MISA POR EL SEÑOR DE LOS MILAGROS
En una jornada atípica, la bendición del Cristo de Renca llegó a toda la provincia
Transmitida a todo San Luis y provincias vecinas en directo, la ceremonia presidida por el obispo de la Diócesis, Monseñor Pedro Martínez, fue seguida por miles de fieles. Se realizó a puertas cerradas como prevención ante la pandemia de coronavirus.
Con la única asistencia de la intendenta de Renca, Romina Peralta, la celebración de la misa para honrar al venerado Cristo fue transmitida en directo por el Gobierno de la provincia, en una decisión acordada previamente con el Ejecutivo, Iglesia puntana y la jefa comunal para evitar la aglomeración de gente y así evitar el riesgo de contagio de COVID-19.
Convertido en centro religioso desde el siglo XVIII, esta localidad de poco menos de 200 habitantes, lució este domingo desierta de personas, que sin embargo siguieron el mensaje del obispo Pedro Daniel Martínez.
“Este tiempo de cuarentena es tiempo de renuncias. Hoy no vemos a toda la gente que ha querido y venía siempre a celebrar al Divino Señor de Renca. Todo San Luis, de un modo especial nos acordamos de la Cabalgata de la Fe, las bicicletas que venían a rendirle honores de otros pueblos y provincias, en especial de Córdoba, Mendoza y de San Juan”, recodó monseñor Martínez.
Ubicada a 152 kilómetros al nordeste de la capital de San Luis, la localidad de Renca alberga la Iglesia de Nuestro Señor de Renca que data del año 1750 y desde donde, el obispo, en nombre de todos los fieles, le ofreció al Cristo “ese sacrificio de no vernos y que no veamos al Divino Señor de Renca”.
“Cuántas veces viniendo le hemos pedido a sus pies que nos perdone, una gracia. Todos hemos venido y hemos rezado la novena hasta que ese hermoso día uno quiere decirle Señor aquí estoy, quiero ser bueno, perdona mis faltas, porque como buen pastor nos amó tanto que dio la vida por nosotros en la Cruz”, según recordó.
El jefe de la Iglesia Católica puntana se refirió a la pandemia que afecta al mundo y llamó a que “no nos habituemos a estos dolores; cuando vemos las noticias con la preocupación objetiva y real de querer llegar a la gente sin darnos cuenta asumimos que una persona que fallece es un número y son personas; tenemos que reflexionar que es una vida, son ilusiones, esperanza, gente que queda sola, que tenía un proyecto y se cortó. Acompañemos ese dolor”.
Sin embargo, resaltó que ese “es un dolor en la esperanza porque Cristo resucitó y por eso hay que levantarse, que este tiempo de cuarentena a los pies del Divino Señor de Renca nos haga estar de pie con dignidad, que llevemos con dignidad estos momentos difíciles”.
Monseñor Martínez pidió, además, que este tiempo de cuarentena sea un tiempo que “nos encuentre de pie; que sepamos que es un tiempo especial. Por ahí se dice que el tiempo es dinero. Para un cristiano el tiempo es oro y más que oro, porque es un tiempo donde caminamos para la eternidad, es un tiempo que se transforma, que tiene otra dimensión, es el tiempo para hacer el bien, para ayudar a los que lo necesitan, para rezar”.
Antes del tradicional momento en que sacan del altar al Cristo de los Espinos para llevarlo a la puerta de la iglesia y bendecir a todos los fieles y devotos, el obispo de San Luis dijo esperanzado que el año próximo “podremos estar más juntos”.
“Que hoy sea una fiesta muy particular, agradecemos a todos lo que hacen posible transmitir esta fiesta tan querida para San Luis y que desde el Gobierno provincial saluda a todos los devotos. No se han olvidado de ninguno de ustedes, por eso quiere que llegue y que lo vean”, concluyó.
Nota, fotos y video: ANSL.