PROGRAMA CULTURA
Se conmemoró el bicentenario de la Batalla de Chacabuco
La gesta del 12 de febrero de 1817 se recordó en un emotivo acto este domingo a las 11:30 en la Plaza Independencia. Participaron autoridades provinciales, municipales y de la Asociación Sanmartiniana de San Luis.
Durante la ocasión, se colocó la Bandera de los Andes en el monumento; luego, se pidió un minuto de silencio por los caídos en la Batalla de Chacabuco, para dar lugar a las palabras del presidente de la Asociación Sanmartiniana, mayor Augusto Rigau.
En honor a esta gesta libertadora se descubrieron dos placas ubicadas en el monumento a San Martín, una por parte de la Asociación Sanmartiniana y otra por la intendencia de San Luis. Además, se entregó una corona de laureles por parte de la Policía de la Provincia.
La secretaria de la Asociación, Mirta Zoppi, estuvo a cargo de la ceremonia e invitó a los presentes a entonar las estrofas del himno a San Martín, en honor a su accionar como gestor de libertades y responsable de la batalla que dio la libertad a Argentina y Chile.
Estuvieron presentes autoridades del Programa Cultura, del municipio capitalino y de la Policía de la Provincia.
Sobre la batalla de Chacabuco
La batalla de Chacabuco fue una decisiva contienda de la Independencia de Chile, en la cual combatieron el Ejército de los Andes de las Provincias Unidas del Río de la Plata y el Ejército Realista, y resultó en una firme victoria para el bando independentista, comandado por el general José de San Martín, que contó con contingentes emigrados de Chile (que pasaron al Ejército Unido). La batalla tuvo lugar el 12 de febrero de 1817, en la hacienda de Chacabuco (Colina), a 55 km al norte de la ciudad de Santiago (contados desde el centro de la antigua pequeña ciudad).
Historia sobre la batalla.
En los primeros días de febrero de 1817, llegó a oídos de Francisco Casimiro Marcó del Pont -gobernador de la Corona Española en la gobernación de Chile- rumores de que el ejército de las Provincias Unidas estaba ocupando distintos pasos de la cordillera de los Andes. Al principio, el jefe español no dio importancia al rumor, pero cuando sus espías le confirmaron que efectivamente cada vez había más fuerzas rioplantenses en la cara occidental de la cordillera, resolvió tomar medidas concretas. Dividió sus tropas y las envió hacia los puntos donde se habían divisado enemigos. Era la maniobra que San Martín esperaba con ansias ya que su idea era tratar de dividir las fuerzas realistas.
Y así fue, hasta que Marcó se enteró que el grueso de las fuerzas invasoras estaba aparentemente concentrándose en San Felipe. Resolvió entonces, que las suyas, unos 1.500 hombres con 5 piezas de artillería, convergieran en la cuesta de Chacabuco bajo las órdenes del brigadier Rafael Maroto.
A su vez, San Martín dividió su ejército en dos columnas: una, al mando de Miguel Estanislao Soler (2.000 hombres), que atacaría por el camino real o cuesta nueva; y la otra (1.500), conducida por Bernardo O’Higgins, que marcharía de flanco por la llamada cuesta vieja.
La de Soler, que debía atacar por el oeste, estaba compuesta por los batallones Nº 1 de Cazadores y Nº 11, las compañías de Granaderos y Cazadores de los Batallones Nº 7 y Nº 8, el escuadrón Nº 4 de Granaderos, el escuadrón escolta del general en jefe (San Martín) y 7 piezas de artillería, con 80 artilleros de dotación. En total 2.000 hombres.
La de O’Higgins, la 2ª División o ala izquierda, debía atacar por el este y estaba conformada por las compañías de fusileros de los batallones 7 y 8, los escuadrones restantes 1º, 2º y 3º de Granaderos a caballo y 2 piezas de artillería, que se despeñaron en el último tramo. En total eran 1.500 hombres.
Plan de ataque
El plan de San Martín era que O’Higgins atacara por el este, Soler por el oeste, y él de frente. Pero, al producirse la batalla, O’Higgins cometió un error. Unos dicen que fue a consecuencia de no recibir órdenes de San Martín; otros, que por su carácter impetuoso no supo sincronizar el avance con la columna de Soler. Lo cierto es que -según historiadores-, el accionar de O’Higgins puso en riesgo, en un determinado momento, el resultado final.
El riesgo fue conjurado cuando San Martín, al advertir la maniobra errónea, envió un mensaje a Soler para que apure su marcha. Pero como casi no había tiempo, San Martín tomó el toro por las astas y atacó él en persona, por el frente junto a O’Higgins. Así lo hizo hasta que por fin arribó al lugar una división de Soler, permitiendo esto el rodeo completo del flanco izquierdo y de la espalda española, destrozando su retaguardia y consolidando así una aplastante victoria del Ejército de los Andes, al mando de José de San Martín. La batalla concluyó en las primeras horas de la tarde del 12 de febrero de 1817. Las pérdidas españolas fueron de 450 muertos, 600 prisioneros, 2 cañones, 1.000 fusiles, todo el parque y tres banderas. Los patriotas tuvieron 12 muertos y 129 heridos.
Nota y fotos: Prensa Programa Cultura.
Corrección: Alejandro Andrada.