adolescente. Pero las dificultades se olvidan cuando llegan a la escuela. “Para mí es algo importante, porque nos enseña, aprendemos, tenemos educación”, afirmó.
La familia de Agustina, que también está integrada por sus abuelos maternos, se dedica a la cría de animales (cabras, ovejas, cerdos, vacas, caballos, gallinas), como la mayoría de la región. Algunos de los habitantes aman la vida rural, y allí viven y mueren, a veces en condiciones muy adversas en cuanto al acceso a servicios esenciales. Otros, fundamentalmente los más jóvenes, suelen partir hacia las ciudades, en busca de una mejor calidad de vida, estudio, un futuro más prometedor. Por eso el gobernador Claudio Poggi, con su Plan de Reconstrucción del Departamento San Martín, quiere revertir esa tendencia.
Por lo general, después de la escuela, los niños y los adolescentes ayudan en su casa con las tareas propiamente rurales. “Me gustan mucho los animales, me gustaría estudiar veterinaria. Y bueno, si no se puede, me enteré hace poco que hay una diplomatura en la UPrO de San Martín”, dijo la chica. Si logra cumplir su anhelo, podrá continuar su vida en el paraje, ayudando a su familia, ya con otras herramientas, en la actividad a la que se dedican desde hace varias generaciones.
La mamá de Agustina, María Roxana Alvelo, estuvo en el acto de apertura de inicio del ciclo lectivo en la escuela de Cabeza de Novillo. “Mis hijos Agustina y Leonel primero venían a caballo. Después compramos una motito, y el año pasado, empezaron venir en ella. Es un esfuerzo enorme venir a la escuela. Pero a los chicos les gusta“, aseguró la vecina, quien agradeció que ambos hayan recibido las computadoras de ‘Conectando Parajes’. “Uno no le podría comprar esas cosas. Agustina ya recibió antes la compu, y Leonel no, es la primera vez. Lo que necesitaríamos es un transporte, por el tema del frío, el calor. Y rehacer los caminos”, dijo.
La aspiración de María es que sus hijos “terminen la escuela y sigan estudiando”. “Agustina va a terminar este año y ella quiere seguir veterinaria. La apoyo, pero tenemos que ver si podemos. Está complicado”, confió. De sus ganas de aprender ha tenido sólidas muestras. “Es un orgullo inmenso que mi hija sea la abanderada”, cerró.