El Papa, una vez más, pidió por los refugiados

Ocuparon el eje de su mensaje en el Día Mundial de la Paz.

En su tradicional mensaje de Año Nuevo, el papa Francisco se centró en la situación de los inmigrantes y refugiados, y exhortó a “no apagar sus esperanzas”.

Ante más de 40.000 personas reunidas en la plaza San Pedro, el pontífice eligió la dura situación de inmigrantes y refugiados -a quienes definió como “los más débiles y necesitados”- como tema para la Jornada Mundial de la Paz de la Iglesia Católica Romana, que se realiza cada 1º de enero.

“Por esa paz, a la cual todos tienen derecho, muchos de ellos están dispuestos a arriesgar sus vidas en un viaje que a menudo es largo y peligroso, dispuestos a enfrentar estrechez y sufrimiento. No apaguemos la esperanza en sus corazones, ¡no ahoguemos sus esperanzas de paz!”, dijo.

En todo el mundo, el desplazamiento masivo de personas escaló a los primeros lugares de la agenda política, y Francisco hizo de la defensa de quienes migran uno de los temas centrales de su papado. De hecho, su primer viaje apostólico en 2013 fue a la isla siciliana de Lampedusa, el lugar adonde llegan muchos de los inmigrantes africanos que intentan ingresar a Europa.

Durante su último viaje a Myanmar y Bangladesh, en 2017, Francisco se reunió con musulmanes y refugiados y pidió medidas para resolver los problemas políticos que llevaron a muchos de ellos a huir. El papa también criticó la intención del presidente norteamericano, Donald Trump, de levantar un muro en la frontera entre Estados Unidos y México para mantener fuera a los inmigrantes ilegales.

Ayer, señaló que “es importante que todos hagan concesiones, desde las instituciones civiles, y aquellos en las organizaciones de educación, bienestar y religiosas, para asegurar un futuro pacífico para refugiados, migrantes, todos”.

En una homilía pronunciada más temprano, Francisco expresó que todos deberían “cuidar su alma” y hacer un momento de silencio cada día “para evitar que nuestra libertad sea corroída por la banalidad del consumismo, el bullicio de la publicidad, el torrente de las palabras vacuas y las abrumadoras oleadas de parloteo vacío y de fuertes gritos”.

Fuente: La Nación.

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