BRINDÓ DOS CHARLAS EN LA PROVINCIA
Federico Pavlovsky: “El tratamiento del consumo problemático se resume en lo ambulatorio, la disponibilidad, la adrenalina y lo lúdico”
El médico psiquiatra sintetizó con esos conceptos las claves del dispositivo que lleva su apellido y está destinado al abordaje de adicciones y conductas compulsivas. Dio una disertación el viernes en el Complejo Molino Fénix de Villa Mercedes y otra este sábado en el Centro de Convenciones de La Punta.
El evento que trajo al especialista a San Luis fue organizado de modo conjunto por las Secretarías de las Juventudes y General de la Gobernación, el Molino Fénix y la Fundación Ayres de San Luis.
Según contó el médico, esta es la segunda vez que visita la provincia para hablar de consumo problemático. Y en estas dos últimas disertaciones hubo una importante cantidad de público, lo que es indicativo de la atención que despierta la temática y su perspectiva sobre ella. “Ambas fueron con espectadores distintos, con mucha participación y preguntas. Lo que sucede es impresionante y no siempre pasa: este sábado terminé la charla y se me acercaron personas a las que no solo les resulta interesante el tema, sino que en su propia familia está el problema, lo experimentan en vivo y en directo, ahora. En algunas cosas trato de orientarlas o de darles la ilusión de un cambio posible. Y a los funcionarios les digo que es importante que los tratamientos sean más amigables y más rápidos, que haya una lista de espera menor, que haya muchos más espacios ambulatorios. Trato de comunicarme con todos los actores”, explicó Pavlovsky.
El desafío de hablarles a las juventudes
Al respecto del consumo problemático y las juventudes dijo que es central “entender cómo piensan, cómo viven y cómo disfrutan los jóvenes”. “Hablé de las intervenciones en los colegios. Creo que es clave también poner atención en la franja entre los 10 y los 15 años. Hablarles a jóvenes es difícil y es un enorme desafío. Es la población que me gustaría que me escuche. Si me pongo muy técnico y hablo de neurotransmisores, cerebro y drogas, inmediatamente se produce un alejamiento fenomenal. Quienes nos dedicamos a esto tenemos que empezar a expresarnos de otra manera, es nuestra responsabilidad ”, afirmó.
“Nuestro propio consumo talla un modelo de aprendizaje”
En su exposición del sábado hizo una referencia, a modo ilustrativo, de las rutinas de consumo de alcohol que tienen algunos adultos: toman, por ejemplo, grandes cantidades de cerveza de modo cotidiano, o con la excusa del partido de fútbol o del asadito de fin de semana. “Los padres, las madres y las figuras familiares tienen una influencia mucho más grande de la que creen en términos de compartir hábitos. Se acercó una persona, me dijo que quería dejar el cannabis, me dijo las razones por la que quería hacerlo, le hice un asesoramiento rápido, y le dije ‘y está él’, y señalé a su hijo de 4 ó 5 años. Le dije ‘se va a criar viéndote fumar’. Me miró, se sorprendió, y sumó una razón para problematizar su consumo. Estamos tallando un modelo de aprendizaje en el que nuestro propio consumo de sustancias marca un camino a hijos e hijas”, refirió.
El dispositivo Pavlovsky, en pocas palabras
“Es un dispositivo de tratamiento ambulatorio e intensivo, lo que significa que debe estar disponible todos los días. Es multidisciplinario, porque hay distintos profesionales de la Salud (médicos, psicólogos, toxicólogos, etc), y es adrenalínico y divertido, lúdico. Estas últimas son palabras claves: los tratamientos de drogas no pueden ser solemnes, aburridos, no pueden ser teóricos, por eso incorporamos un programa de entrenamiento. Queremos que nuestra opción sea atractiva para la persona, que venga y se quiera quedar, que sea tratada amorosamente, humanamente, rápidamente, y que el tratamiento la retenga. El paciente necesita hacer un tratamiento a largo plazo, y si está poco tiempo, hay poco cambio. Necesita mucho tiempo y mucho cambio a lo largo del tiempo”, dijo.
La red también cumple un rol central. Son las personas cercanas que acompañan en el camino del tratamiento, esos interlocutores con los que el paciente puede hablar en momentos difíciles. “A veces es la familia, pero a veces la familia está muy cansada, agotada, muy enojada. A veces es una expareja, un jefe o compañeros del trabajo o del club, amigos que hace mucho no veía, primos lejanos, gente con la que dejó de tener contacto cuando comenzó a consumir. Y para los que vienen solos, se trata de armar esa red”, contó.
Nota y fotos: Prensa Secretaría de las Juventudes.