JÓVENES TALENTOS
Mailén Reyes, amante de la natación
Empezó a los 4 años. Hoy, con 15, es una de las grandes proyecciones que tiene San Luis. Sueña a lo grande pero no quiere saltear etapas. Cursa el cuarto año en la Escuela “Carlos Juan Rodríguez”.
No le gustan mucho los micrófonos. Prefiere estar en el agua. La natación es su vida. Por un problema en la cadera le dijeron que tenía que hacer deporte. Empezó con la gimnasia artística, pero cuando tomó contacto con una pileta se dio cuenta que era lo suyo. Es Mailén Reyes, que con 15 años es una de las grandes promesas que tiene la natación puntana. Es una espaldista de ley.
Cursa el cuarto año en la Escuela “Carlos Juan Rodríguez”. Biología es su materia preferida. Dice que está indecisa con lo que va a seguir estudiando: está entre el profesorado de Educación Física y Kinesiología. Papá Enrique y mamá Flavia se esfuerzan para que a ella y a su hermano Luciano no les falte nada. Tiene como ídolo a Michael Phelps.
Es una nena aplicada, no sólo en el deporte, sino también en el estudio y en la vida. Entrena mucho y duro. Sabe que ese es el camino para cumplir sus objetivos. Sueña con seguir ganando medallas y participar en torneos nacionales. Sabe que tiene que ir paso a paso. Fue una de las grandes figuras de los Binacionales y, en el pasado Nacional, hizo podio en una divisional que tiene grandes exponentes.
Cuando está en la pileta es feliz. Disfruta, sueña, vuela, cierra los ojos y se deja llevar. Miles de imágenes pasan por esa cabeza: los papis, el hermano, su mejor amiga Virginia. Su cara se transforma y se le dibuja una sonrisa a flor de piel. Cuando habla de la familia, una lágrima pícara asoma en su mejilla. Se siente orgullosa de los “viejos”. No es para menos, si ellos están en todos los detalles. La familia es el cable a tierra.
Se levanta a las 6:30 para ir al colegio. Vuelve al mediodía para almorzar. Ayuda en la casa. Hace los deberes. Disfruta cada minuto que puede con la familia y con su amiga. Le gusta ir al cine. Es feliz con las pequeñas cosas. Hay días que entrena en doble turno. En esos días, a las 5:00 de la mañana ya está arriba, después colegio, regreso a casa, deberes; y por la tarde de nuevo a la pileta o al gimnasio. No es fácil, pero a ella le gusta. Cuando alguien ama lo que hace, no hay esfuerzo que duela.
Tiene una frase de cabecera: “El cronómetro es el mayor enemigo de un nadador, pero sin él no sabría de cuánto soy capaz”. Es una enamorada de la natación. Por ahí se le pone difícil, pero ¿a quién no? Se pregunta Mailén. De eso se trata, de poder ver cuánto se aguanta, hasta dónde se puede y se quiere llegar. Admite que no es fácil, pero intenta cada día amar más este bendito deporte que abrazó hace once años.
A pesar de su corta edad contesta con la seguridad de una persona más grande. Sale de la pileta. Pide una toalla. Mira el reloj. Sabe que al otro día se repite la rutina. El camino es largo, pero si de algo está segura es que ama la natación y no va a parar hasta cumplir los objetivos.