CULTURA
Gustavo Romero Borri: poemas en homenaje a San Luis al cumplirse 427 años de su fundación
El escritor puntano, destacado embajador de la Cultura de San Luis, compartió los poemas “Las calles y yo” y “Oración del venido”.
El reconocido poeta y gestor cultural Gustavo Romero Borri, quien nació en 1962 en San Luis compartió, en homenaje por el 427º aniversario de la fundación de su ciudad natal, dos poemas de su autoría.
Sobre el poema “Las calles y yo”, Romero Borri explicó que: “En estos sonetos conmemoro sus calles, y mi percepción poética de ellas”. Mientras que en “Oración del venido” detalló que “es un poema inspirado en la vivencia de tanta gente amiga, que no siendo nativos, eligieron esta tierra como propia”, manifestó el poeta, quien agregó: “En esta fecha quiero compartir estos dos poemas que aluden a San Luis, provincia natal, cuna y descanso final de mis ancestros”, destacó el autor.
Romero Borri fue distinguido por la honorable Cámara de Diputados de San Luis, por su destacada labor en defensa de nuestra identidad y por ser fiel embajador de la Cultura de San Luis.
Participó en las Ferias del Libro organizadas por la provincia, fue director de Cultura y tiene publicados 12 libros, entre ellos: “Los ámbitos” (1981), “Notas del escriba” (1992), “La otra parte” (1993) y “Cartas a la montaña” (1996), “El viaje del Poema” (2012), entre otros.
A continuación los poemas en homenaje a San Luis:
“Las calles y yo”
Estas calles me influyen, me conciernen.
Viajo por ellas como una corriente
Que me arrastra a lo oriundo de los días
Donde hubo un sol y escarchas entibiadas.
Deambulo en sus declives imprevistos
Donde soy ripio, alcantarilla y óxidos,
Madera inútil, desamor y lástimas,
Memoria de algo que ocurrió y persiste.
Estas calles me nacen y me mueren,
Conmemoran mis pasos y sus hábitos,
No mienten ni me mienten, perseveran.
Si digo adiós a mi pasado es cierto
Que ellas lo escribirán a su manera;
Mis calles calcan en su rostro el mío.
II
Algo que ya no soy perdura en ellas
Como un porqué o un cuándo imprecisables.
Las madrugadas alumbraron gentes
Que el día convirtió en espectros diurnos.
Estas calles me duelen porque me aman.
Me eligen me reciben me trascienden,
Son más constantes que mi olvido ingrato
Y me piden palabras que no tengo.
Cierro los ojos para imaginarlas
Más allá de quien soy y el que haya sido:
Pensar en ellas es volverme cierto.
En una esquina me abracé a una pena
Que me antecede pero la hice mía
Y en otra fui poseso de la euforia.
III
De poco sirven estas posesiones
Donde unas calles quieren ser mi emblema.
Estas bajan del este orgullecidas
Y en el oeste muerden arenales.
Una vez me perdí en calles ajenas
Y para reencontrarme volví a ellas:
Verifiqué la ausencia y vi los rastros
De mis progenitores en la arena.
Lo material se me volvió una nube
Y la humildad se transmutó en cariño.
Siendo las mismas calles eran otras.
Estas calles me nombran me reclaman
Lo que sólo diré con mi silencio.
No mienten, no me mienten, perseveran.
“Oración del venido”
Vengo a buscar reparo a mis andanzas
entre estos cerros que me observan, quietos,
como si pretendieran preguntarme
lo que no sé explicar, soy nuevo en esto.
Vengo porque me fui de lo sabido.
Devorado de adioses voy naciendo.
Mi viaje es simple pero ha sido largo.
Vengo a ser entre ustedes uno más.
Llego con mi saludo y con mis dudas
Confuso de caminos trajinados.
Traigo conmigo mis memorias, otras,
Que aspiran conjugarse con las tuyas.
Lo que dejé me sigue en el sendero:
Es mi sombra calcada en tu paisaje.
Me esperanzo por todo lo advenido
Y me muero de amor por lo dejado.
Vengo a reconocerme en estas piedras
Porque mi edad se abraza a sus arrugas.
Soy el recién venido, el entrañable
Que no extraña su ayer, lo magnifica.
Elegí este lugar de pura gana.
Yo soy mis buenos días y mis noches.
Trituré mis amarras anteriores
Y otras vendrán a amordazarme, creo.
Llegué porque estoy yéndome de a poco
De mis pasados, rostros que me nombran.
Soy el venido, el no nacido, quiero
Nacer de nuevo en tu morada antigua.
Nota y foto: Prensa Programa Cultura.