COLUMNA DE OPINIÓN
Los Corsos del 2017
Por Roberto Tessi- Director de la Escuela de Arte “Gaspar Di Gennaro” de Villa Mercedes
Anoche, la multitud que se agolpaba a lo largo de muchas cuadras de la Avenida Aviador Origone, esperaba ansiosa el arranque de los Corsos que en forma estridente anunciaban a voz cantante los locutores/presentadores de la fiesta. Las gigantescas pantallas de televisión hacían avances con la propaganda oficial del Gobierno provincial y la Municipalidad local, convocantes y organizadores del evento.
Esta Fiesta de la Carne o Carnestolendas tiene una antigüedad de siglos y no pudo ser erradicada por las posturas religiosas más extremas que las veía como una exaltación del pecado y se convirtió, en occidente, en un festejo de música, color y alegría donde las clases más humildes se convertían en protagonistas, dejando a los ricos y poderosos como espectadores.
Claro que aquí, en Villa Mercedes se puede reconstruir una parte importante de su historia cultural apelando a los pocos testimonios que han quedado de esta fiesta que llegó a desdoblarse entre el barrio del centro y el de la Estación, con comparsas, carrozas y reinas propias, pero pasó que el apagón cultural impuesto por la última dictadura militar, que miraba con desconfianza estas manifestaciones populares, entre otras cosas, por lo que los prohibió y fundamentalmente los disfraces.
Por eso, anoche, alguien recordó que esta era la 29 edición del Corso con orgullo municipal poco disimulado, que con la democracia se restituyó esta convocatoria y que para sorpresa de casi todos se constituyó en la mayor concentración popular espontánea de la gente, que a su vez participaba con pequeñas comparsas gestadas en los barrios, con un éxito tan mayúsculo que los comprometió a seguir organizándolo, y con el tiempo buscar un espacio más amplio y cómodo para los participantes y el público.
Hoy este Corso, que es un desfile de Carnaval, muestra las distintas vertientes de las cuales se surtió la cultura local en las últimas décadas, las comparsas presentadas reconocen patrones y modelos en su música, danzas, coreografías y trajes que hace unos años atrás hubieran sido impensados. La aparición de Comparsas de indudable raíz rioplatense similar a los candombes uruguayos o del gran Buenos Aires, seguramente anclaron en algunos barrios de la mano de esa masa de porteños que arriban a nuestra provincia por trabajo y condiciones de vida más dignas, y se quedaron trayendo estos patrones.
Pero sin duda el gran aporte a este fenómeno de transculturación lo produjo las cinco ediciones del Carnaval de Río en San Luis, en la que participaron miles de brasileros junto a otros miles de puntanos de toda la geografía provincial, recién ahora se empieza a entender el aporte de aquella idea genial de Alberto Rodríguez Saá, que fue criticada por algunos grupos reaccionarios que jamás hubieran imaginado el resultado de inclusión social y cultural de aquella epopeya.
Anoche, ver a nuestros chicos, de los barrios más alejados, tocando sus tamboriles y demás elementos de percusión afro-brasileros y las pasantes bailando con la soltura y desenfado que da la libertad y la alegría. Los trajes, las plumas, los pasos de baile se han ido transformando y adaptando de aquello que una vez trajeron, mostraron y enseñaron las “Escolas de Samba” cariocas.
Anoche fue una fiesta de la inclusión, donde niños, niños muy pequeños en brazos de sus padres, mujeres, hombres, adultos mayores, y algún discapacitado con su silla de ruedas, contagiaron con su alegría al público que se agolpó por miles y premió con sus aplausos. Anoche fue una fiesta popular.
Foto: Gentileza Prensa Ministerio de Turismo.