FOLCLORE
“Sos un Trovador de Cuyo arriba y abajo del escenario”
La cuarta generación del grupo se presentó en el Ciclo Cultural y compartió su visión sobre la lírica cuyana y la tradición musical que hermana a las provincias hace noventa años.
En 1972, dos años después de la muerte del poeta Antonio Esteban Agüero, la Casa de San Luis organizó un homenaje a su obra. El poeta Enrique Menoyo le dedicó unas sentidas estrofas a su amigo: “Eras el lírico testigo de tu pequeño pueblo, pero tu voz -acaso como esos árboles centenarios que cantaste- se levantaba y sin olvidar sus raíces era la voz para el mundo, para los hombres… Renunciaste a las ciudades tal vez para cumplir mejor tu gran destino, y lo sabías.”
En el folclore actual también está presente el arraigo, el amor al terruño. Los Trovadores de Cuyo son un ejemplo, hasta en Colombia se convirtieron en un hito y hace casi 90 años que hermanan a Mendoza con San Luis.
“Es un orgullo vestir esta pilcha y cada día subirme a un escenario y saber que enarbolo la bandera de las tradiciones”, dijo el cantante Cristian Frete, minutos antes de presentarse vestido de celeste y blanco, el pasado martes en Terrazas del Portezuelo. La cuarta generación de Los Trovadores está compuesta además por Gustavo Olivera, Gabriel Arias, Ariel Flores y Maximiliano Molina. Fue la segunda vez que visitaron la provincia desde que sacaron su disco “Cuyanos auténticos”.
“No es lo mismo ser un Trovador de Cuyo que un músico cualquiera. El ser un Trovador implica que la gente está pendiente de uno siempre, siempre”, subrayó serio Cristian, quien ingresó a la mítica agrupación a los 17 años y ahora es el responsable de continuar el legado que don Hilario Cuadros inició en 1927.
“Aunque no estemos arriba del escenario uno tiene que aprender a moverse sabiendo que todo el tiempo está siendo observado. Es algo lindo también porque uno se da cuenta que la gente lo quiere”, agregó.
Frete proviene de una familia de músicos mendocinos. A los cuatro años comenzó a cantar y guitarrea desde los diez. Cuando repasa su carrera artística, el vocalista señala que los sacrificios de entonces están dando sus frutos. Las giras –revela- le enseñaron a valorar las cosas sencillas “como el beso o la caricia de una madre hasta tener un plato de comida o ropa segura”.
Pero en el folclore experimentó el arraigo. “Se aprende a valorar la tierra donde uno vive. Nosotros hemos tenido la suerte de viajar por muchos lugares en el mundo haciendo arte. De todas las ciudades que conocí llegué a la conclusión que no había mejor lugar para vivir que mi propia tierra”, indicó.
“El folclore de por sí habla de las raíces y eso hace que estés pensando del lugar donde venís y donde pertenecés. Más en el folclore tradicional que nosotros hacemos que habla de la tierra, de las cosas simples, de la Virgen, la patria. Todo el tiempo estás recordando el lugar donde pertenecés”, reflexionó.
_ ¿Sigue vigente ese arraigo en los jóvenes?
_ La juventud tiene una maduración más rápida a la que estamos acostumbrados. Ellos también perciben las raíces y las tradiciones aunque las culturas que vienen de afuera también se consumen en gran medida.
_ ¿Hay una lucha contra lo que viene de afuera o cómo hacer para mantenerse?
_ Siempre la hubo. Es una guerra sin fin. El secreto está en ser constante, en no darse por vencido. Seguramente que en cuanto a infraestructura y economía las culturas que vienen de afuera vienen con otro empuje y a nosotros nos cuesta mucho, pero hay seguir los pasos de nuestros grandes antecesores y cultores que dieron la vida por nuestra música.
Frete considera que la tonada es una música exquisita creada para los salones. “La tonada es como el bolero que tenemos los cuyanos. Podemos enamorar, cantar nuestras tristezas, podemos cantarle a nuestra tierra. En cambio, las cuecas y los gatos son más alegres y generalmente sirven para describir paisajes o circunstancias más vivaces”, comparó.
En su libro “El folklore musical de San Luis”, María Teresa Carreras de Migliozzi detalla que la tonada nace “de la unión del cante jondo, prístina forma de la canción andaluza, con el yaraví, canto ancestral del inca y de ellos ostenta la herencia: en la letra, de la poesía española; en la música, de las sonoridades de ambos”.
Esta amalgama de música hispánica y originaria dio un retoño que sólo florece en Cuyo: el cogollo. “Cuando uno siente su nombre en un cogollo la emoción lo embarga y se siente especial ante el resto, sobre todo al ser nombrado en una composición poética”, contó el vocalista con casi 26 años en Los Trovadores.
Aunque los cinco integrantes actuales componen, la lírica cuyana no es fácil. “Yo espero a que llegue la inspiración. Porque me gusta escribir cosas sentidas, que me movilicen”, indicó Frete. El disco que promocionan no tiene temas propios porque es una recopilación de canciones poco conocidas de don Hilario.
Detrás de una huella de novena años por esta soledosa tierra, los Trovadores continúan su peregrinar. Los puntanos Alfredo Alfonso y José Zabala también integraron la agrupación en tiempos donde escritores y músicos labraban juntos la palabra.
_ El escritor villamercedino León Benarós, quien compuso la zamba “La Tempranera”, dijo que su orgullo más grande era que sus poemas se convirtieran en anónimos, es decir que volvieran al cancionero popular, ¿para usted cuál sería su orgullo?
_ El orgullo más grande sería que con el transcurrir de los años pudieran decir que la cuarta generación de los Trovadores también marcó un hito en la vida cultural cuyana, como lo hiciera don Hilario Cuadros, y que sirvió para que los viejos siguieran escuchando a Hilario Cuadros y los jóvenes sintieran ganas de volcarse hacia él.
Al final del show, en comunicación telefónica, Frete deseó aclarar la autoría de dos canciones. “El picahueso” que corresponde a Horacio Arrieta y el “Chocho” Arancibia Rodríguez Laborda, y “Viva San Luis” que pertenece a Rafael Arancibia Rodríguez. “Quiero pedirle disculpas públicamente a la familia Arancibia Rodríguez por el error cometido”, expresó.
Nota: Matías Gómez.
Fotos: Jesica Flandes.
Corrección: Berenice Tello.