BIODIVERSIDAD
Una pareja de reinas moras falleció en el Centro de Conservación de Vida Silvestre
Los ejemplares no siempre resisten a la cuarentena. El triste desenlace de estas aves canoras muestra la importancia de luchar contra el tráfico ilegal y el mascotismo de estas especies, privadas de su libertad por cantar bonito.
Las aves tienen una gran variedad de voces conocidas como trinos o cantos que utilizan para advertir peligros a otras, llamar a sus pares, o bien para atraer a una pareja y lograr el apareamiento. Esto último es sumamente importante en la naturaleza, pues garantiza que las distintas especies de aves se reproduzcan y se perpetúen en el tiempo.
Hace algunos días un cisne coscoroba falleció, lo mismo ocurrió con una lechuza juvenil, y ahora con dos ejemplares de reina mora.
El tráfico ilegal las afecta individualmente y también al ecosistema. Cada especie de ave es imprescindible en los lugares que habitan, ya que cumplen con funciones ecológicas muy importantes, como la dispersión de semillas de árboles o el control biológico de insectos.
Estos ejemplares ingresaron hace algunas horas, fruto de un decomiso de tráfico ilegal, gracias al accionar de la Policía Ambiental, en colaboración del equipo de Fauna de la secretaría de Ambiente. Pero al poco tiempo, cuando recién comenzaban a transitar su cuarentena, fallecieron. Este desenlace nos muestra que no siempre, y a pesar de los esfuerzos de cuidadores y veterinarios, las aves logran atravesar una recuperación y llegar a ser reinsertadas a su hábitat natural.
Enjaular aves es un acto de crueldad animal, pese a lo que muchos piensan. La privación de la libertad es un acto que todos repudiamos. De hecho, muchos creen erróneamente que cantan porque están contentas en sus jaulas, pero eso no es así. Las aves cantan para comunicarse con otros individuos de su especie y emiten sonidos para hacer llamados. Instintivamente ellas necesitan buscar pareja, formar sus nidos y reproducirse, algo que los seres humanos les privamos al tenerlas enjauladas.
Además, existe otro daño individual que se les hace al mantenerla en jaulas, y es el no permitirles volar, atrofiando así los músculos de sus alas. Esto, sin contar el sometimiento a los ruidos humanos a los que ellas son muy sensibles, como la música, los gritos y los sonitos de máquinas o motores.
“Al sacarlas de su entorno natural colaboramos en el daño ecológico, reduciendo así sus poblaciones casi hasta el nivel de la extinción. Esto provoca un desequilibrio ambiental muy grande en los diferentes ecosistemas. Al reducir las poblaciones de estas aves, quitamos dispersores naturales de semillas y quitamos controladores de insectos”, señaló la subdirectora de Áreas Naturales Protegidas y Parques Provinciales, Giuliana Torti.
La educación es clave para que estas prácticas dejen de suceder. La gente que compra aves para tenerlas en sus casas enjauladas desconoce el daño que está cometiendo, tanto ecológico como individual. “Una forma de tener aves siempre en nuestras casas y que nos canten a diario es plantando nativas. De esta manera, las aves estarán en libertad y nosotros podremos disfrutar de sus cantos”, concluyó Torti.
Si se tiene conocimiento de animales silvestres heridos y expropiados de su hábitat, o se observa ejemplares víctima de mascotismo o tráfico ilegal, debe reportarlo a la oficina de Fauna a través del número 2664452000 interno 3372, o bien formulando la denuncia a la Policía Ambiental a través del 911.