EFEMÉRIDES DEPORTIVAS
El día que Bochini dijo: “Quiero un campeonato para mi cumpleaños”
El 25 de enero de 1978 Ricardo Bochini cumplía 24 años y los festejó marcando el gol del empate que le daba a Independiente el título del Nacional del 77. Hazaña “roja” con 8 jugadores en Córdoba frente a Talleres.
El primer partido se jugó el sábado 21 de enero en la vieja “Doble Visera”. Independiente no pudo hacer pesar la localía y el partido terminó empatado 1 a 1, en un encuentro en el que el dueño de casa terminó agradeciendo el haber rescatado al menos un punto.
La definición era sencilla. En caso de ganar el local, era campeón; y si empataban sin goles, también la “T” se coronaba. Si el duelo terminaba 1 a 1 como el de ida, habría alargue y, llegado el caso, penales; mientras que el CAI para dar la vuelta necesitaba -obviamente- ganar o empatar en 2 o más goles, dado que corría la regla de “gol de visitante”.
El candidato era el local, pero a la media hora de juego un cabezazo de Norberto “Madera” Outes silenció al estadio. El primer tiempo terminó 1 a 0 para el “Rojo”, pero todavía faltaba mucho. El segundo tiempo, en gran medida gracias a algunos jugadores pero más aún por culpa del juez, quedaría en la historia grande del fútbol argentino.
Cumplido el primer cuarto de hora del complemento empezó el show de Roberto Barreiro: sancionó un polémico penal para Talleres -un centro a la carrera desde la izquierda que pareció dar en el pecho de Rubén Pagnanini- al cobrar una mano, el cual fue convertido por Ricardo Cherini.
Vino un corner desde la derecha del ataque cordobés y Bocanelli saltó, pero en el tumulto, en vez de darle con la testa, el atacante metió un manotazo alevoso y la pelota fue al fondo de la red ante la desesperación de los jugadores del “Diablo”.
Fue allí que todos se le fueron encima al referee, quien frenaba como podía las lógicas protestas. Rubén Galván (5), Enzo Trossero (6), Omar Larrosa (8) resultaron expulsados. Los restantes 8 jugadores querían abandonar la cancha, pero hubo alguien que en todo momento mantuvo la calma y que sería vital para devolverle la fe a los suyos: Pastoriza. Lejos de querer boxear al árbitro, el técnico tranquilizó a los suyos, les pidió que siguieran jugando y les dijo: “Sean hombres, quédense que lo ganamos”.
“¡Qué carajo lo vamos a ganar!”, confesó haber pensado en ese entonces Ricardo Bochini, uno de los que nada quería saber con quedarse en cancha. Tan caliente estaba el “Bocha” en la noche de su cumpleaños número 24 que cuando varios minutos después de haberse reanudado el juego, luego de perder una pelota en mitad de cancha, le metió una terrible murra al lateral izquierdo Ocaño.
Pero Barreiro, vaya uno a saber por qué “compensación” que le dicen, no se animó a echar al “10”. El polémico gol de Bocanelli había sido a los 25 minutos de ese segundo tiempo. Con el estadio hecho una caldera, tres tipos menos y poco más de un cuarto de hora por jugar, la historia para Independiente parecía terminada.
Entonces algo sucedió. Hugo Villaverde le decía a los dos laterales, Pagnanini y Osvaldo “Japonés” Pérez que se fueran bien arriba porque él se la podía bancar solito; perdido por perdido, Pastoriza encontraría la solución del problema en el banco. ¿Qué hizo? Sacó a los dos wines (César Brítez y Pedro Remigio Magallanes) e introdujo a un talentoso como Mariano Biondi y a Daniel Bertoni, un punta con bastante potencia, pero también mucha habilidad que se estaba recuperando de un desgarro y habían tratado de no utilizarlo salvo en un caso de extrema necesidad. Y vaya que éste lo era.
Bochini se asoció con Bertoni y Biondi, para intentar que alguna pelota le llegara al goleador Outes. Sin embargo, serían aquellos tres quienes lograrían elaborar uno de los goles más gritados en la larga historia del “Rojo”. Pero quien mejor que el autor del gol para narrar la jugada: “Pagnanini me dejó la pelota en el medio de la cancha. Gambeteé a uno, se la toqué a Bertoni, que se la dio a Biondi. Cuando salió Guibaudo, ahí Biondi hizo una gambeta larga para sí mismo, levantó la cabeza, me vio y me la tiró” dijo propio Bochini, y siguió: “Yo venía a la carrera y, como había dos jugadores de ellos tapando el arco, le pegué bien arriba. Entró ahí nomás, apenas debajo del travesaño”.
Se habían consumido varios minutos desde el segundo tanto del local y apenas quedaban 7 en el reloj cuando llegó la hazaña o, según como quieran verlo, la monumental pecheada cordobesa. Instantáneamente, después del gol del “Bocha” (ese que valía “doble” para el reglamento) se desató el festejo de la minoría presente en la cancha y, a la vez, se instaló un sepulcral silencio en los sectores ocupados por los hinchas locales.
Cegado por la impotencia, Talleres fue y fue contra el arco del “Flaco” Rigante, mientras que desde el banco su técnico, Saporiti -uno de los ayudantes de Menotti en el título del 78-, no podía creer como se le estaba escapando la gloria a su equipo. Los pocos jugadores del “Rojo” que estaban en cancha trataban de defenderse con la pelota, aguantaron algún que otro ataque local, y terminaron explotando con el pitazo final de Barreiro.
La ficha del partido
Talleres (2): Guibaudo; Astudillo, Luis Galván, Binello, Ocaño; Reinaldi, Ludueña, Valencia (Syeyguil); Bocanelli, Bravo, Cherini. DT: Roberto Saporiti.
Independiente (2): Roberto Rigante; Rubén Pagnanini, Hugo Villaverde, Enzo Trossero, Osvaldo Pérez; Omar Larrosa, Rubén Galván, Ricardo Bochini; César Brítez (Mariano Biondi), Norberto Outes, Pedro Magallanes (Daniel Bertoni). DT: José Pastoriza.
Gol en el primer tiempo: 29 m. Outes (I). En el segundo tiempo: 15 m. Cherini (T), de penal; 29 m.
Bocanelli (T); 38 m. Bochini (I).
Expulsados: Enzo Trossero, Rubén Galván y Omar Larrosa.
Arbitro: Roberto Barreiro (nunca más dirigió un partido).
Fuente y fotos: www.historiadeindependiente.blogspot.com.ar.
Video: Youtube.
Corrección: Alejandro Andrada.