MALVINAS, EL LEGADO
Tras años de silencio, Leontes Muñoz apunta a legar su historia
Es sobreviviente del hundimiento del ARA General Belgrano. Por años prefirió no contar lo que vivió y hoy, en agradecimiento a los compañeros que sí lo hicieron, lo comparte con quien quiera escucharlo.
La experiencia de su padre como marino llevó a Leontes Muñoz a construir una vocación desde chico: la de integrar las filas de la Armada de la República Argentina, la rama naval de las Fuerzas Armadas. Tras su formación militar, en 1980 fue incorporado a la tripulación del ARA General Belgrano, donde estuvo hasta el día de su hundimiento el 2 de mayo de 1982, en pleno conflicto por las Islas Malvinas. Ese día murieron 323 soldados, la mitad de las bajas totales en la guerra, pero Dios quiso que no fuera su momento de partir. Con un trabajo de superación y curación que le llevó décadas, hoy se anima a contar su historia como parte de un legado colectivo para el país.
Los recuerdos de Muñoz antes del estallido de la guerra son de una vida normal como parte de la tripulación del crucero, en ese entonces anclado en Puerto Belgrano. Sus días transcurrían entre maniobras y trabajos a bordo, pero al terminar la jornada él y otros dos compañeros regresaban al departamento que habían alquilado en la ciudad de Punta Alta, en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires. “El 2 de abril (de 1982), como muy pocas veces, me había tocado hacer guardia nocturna y me enteré esa misma noche de la toma de las islas por los medios de comunicación. El crucero estaba en reparaciones así que estábamos en la base. El conflicto nos sorprendió a todos. Más allá de eso estábamos en la vida militar y preparados, zarpamos a mediados de abril”, recordó.
No fue necesario preguntarle qué le sucedió, lo que hizo, en qué contribuyó, cómo se salvó ni a quienes perdió. De alguna manera, las fotos del crucero, las postales de soldados, las cartas que les enviaban sus familias y otros recuerdos que estaban a sus espaldas en el Museo de Veteranos lo dijeron por él. “Nos pasó lo que nos pasó”, mencionó varias veces.
Pero hubo otro sufrimiento, el posterior, el de la invisibilidad y una serie de secuelas que tuvieron que afrontar ellos solos. “Lo que sucedió después del conflicto es de público conocimiento. Fue muy duro para nosotros, para todos, pero en lo personal lo sufrí muchísimo. La posguerra fue más dura que la guerra en sí”, y contó que, a diferencia de otros excombatientes, prefirió llevar esa carga en silencio por años. “En mi caso, en algún momento, por esas cosas que pasaban, dije ‘no hablo más de Malvinas’, y de no haber sido por todos ellos que hablaron tal vez hoy no estaría en esta institución. Por eso me atrevo y digo lo que tengo para dar”, cerró sin olvidar la figura de sus padres, que lo apoyaron en el después.
Este 2 de Abril la historia encuentra a Leontes contando su historia, construyendo un legado colectivo.