LA ESCUELA, MI CASA
Modalidad Hospitalaria y Domiciliaria: la educación que acompaña en la recuperación de los pequeños
En el corazón del Hospital Pediátrico San Luis no hay un aula tradicional ni timbres que marquen el recreo, pero sí hay un propósito fundamental: asegurar el derecho a la educación de cada niño sin importar las circunstancias de salud que enfrenten.
Desde finales de 2023, María Fernanda Felix ocupa el cargo de docente en la modalidad de Educación Hospitalaria y enseña a chicos que debido a sus tratamientos, no pueden asistir a su escuela habitual. El proceso es sencillo, pero sumamente importante. En el quinto día de internación, el equipo se comunica con las familias, recaba información sobre la escuela de origen del niño y corrobora que estén al tanto de que, al décimo día, las clases darán comienzo. Es entonces cuando María Fernanda se convierte en maestra, guía y un sostén más para los pequeños.
La jornada de clases en el hospital se adapta a cada necesidad y condición. Funciona en horarios reducidos que se dividen en dos días semanales, con sesiones de una hora y media, siempre y cuando el estado de salud del estudiante lo permita. En cada clase, se trabaja en conjunto con la escuela de origen para priorizar contenidos y ajustar el aprendizaje a los desafíos de cada niño. Actualmente, el estudiantado está compuesto por doce chicos, en un circuito en el que muchos estudiantes reciben el alta y otros inician su aprendizaje.
Para aquellos niños que, por su condición, no pueden trasladarse al hospital, la educación también llega hasta sus hogares. En la modalidad domiciliaria, la docente Reneé Aballay visita a los estudiantes en sus casas y sigue el mismo protocolo para asegurar que el aprendizaje no se interrumpa. Ambas docentes integran un equipo que se complementa y busca brindarles la mejor calidad educativa a los alumnos.
Los chicos hospitalizados no comparten espacio, con el fin de resguardarlos por su situación de enfermedad. Los pequeños que pueden trasladarse reciben conocimientos en una sala acondicionada para el dictado de clases, de lo contrario la docente va a la habitación.
Cada jueves, la jornada se transforma en un espacio especial con el taller ‘Artemoción’, en el que participan los chicos junto a la psicóloga del hospital, María del Cielo Sonzini Arias. En este momento, se entrelazan la educación y la salud mental a través de la literatura y el arte brindando a los alumnos un canal para expresar sus emociones. Allí, los juguetes se convierten en herramientas de aprendizaje: entre rompecabezas, bloques de colores o actividades de enhebrado de pulseras, los pequeños trabajan contenidos educativos y desarrollan su motricidad fina mientras juegan y se divierten.
Desde el ámbito médico, a las docentes se les brindó información y recomendaciones específicas para adaptar las clases sin interferir en el proceso de recuperación. Aballay destacó lo significativo de su rol: “Es un privilegio ser un puente entre la escuela de los chicos y el tránsito de una enfermedad particular. Es un momento en el cual ellos están felices, contentos”.
Por su parte, Felix también siente la gratitud de su vocación: “Me siento muy afortunada por estar en este lugar, con una responsabilidad muy grande, pero lo hacemos con mucho amor a la educación y a los niños. Nos damos cuenta de que es un espacio necesario y le ponemos todo para que se concrete y sea más sólido. Nos toca la parte linda, nos esperan con alegría. En los momentos compartidos vuelven a ser niños, dejan de ser pacientes y vuelven a ser estudiantes”, concluyó.
