EGRESADOS DE LA UPrO
“En la UPrO la exigencia es grande, pero ahora veo los resultados”
Mariela Ballesteros, madre soltera de tres hijos, llegó a la UPrO en busca de conocimiento y profesionalismo. Otra historia de vida con final feliz.
Mariela Ballesteros nació en Buenos Aires, el 10 de septiembre de 1976. Llegó a Villa Mercedes a los 11 años. Cuenta que no le costó llegar a la ciudad y que fue bien recibida. Sin embargo en aquella época “la ciudad era más parecida a un pueblo. Después me adapté y todos mis afectos están acá en Villa Mercedes, e hice miles de amigos enseguida”.
Mariela tiene tres hermanos y nació en Lomas de Zamora, vivió en Glew y en Barrio Norte. Hizo el colegio secundario en la Escuela de Comercio, tuvo una hija y terminó el colegio a los 20 años.
Madre soltera de tres hijos, estudió inglés, es mandataria, hasta llegar a la UPrO que le dio a su conocimiento más profesionalismo. “Cuando pagás un curso notás que hay gente que no está capacitada para darlos, y como vos pagás te dan el título igual. En la UPrO no fue así y la exigencia fue muy grande, pero ya estoy viendo los resultados”.
Comenzó a cursar con la inauguración de la institución, la carrera de masajista: “Me gustó mucho y me llamó siempre la atención esta carrera. Nunca había hecho algo relacionado a lo que es masajes. Por algo pasan las cosas, porque si yo hubiese hecho un curso de masajista con anterioridad no hubiese estudiado en la UPrO y me hubiese perdido la capacitación que me dieron. Hay mucha diferencia y no se compara con otras clases”, aseguró.
“Tuve profesionales que me capacitaron. Kinesiólogos, terapeutas, cosmiatras, profesionales con carrera. Estudiamos muy completo lo que es anatomía, muy profundo en todos los aspectos. También la parte holística y práctica del masaje, y siempre hubo un profesional específico sobre eso, muy capacitado y que te exigía mucho todo el tiempo”, comentó Ballesteros.
Estudiar junto a su hija fue otro de los desafíos que concretó la profesional: “Con mi hija nos reímos porque nos ayudamos mutuamente. Ella estudia abogacía y hoy nos ponemos juntas a estudiar. Siempre tuve la capacidad de leer, entender, preguntar y aprender. Las exigencias que tuve en esta carrera no las tuve en ningún otro estudio. Con el curso de ingreso aprendí a dividir, porque ése era mi karma. Estaba traumatizada de chica, fue todo muy fructífero”, señaló Mariela.
Ser madre soltera fue un reto particular en las aspiraciones de Mariela: “Tuve miles de piedras en el camino para empezar a estudiar. No fueron impuestas por alguien en particular, pero sí por la situación. Por ejemplo, una de mis hijas tiene 6 años y el trabajo, más el estudio y con la carrera que nosotros hacíamos no podíamos cursar con nuestros hijos. Pensé que no iba a poder hacer el perfeccionamiento, dije que iba a ir hasta donde pudiera y acá llegué”.
Sobre la capacitación que recibió, la reciente egresada de la UPrO dijo: “Nosotros tuvimos una unidad de competencia que se llamaba emprendedurismo y que te ayuda muchísimo a la hora de emprender un negocio. Me llamaron, tenía un par de propuestas y decidí trabajar acá. Estamos compartiendo no sólo el espacio, sino los gastos y todo lo que conlleva a este negocio. Te da muchas ideas a la hora de comprar insumos que verdaderamente necesitás o de ver qué es lo que le llega a la gente, cómo recibirla, cómo tratarla, más allá del servicio que uno le brinda”, indicó.
Con respecto a la promoción de su negocio, cuyo nombre es “Indira”, en él se ofrecen masajes relajantes, descontracturantes, de piernas cansadas, reflexología, hacen uñas esculpidas, permanente de pestañas, limpiezas faciales, depilación y una persona se encarga de lo que es auriculoterapia y acupuntura. También hacen reiki y podología. Funciona en pleno centro de la ciudad, en un local de la Galería Mercedes.
“Arrancamos en noviembre. Sabemos que el país está en una situación difícil y también que cuando arrancás, te tenés que hacer conocido. Me gusta que la gente se vaya contenta y satisfecha. Para el Día de los Enamorados, hicimos un día de spa en parejas. Llamé a colegas míos de la UPrO para que vinieran esos días, porque necesitábamos tres masajistas más, trabajamos con gente que tiene el mismo criterio que nosotras. Fue todo un éxito, trabajamos mucho ese día y el resto de los días. A la gente le gustó mucho y se fue encantada. Hicimos chocoterapia, se les ofrecía una copa de vino, chocolates y un masaje corporal completo”, concluyó Mariela.
Nota y fotos: Diego Gabriel Odorico – Prensa Universidad Provincial de Oficios.