CULTURA
Adiós a un ícono de la Puntanidad: las guitarras lloran al “Sapo” Ávila
El folclorista murió durante la mañana de este sábado, a los 87 años, en Villa Mercedes. Fue uno de los creadores del emblemático grupo “El Trébol Mercedino”. Sus restos son velados en el Boliche Don Miranda y, este domingo, diferentes guitarristas cuyanos le brindarán un emotivo homenaje. “Hay que ser una buena persona arriba y abajo del escenario”, había expresado el cantante durante uno de los últimos reconocimientos públicos.
El “Compadre Ilustre de la Calle Angosta” dejó un camino creativo imborrable que se ilumina hoy como un antorcha para la música que abraza las tradiciones de Cuyo.
Raúl Tránsito “Sapo” Ávila había nacido el 15 de agosto de 1935, en la localidad de Justo Daract. Fue hijo de Lino Ávila y Soteria Soria. Desde joven, heredó de su padre la pasión por la música. Además, le tocó hacer el servicio militar y luego se desempeñó como empleado ferroviario. Entre sus primeras formaciones se recuerda a “Las tres guitarras”, “Los Reseros Cordobeses” y “Los Cantores de Laboulaye”, pero el grupo que marcó un antes y un después fue “El Trébol Mercedino”.
El conjunto nació el 25 de agosto de 1965. La historia cuenta que un grupo de cantores y guitarreros se reunieron en casa de doña Cora Barboza. Allí improvisaban la conformación de un conjunto que debía presentarse esa misma mañana en la emisora local LV15. La formación carecía de un nombre y entonces a alguien se le ocurrió que todos los presentes pusieran un nombre en un papel que sacarían al azar de un sombrero. Así surge el nombre de “El Trébol Mercedino” formado por Raúl Ávila, Pepe Requelme y Hugo Pereyra.
“Se nos fue un ícono de nuestra Puntanidad, pero su legado seguramente iluminará a las futuras generaciones de artistas que sueñan y trabajan día a día para construir una provincia, donde el arte nos enseñe a valorar, apreciar y sostener las raíces de nuestra tierra”, expresó la secretaria de Cultura, Silvia Rapisarda.
Por su parte, Julio Zalazar, cantante de “Algarroba.com” compartió algunos emotivos recuerdos junto al “Sapo”. “Fue un gran pilar y engranaje de nuestros comienzos como grupo, porque cuando fuimos a grabar nuestro primer disco a Villa Mercedes, en la Casa de la Música recién inaugurada, él nos acompañó y hasta nos esperaba para almorzar o merendar y compartir anécdotas del folclore cuyano”, expresó.
“Cada encuentro con él era para contarnos las historias de las canciones que en aquellos años estábamos grabando, entonces nos contextualizaba con cantores y compositores y eso era muy enriquecedor. Así nació una amistad muy maravillosa que nos llevó a grabar ‘Zamba mercedina’, con su hijo y el ‘Sapo’ Mendoza. Tenemos muchas anécdotas que nos llenan de emociones por haber compartido tantas guitarreadas y viajes”, indicó.
“También me acuerdo cuando fui a Cosquín en 2015 y él nos acompañó para hacernos el aguante. Esos gestos nos quedan grabados para siempre. Seguramente se fue para darle un abrazo a su hijo en el cielo y estamos muy agradecidos por haber sido parte de su vida”, destacó Zalazar.
Las canciones de Ávila ondean como banderas del folclore cuyano. “Pá Don Félix”, “Pá Don Reynaldo”, “Pá Doña Cora”, “El Villeguense”, “Vals Pá Don Reynaldo” y “Como El Hornero”, entre otras composiciones, reflejan su amor por el paisaje serrano.
En agosto del año pasado, la Cámara de Diputados de San Luis le rindió un homenaje. “Anduvimos por todas las provincias del país, guitarreando. He andado por casi todo el mundo, pero no hay ningún lugar mejor que San Luis, me gusta esta provincia por todas las cosas que se han hecho”, expresó “El Sapo”.
“Hay que ser una buena persona arriba y abajo del escenario”, resaltó. Y ese consejo se hace eco hoy entre las cuerdas cuyanas y los pañuelos que lo despiden con gratitud.
Nota: Prensa Secretaría de Cultura.
Fotos: Gentilezas Julio Zalazar/ Cámara de Diputados/ Silvio Frías/ Web.